Si extrapolamos los resultados de las Elecciones Generales en nuestra región a un hipotético reparto de Escaños en las Cortes Regionales en Castilla – La Mancha, el resultado sería el siguiente:
Con respecto a las elecciones de 2015, el PSOE perdería 3 diputados; Unidas Podemos (que perdería su escaño en Guadalajara y lo ganaría en Ciudad Real) conservaría sus 2 diputados. Por otra parte, a pesar de la debacle del PP (perdería la mitad de sus escaños), sus 8 escaños más los 6 de Cs darían la misma cifra que la suma de escaños de PSOE y UP. Esta coalición podría gobernar, con el apoyo de Vox pero sin el mismo nivel de dependencia que tienen en Andalucía.
Aunque ya sabemos que cada convocatoria electoral es diferente, estos resultados reflejan la particularidad de la sociedad castellano-manchega. Page no se ha destacado precisamente en esta legislatura por impulsar la modernizar la identidad de la región (basta con ver el canal público de televisión), por lo que los creyentes en la unidad de España, amantes de la Semana Santa, la caza o los toros, no verán peligrar estas situaciones con la continuidad del PSOE en el Gobierno regional. Así pues, dependerá de otras cosas, del crédito que se le otorguea su gestión en otros asuntos (como el empleo, la economía, la sanidad, etc.) lo que determine la simpatía o no de los votantes. Por otro lado, la falta de popularidad de los líderes del resto de partidos también podría afectar a un mejor resultado electoral del PSOE. En estas circunstancias, aparte de cómo transcurra la campaña electoral, del nivel de participación de las elecciones de mayo, o de lo que pueda suceder en la política nacional, no creo que los resultados de las Elecciones Generales sean extrapolables a nuestra región.A diferencia de la convocatoria de 2015, no veo claro que Podemos llegue a tener una presencia capaz de contrarrestar el empuje de los tres partidos de derechas. Lo que veo más probable es que el PSOE tenga proporcionalmente más apoyo que el reflejado en las Elecciones Generles, y que entonces sea Vox quien decante el fiel de la balanza, como en Andalucía, en un equilibrio difícil entre la moderación y la revolución tradicionalista, en una región ya de por sí ya lo es. Pero es una simple opinión.
El bipartidismo se rompió en 2015. No solo por la entrada de Podemos: si se hubiera mantenido el número de escaños en 49, Cs también hubiera obtenido representación parlamentaria, y tal vez Page no hubiera logrado la investidura. Lo que está claro, es que, con una participación del 78% en la región, la gente se ha hartado de concentrar el voto en dos partidos, identificados como izquierda y derecha. También, que la entrada de Vox amplia la diversidad de la representación ciudadana. Y eso, a pesar de que la reforma del Estatuto de Autonomía de 2014, por iniciativa de la entonces Secretaria General del PP – Mª Dolores Cospedal – en vez de observar una actualización del actual Estatuto (y haberse hecho con un mayor consenso), lo único que contempló fue la reducción del número de escaños, de 49 a 33 (perdiendo 3 escaños en casi todas las provincias). Una reforma que, antes que mejorar la representación de la voluntad popular, lo que pretendía era beneficiar al PP, en un modelo bipartidista. Si le salió mal la jugada, fue por la irrupción imprevista de Podemos en 2014 en las elecciones europeas, que alcanzó a las elecciones de 2015. Hubiera sido deseable que en esta legislatura se hubiera realizado una reforma de aquella contrarreforma del Estatuto, pero dudo mucho que hubiera prosperado su tramitación en el Senado. Creo que sería de justicia, cualquiera que sea el resultado de las elecciones de mayo, una revisión de este asunto, y que la mejor opción sería la circunscripción única para la región (habida cuenta de lo inútil de la circunscripción provincial).
Pares y nones
Antonio Fernández Reymonde
En materia electoral y de falta de un mínimo de proporcionalidad en el reparto de escaños, es preciso recordar que, en efecto, Doña Finiquitos vino a empeorar las cosas ( un hallazgo llamarla contrarreforma, don Antonio). Pero no olvidemos que la norma que reformó la contrarreforma era de lo más tramposa. Bono o Barreda, no lo recuerdo, fraguaron un sistema muy estudiado a la medida de sus posibilidades. Alguien, ajeno a la política pero muy estudioso de las elecciones y demás, me explicó hace años en qué consistía ese truco tan bien diseñado, pero no lo recuerdo. Sí recuerdo que me pareció hecho por unos verdaderos trileros.
Bueno, en las próximas elecciones autonómicas y municipales se votará más la gestión del día a día de la Comunidad y de la ciudad, así como la cercanía, por lo que creo que los resultados de las elecciones generales no son extrapolables……