El gerente de una empresa de Piedrabuena, J.L.M. de 64 años, acusado de abusar sexualmente de una empleada ha negado los hechos de los que se le acusa y por los que la Fiscalía solicita ocho años de prisión. «Soy respetuoso con mis trabajadores», ha añadido ante la sala durante el juicio que se ha celebrado este jueves en la Audiencia Provincial de Ciudad Real, que ha suspendido y que se reanudará el próximo día 22 de mayo.
«Nunca estaba sola en la cocina y la nave es diáfana», se ha defendido en referencia a la empleada que le ha denunciado por comportamientos de índole sexual no consentidos entre julio de 2016 y abril de 2017. Además ha intentado demostrar que la empleada denunciante no se dedicaba mucho tiempo a estar en la cocina, lugar donde ella manifiesta que ocurrieron la mayoría de los episodios enjuiciados, recoge Europa Press.
«Se ha hecho un resumen de los partes de trabajo sobre el tiempo empleado por la trabajadora en cada lugar, y en la cocina no supera el 30 por ciento y de ese tiempo el 90 siempre acompañada por una o dos personas», ha añadido. Además ha manifestado que el atuendo llevado por la denunciante hace muy difícil que tales actos pudieran realizarse al tratarse de un delantal de plástico grueso que se ata por detrás.
Ha negado con rotundos ‘noes’, o «no señor» cuando ha sido preguntado por hechos concretos como los tocamientos casi siempre por encima de la ropa, entre otras ocasiones.
Y le ha quitado hierro a ciertos comentarios calificados de «escabrosos» por el abogado de la acusación particular, hacia otra empleada que también fue despedida junto a la denunciante. «En las conversaciones informales con las trabajadoras suelo hablar, no asustar», ha añadido.
Un despido que también ha sido objeto de explicaciones por parte del acusado y que ha admitido basarse en la negativa de la denunciante y de la otra trabajadora a ir a limpiar en casa del acusado. «Les hice un despido improcedente porque era una labor que no les correspondía», ha concluido.
«NUNCA LAS TACHÉ DE PUTAS O LESBIANAS»
«No tengo actitudes despóticas con mis empleados», ha explicado ante las insinuaciones por parte de la acusación particular de actitudes agresivas en la empresa como patadas, puñetazos en puertas o gritos. Ha manifestado que su opinión sobre las trabajadoras se puede comprobar cuando a la empresa se le otorgó en 2016 el título de ‘Piedrabuenero Ilustre’.
En el acto, ha explicado había reconocido que las verdaderas destinatarias era la gran cantidad de mujeres que habían trabajado con todo su cariño y muchas veces mal remuneradas e hizo un reconocimiento público a cuatro de sus trabajadoras. «Esta es la opinión que tengo de mis trabajadoras y nunca las taché de putas o lesbianas», ha afirmado en referencia a un episodio denunciado por la empleada.
Para el acusado, la denunciante no presentaba la actitud de una persona acosada, primero «porque no ha ocurrido tal acoso», cosa que se demuestra, en su opinión en que ha asistido a todos los eventos de la empresa e incluso que en las fotos aparecía próxima a él, algo que corrobora, ha añadido que no había rechazo hacia su persona. Además ha acusado a la denunciante de «provocarle y buscarle» para que quebrantara la orden de alejamiento. Por todo ello, la defensa pide la libre absolución del acusado.
«NO LE PODÍAS DAR UN NO POR RESPUESTA»
La denunciante, por su parte, ha contado, visiblemente afectada, que la cosa empezó de menos a más y que le daba igual que ella manifestará su negativa. «No le podías dar un no por respuesta», ha manifestado ante la sala. Ha contado como lo primero que hace es que mete miedo. «Era una persona agresiva, era capaz de tirar una escalera o un abridor industrial», ha explicado. Varias veces le manifestó que si se negaba la echaba. «Allí son sus leyes, su mundo y sus maneras».
Una declaración que ha tenido que ser interrumpida ante el estado de nervios de la declarante, que ha manifestado que el acusado empezó con tocamientos por encima de la ropa «significativamente sexuales» como en los glúteos y los pechos, mostrando una actitud de excitación y masturbándose delante de ella.
Además, que eran habituales comentarios de índole sexual hacia ella o hacia otras compañeras y se ha referido al episodio en el que manifestó que ella «estaba muy buena» o cuando dijo que en su cocina solo había «lesbianas o putas» y que ella debía de ser «puta».
Ha corroborado que se dedicaba prácticamente a la cocina, que por las mañana normalmente había otros trabajadores con ella, pero que por la tarde, cuando hacía el escabeche, solía estar sola. Sobre el delantal de plástico grueso ha explicado que no lo tuvo hasta poco antes de dejar de trabajar, que anteriormente era uno muy fino que no se lo ponía porque se le podía quemar.
Ha contado como cuando le dijo que fuera a limpiar a su casa, se negó por miedo, porque si en la fábrica había ocurrido todo lo que había pasado, no quería saber lo que podría pasar en su casa. Ha declarado que estaba en un momento en que ya no podía más, había perdido mucho peso, se duchaba repetidas veces porque no se le quitaba el olor a la colonia del acusado y cuando llegaba a su casa se tenía que ir a la calle porque se le caían las paredes. «Lo pasé muy mal».
NO PUEDE TRABAJAR
También se ha referido como repetidas veces el acusado ha desafiado la orden de alejamiento y como su esposa la ha acosado haciéndole fotos y vídeos. Una situación que ha provocado que abandone el pueblo y se haya ido a vivir a otra parte.
Unos hechos que le han traído secuelas, no puede trabajar porque desconfía de la gente ya que lo que para otro es una broma para ella es «un ataque de ansiedad». Ha manifestado su sentimiento de vergüenza por lo ocurrido y que se culpa por haber permitido que todo esto haya pasado.
También han declarado varios testigos de ambas partes que han corroborado las historias de uno u otro según por la parte que vinieran. Especial relevancia ha tenido la declaración de la otra empleada que se negó a ir a limpiar a la casa del acusado y que fue despedida junto a la demandante. Una testigo que ha narrado como vivió varios episodios en los que el acusado le hizo ciertos comentarios «poco apropiados».
Varios empleados de la empresa han apoyado la versión de su jefe, el acusado, dando como habitual que los empleados fueran enviados a su casa particular a realizar diversas actividades de mantenimiento y limpieza.
La médica de cabecera de la denunciante ha explicado como su paciente cambió de ser «una persona vitalista y participativa» a mostrarse más reservada, estaba muy «inhibida física y psicológicamente», además de que su estado ha ido empeorando con el tiempo.
La sesión ha finalizado con la declaración de los forenses que han determinado que la denunciante presenta un cuadro de estrés postraumático compatible con los hechos denunciados tanto en «intensidad como en duración».
Debería sentir pena y tristeza por leer esta noticia pero sin embargo siento que la justicia del tiempo llega, tarda, pero llega.
Conforme leía algunos párrafos rememoraba situaciones de un pasado muy lejano y por suerte ya olvidado y superado. Recuerdos sentidos como propios. Malos sueños que se disipan por la mañana pero que te dejan ese regusto de intranquilidad.
Confío en la justicia y su decisión será la correcta. Aún así leyendo esta noticia y determinados parrafos, como «En las conversaciones informales con las trabajadoras suelo hablar, no asustar» o «Ha contado como cuando le dijo que fuera a limpiar a su casa, se negó por miedo, porque si en la fábrica había ocurrido todo lo que había pasado, no quería saber lo que podría pasar en su casa. Ha declarado que estaba en un momento en que ya no podía más, había perdido mucho peso,…» no he podido evitar recordar esa sensación, impensable en un ambiente familiar basado en el respeto, amor y cariño.
Situaciones de estres y ansiedad generadas por otros que no entiendes y que pensando fríamente rozan el absurdo: «… como su esposa la ha acosado haciéndole fotos y vídeos. Una situación que ha provocado que abandone el pueblo y se haya ido a vivir a otra parte». Pero que aún así dejan intranquilo tú corazón y tú alma.
Por suerte yo ya dejé ese pasado atrás de la mano de los que quería y quiero y aún continúan a mi lado. Solo espero que, como yo, el sufrimiento pase y solo queden sombras de sueños que nunca debieron existir.
Los forenses han sido claros al respecto…..
Aunque ya sabemos de quién se trata, tendríamos q saber con nombre y apellidos de quién es, una vez se dicte la sentencia por supuesto.
Me falta oír las voces q condenan estos actos.
Todo mi desprecio y mi más absoluta solidaridad con la victima