‘Cuando dejamos la boina. Historia e imágenes del fin de un mundo rural’ es el título del acertado libro que analiza concienzudamente la evolución, a menos, del mundo rural en general y del Valle de Alcudia en particular que, retratada y escrita por Eduardo Toledano, veía la luz fechas atrás en la localidad de Brazatortas.
Cuando hace cuatro décadas no existía la expresión la ‘España vaciada’, aunque ya por entonces continuaba el sigiloso vaciado, este licenciado en Historia y Geografía y erudito de la comarca referida, torteño de nacimiento, tuvo la visión de iniciar un trabajo en el tiempo para evidenciar lo que, al parecer, ha sido inevitable para tantísimos pueblos.
Así se ponía de manifiesto durante el acto de presentación de la obra que ha editado la firma Ediciones C&G del Grupo Oretania, un evento cultural de primera índole en el que junto al autor estuvieron la prologuista, Macarena Fernández, el editor Julio Criado, el concejal de Cultura, Francisco Gómez y el propio alcalde.
Pablo Toledano Dorado introducía precisamente el acto indicando que, la despoblación “es una triste realidad que nos atañe a todos, no solo a quienes la padecen en primera persona o su entorno, si no a quienes somos conocedores y tenemos la obligación de ayudar y evitar que se siga produciendo”.
Despoblamiento que Eduardo Toledano Martín-Duarte, torteño de nacimiento, “lleva décadas estudiando en nuestra comarca, que es el terreno donde se ha criado”, refería el regidor para recalcar que, por la tradición agrícola de su familia y antepasados, las vivencias personales del autor se han sumado a datos y documentos en la obra.
Parte documental y parte fotográfica
La primera parte de la obra es un profuso análisis de la evolución de la España desde finales de los años 50 en un plano general del país y de cómo este trasiego histórico, en el que muchas familias del mundo rural buscaron prosperidad en las grandes ciudades, supuso el continuado descenso poblacional en pueblos como Brazatortas y otros tantos.
El alcalde de Brazatortas subrayaba que en 1950 la localidad tenía 2.500 habitantes más que en la actualidad (un millar), pero vecinos y familias enteras como en el resto del Valle de Alcudia no veían futuro en una agricultura anclada en las postrimerías del XIX y, cuando empezó la mecanización, los jornales eran mucho menores que en la industria.
Y con el fin de dejar algo más que un relato puramente ensayista, Eduardo Toledano decidió iniciar, cuando se proyectaba el paso del AVE en los años 80, un fondo documental fotográfico reflejando a personas, casas, oficios, usos y tradiciones,… Que décadas después ha vuelto a retratar para comprobar los efectos del paso del tiempo.
La emoción del autor
El autor se mostraba muy emocionado por el acto de presentación e indicaba como su único mérito ha consistido “en hacer uso de una documentación ya existente hace tres décadas, a la que ha dado orden buscando el sentido de la obra”. Además de sus propias vivencias, ha tirado de archivos, periódicos, estudios del historiador Gascón Bueno y no pocos testimonios.
Eduardo Toledano, significaba que su interés a la hora de concebir y ofrecer a la sociedad esta obra, en la que analiza hasta diez poblaciones y aldeas de la comarca, responde a la “necesidad de conocer la historia, porque muchos de los errores que se cometen son por falta de conocimiento de hechos precedentes, pues para la mayoría de las cosas que suceden ya hay referencias anteriores”.
Toledano Martín-Duarte, que ha intentado hacer un libro muy accesible a todo tipo de lectores, jalonó su intervención de numerosas referencias y aseguró que el libro y las intrahistorias que incluye, son una manera de corresponder a todo lo que a lo largo de su vida ha recibido de la comarca.
La prologuista valora el punto de vista de una comarca vaciada
Macarena Fernández se mostró tan entusiasmada del contenido del manuscrito que le animó a publicarlo. “Hasta ahora solo conocíamos la evolución de la historia de España desde el punto de vista de la industrialización, pero no desde el de la parte que se ha vaciado, la parte que se ha olvidado y que parece que a nadie le importaba”, justificaba.
La prologuista de la obra, que es doctora en Prehistoria y Etnología, reconocía que la obra refleja “una parte de nuestra historia que está irremisiblemente condenada a desparecer, sin que a nadie le importe saber qué pasaba en los pueblos, cómo se cultivaba, para qué servían las orzas y demás utensilios que teníamos en las casas”.
De tal guisa que, añadía, “ahora nos encontramos, como dice Eduardo con muchísimo acierto, con un patrimonio inmaterial que la mayoría de la gente desconoce para qué servía, o tradiciones y costumbres”, sugiriendo que los propios del lugar cometieron, por diversas razones, “el error de no transmitir lo que eran o tenía valor de otra época”.
Concejal de Cultura y editor
Francisco Gómez, por su parte, agradecía al autor “esta tarea de acercamiento que has hecho al mundo rural y que, en lo personal, me ha hecho revivir momentos de la Brazatortas de mi infancia”, aludiendo a lugares, gentes, personajes, costumbres y otras estampas del resto del municipio, como La Estación, o la comarca del Valle de Alcudia.
Y Julio Criado, señalaba que desde el primer momento en que vio el original tuvo claro que era una obra destinada a todos los que aman el Valle de Alcudia y que encajaba en el perfil editorial de la firma que dirige, con más de un 70% centrado en la historia y tendiendo la mano al autor a publicarle una novela ambientada en la comarca. Entre el público asistente, que tuvo la ocasión al término del acto de llevarse un ejemplar firmado de puño y letra por Eduardo Toledano, cabe destacar la presencia de Antonio Moreno, alcalde de Cabezarrubias del Puerto, la población vecina que con Brazatortas sigue luchando por alternativas que frenen una despoblación que no cesa.