Ya llevamos años rastreando los colores.
Más aún, los rastreamos si son colores raros.
Y no sé si con provecho y con mejora.
O con pérdidas y extravíos.
Así, hemos relatado ya en estas páginas notas sobre el color Nude/Tierra, el 30 de junio de 2014.
Apreciaciones del color Marsala, el 22 de junio de 2015.
Reflexiones paralelas del color Burgundy, el 17 de noviembre de 2017.
Por citar sólo algunas obsesiones personales por el juego del cromatismo.
Un juego que viene de lejos y que se remonta a las anotaciones parciales de Geografía personal. Grado elemental, del año 2012.
Que aún tienen más antigüedad.
Unas obsesiones e intereses que no son exclusivamente pictóricos.
Como se muestra en la prolongación del mundo de colores y del mundo coloreado de esa misma Geografía personal. Grado superior, aún en 2016.
Todo ello al compás de la celebración anual que realiza la casa Pantone, una suerte de multinacional del color.
O del color globalizado
Y de la moda colorista.
Quien en aras de la renovación comercial más visible, proclama cada año el color de moda y el color del año.
O el color más destacado.
Este año de 2019, han proclamado como tal, como color del año, al llamado Living Coral.
Que quiere ser eso, Coral Vivo.
Por si hubiera alguno muerto.
Cuando ya sabemos que lo que perseguimos es ciertamente, el Coral Muerto: la colonia de zooides, ya petrificados.
Pero si es cierto que hay Corales Blancos, diferentes de los usuales Corales Rojos.
Ese color sonrosado que pulula entre un bermellón pálido y un naranja subido.
Por citar una escala posible de todos los colores que gravitan entre los rojos, naranjas, bermellones, encarnados, rufos, carmines, escarlatas, bermejos, granas y croceos.
Quizás, por esas dudas del Coral Blanco y del Coral Rosáceo, alguien haya rectificado a la casa Pantone.
Y haya recogido otra aproximación equivalente.
Con el llamado Color Blush.
Que dicho en inglés parece algo interesante.
Pero que traducido al español, sólo se queda en Color Rubor.
Que no sabemos si es, con propiedad, un color o un estado pasajero.
Que ese Color Rubor es el color que adoptan ciertas pieles, preferentemente blancas y muy blancas, cuando sobre ellas se activa la circulación sanguínea, consecuencia de un esfuerzo, un sobresalto y una descarga hormonal.
Y por ello la tez se enrojece y se colorea.
Aunque ese mecanismo de coloración y pigmentación deje de ser útil para otras pieles y otros colores de pieles.
Ese enrojecimiento y esa aparición del Color Blush, precisa de pieles blancuzcas y blanquecinas.
Pieles lechosas con pigmentos rosáceos.
En una piel oscura, rojiza o negra, la subida del pigmento rosáceo promovido por la activación sanguínea carece de relevancia y de visibilidad.
No cuenta ni se ve.
Por ello, podremos decir que el citado Color Blush es otro auténtico despropósito.
Como ya decíamos en la nota de Colores X de la Geografía personal. Grado elemental.
“Los colores de las razas humanas son un auténtico juego de despropósitos. Blanco, negros, rojos y amarillos”.
Por ello el Color Blush se asemeja más y mejor al Color Bluff.
No ya el Rosa Metálico o el Wine Blush, sino el mejor engaño.
El Color Farol o el Color Engaño.
Como si ya los colores propuestos por la Casa Pantone fueran puro camuflaje.
Puro Mimetismo y Pura Cripsis.
José Rivero
Divagario
¿Y quien propone/impone las modas? Porque está claro que ni es por generación espontánea, ni por evolución “natural”
En estos tiempos, los ‘influencers’ y los ‘coolhunters’ tienen mucho que ver……