Permanlancers es un anglicismo que suma los conceptos más inteligibles de Permanent freelancers.
Esto es, y entre nosotros, Falsos autónomos, de toda la vida.
Unos Falsos autónomos, o Permanlancers que dicen vivir de, otro anglicismo, de la Gig Economic.
Esto es, del Encargo puntual.
Y sin continuidad.
Por eso, lo de puntual.
Como el picotazo de una avispa: un punto sobre la piel.
Gig Economic, vamos.
Lo que decíamos también antes, como vivir a Salto de mata.
Que no es precisamente una Gig Economic.
Ya se sabe lo que queríamos decir con el trabajo denominado a Salto de mata.
Hoy aquí, mañana allí.
Hoy por ti, mañana ya veremos.
Otras formas de denominar la precariedad y el naciente Precariado.
Un Precariado que designaría todo el arco del trabajo temporal y del trabajo precario.
Y que viene a cubrir el anterior espectro social del Proletariado como sujeto histórico transformador.
Ahora se pasa del Proletariado al Precariado.
Transformación que es tanto como el nombre transmitido por el viejo libro de 1983 de Luís Racionero: Del paro al ocio.
Un Precariado que eufemísticamente, atiende al llamado Trabajo basura.
Por lo deleznable de su condición y por lo bajuno de su retribución.
Pero ¿Qué se puede construir con el llamado Trabajo basura?
De aquí a la Mierda de trabajo, hay muy poca distancia.
Incluso los castizos jornaleros y los castigados temporeros no dejan de ser formas de Permanlancers sin saberlo ellos.
Otra cosa distinta será ver la relación de los Permanlancers con la política.
O dicho en plata ¿son los políticos formas solidificadas y esquematizadas de los Permanlancers?
O ¿aspiran a cierta duración?
Toda vez que el desempeño del puesto político es tan temporal como su nombre indica.
Sujeto a los ritmos de la Tabla periódica electoral.
Y más en tiempo de cambio. Convulsos o pacíficos.
Yo no sé si los políticos con poltrona parlamentaria o de otro tipo, son Permanlancers.
Lo que si se y he oído por boca de reputado cargo público, recién retornado a la vida civil, es esa afirmación de que él “era un temporero de la política”.
Demostrando que nadie tiene fijeza ni continuidad como gobernante.
O como diputado, concejal o alcalde.
Aunque ese temporero de la política, se ha tirado casi cuarenta años de cargo público.
Aunque hay también casos tan excepcionales como excelentes de cargos públicos que rompen la temporalidad del Permanlancers.
Y aspiran a una suerte de eternidad pequeña.
Prolongan sus mandatos, con una rara habilidad, donde involucran a sus correligionarios que los proponen y a los electores que los votan repetidamente.
Hay sagas de alcaldes casi vitalicios, con mandatos tan prolongados que parecen eternos.
Parecen un anticipo de su propia estatura futura.
Incluso hay otros que bien merecen figurar en una suerte de record Guiness de la permanencia política.
Y no hay que ir tan lejos para observar estos ejemplares que se eternizan, sin y con consentimiento.
Hay diputados esquinados de circunscripciones menores que baten records de permanencia al frente del escaño.
Y se siguen considerando, modestamente, Permanlancers.
Aunque en el fondo, no se lo crean.
Ni nosotros tampoco.
Pero tienen, pese a todo, sus seguidores y votantes.
Que a veces son puro Permanlancers.
Circula una lista verdadera de ex-políticos supervivientes a ese código del Permanlancers.
De cuyos nombres, no quiero acordarme, aunque los tenga apuntados en una libreta.
Acoplados en Fundaciones, Empresas Públicas, Empresas Privadas, Patronatos y Consejos de Administración.
Pero ese es otro cantar: no el de las puertas giratorias, sino el de ciudadanos de corcho.
Por su flotabilidad perpetua.
Y permanente.
José Rivero
Divagario
Cuando los políticos son fijos, inmutables y eternos, se hace necesario limitar los mandatos por sanidad democràtica……
Paradigmático el caso de Alfonso Guerra. Desde 1977 a 2015 en el Congreso. Toda una vida. Pero con un cinismo apabullante y en una entrevista reciente, aseguró que a él la política no le atrajo nunca. Que el venía del mundo de la poesía y del teatro. Pero yo no conozco ninguna obra poética o dramática de este político. Que alguien me ilumine.
Pues yo gano unos 9.409 euros por segundo. Me da para comprar políticos, sindicalistas, jueces y lo que haga falta.
Y la gente se cree eso de la cultura del esfuerzo. Juas. Y la democracia. Juas.