¿Síndrome de Hamlet?

Jesús Millán Muñoz.– ¿Podríamos definir literariamente a Hamlet, como ese personaje o arquetipo que está siempre intentando “vengarse” de una persona o colectivo o ideología, y que lleva su odio y rencor y maledicencia y celos y todos los factores negativos de la existencia, dentro de su corazón o de su alma?

– Es obvio que Shakespeare, posiblemente basándose, como en casi todas sus obras, en personajes anteriores de la literatura, recogió este drama y lo elevó a la categoría de gran símbolo y metáfora de una de las realidades humanas. Podríamos definirlas, como ese transcurrir entre la obscuridad y la semioscuridad, de esos deseos-pasiones, que todo ser humano puede sufrir en algún momento, en el cual, está mezclado y combinado el resentimiento-traumas-heridas-celos-inquinas-rencores-injusticias-venganza-sufrimiento, etc.

                        ¿Podríamos y deberíamos plantearnos si este persona-personaje, este drama, a nivel individual, una persona contra otra persona, pero también de un ente colectivo frente a otro ente colectivo? ¿Por lo cual, un aserto que diríamos es privado o individual, se transforma en una realidad social o sociopolítica?

                        ¿Hay que preguntarse y plantearse si en la Piel de Toro, en estos meses y últimos años, quizás demasiados años, está o estaba agazapado y medio dormido este sentimiento-afecto-idea-concepto de esa herida profunda, trauma…?

                        – Si de alguna manera o forma, continuamos algunas sugerencias de Shakespeare en esta obra, diríamos que se “materializa por una razón o motivo o hecho o dato”, pero después, diríamos que la acción se combina con realidades psicológicas-morales-filosóficas.

                        ¿O dicho de otro modo, es fácil pasar o traspasar el umbral de un hecho o dato o concepto, elevarlo a otra categoría, no solo psicológica, sino también psicosocial, incluso psicopolítica, o histórica….?

                        ¿Y entonces los sujetos individuales, formando grupos o colectivos, ahora dirían plataformas, ideologías en definitiva, se enfrentan unos contra otros…? ¿Hamlet como precursor del cainismo, o si se quiere de un precainísmo? ¿Sea individual o sea colectivo, o sea de un colectivo frente a otro colectivo?

                        ¿La cuestión es, dándonos cuenta, o no, podemos ir cayendo en ese pendiente hacia abajo, de la tolerancia a la intolerancia, de la paz moderada a la no-paz no moderada, de cierta armonía suficiente a la ira-rencor, de un sistema de organización sociopolítica estable a sistemas de enorme incertidumbre y vulnerabilidad, etc.?

                        – ¿Si tenemos en cuenta las interpretaciones combinadas, diríamos de Montaigne que en algunas ideas pudo ser precedente en esto del Hamlet de Shakespeare, de Freud y del psicoanálisis, conforman un cúmulo-combinación de afectos-sentimientos, de venganza-violencia-ira-rencor-mal-maldad-traumas-heridas…? ¿Qué se pueden materializar, en la historia de un personaje dramático o símbolo o metáfora, de algo que ha ido ocurriendo, de muchas maneras y formas a lo largo de la humanidad, es decir, de historias de individuos o de historias de familia o familiares?

                        ¿Pero también de colectivos-grupos-ideologías frente a otras ideologías…? ¿La gran pregunta es saber, dónde está el límite, cuándo una parte de una sociedad, diríamos sufriendo este trauma, debido a una herida muy profunda, se convierte o se transforma contra otra parte de la sociedad? ¿Pero se camufla o se ideologiza con algún factor o idea, casi especialmente, ya lo decía el Aquinate, todo hecho, bueno o malo, siempre se hace por un supuesto bien, aunque sea un bien limitado?

                        ¿Es decir, se adorna, con razón o sin ello, de las grandes palabras y valores humanos: verdad, justicia, equidad, identidad, democracia, participación, destino, pueblo, lengua, etc.? ¿Pero en el fondo, irracional o inconscientemente, está supurando una enorme herida-trauma, que ha ido pasando de una generación a otra, de un tiempo a otro…?

                        – El ser humano, es una combinación de multitud de factores-variables, conscientes e inconscientes, individuales y colectivos, familiares y sociales y políticos y culturales e históricos. En todo ese maremagnum-volcán-océano de realidades y de entidades, cada ser humano, como un pequeño pez en la mar enormes de su tiempo y de su cultura y de la historia, intenta vivir y sobrevivir.

                        Pero además la persona humana, lleva en sí, un volcán interior, que podríamos denominar irracional semiconsciente o inconsciente, y que de alguna manera o forma, tiene que intentar armonizar con un torrente racional, es decir, sintetizando las pasiones-sentimientos-pulsiones-libidos-instintos, en gran parte irracionales, y la dimensión racional, es decir, entendimiento-inteligencia-libertad-creatividad-memoria, debe intentar que todo ese conglomerado, se aúne armoniosamente en verdad-bondad-racionalidad-prudencia-utilidad-sentido común, etc.

                        Y debemos admitir que esa síntesis, es enormemente difícil y compleja, porque la vida, la historia de la vida personal y familiar, diríamos que los traumas se van heredando de generación en generación, hasta que llega otro enorme trauma, y empieza otra vez, el ciclo. Y como nos diría Buda, la rueda del sufrimiento continúa… ¿Pero la cuestión es que el antiguo trauma o herida, sin entrar en los motivos, causas, razones, justicias e injusticias, memorias y olvidos y recuerdos, pero la cuestión es intentar que un antiguo trauma, produzca nuevos traumas, que los errores de los bisabuelos, acaben trayendo errores graves a los biznietos…?

                        Para terminar y no cansar más, me pregunto, si parte de la sociedad de la Piel de Toro, está pasando, por un proceso individual y colectivo, que podríamos denominar, una variedad o especie de síndrome de Hamlet, por lo cual, si no somos conscientes, racionales, prudentes, podemos terminar en confrontaciones-enfrentamientos con consecuencias imprevisibles y contradictorias y negativas… Más si éste supuesto o hipotético síndrome de Hamlet, aplicado no solo a individuos, ni solo a familias, sino a sociedad, se mezcla, a veces, con una especie de síndrome de Aníbal, y en otros casos, con una especie de síndrome de Torquemada, entonces la ecuación social e individual y colectiva e histórica se complica de tal modo, que yo personalmente, no sé cómo encontrar la luz ante tanto problema…

                        Paz y bien a todos, nadie se ofenda, porque lo único que se quiere es analizar realidades humanas, que para eso es lo que está un modesto articulista… ¡Lo único que se pretende es que sus nietos y biznietos puedan vivir y sobrevivir en paz y con lo suficiente…!

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