El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page ha brindado el apoyo, y la colaboración institucional, del Gobierno de Castilla-La Mancha a la Iglesia Ortodoxa rumana en un encuentro que ha mantenido esta tarde en la sede del vicepatriarca ortodoxo rumano, Varlam.
García-Page ha hecho alusión al respeto que le merece la fe que los rumanos que viven en Castilla-La Mancha sienten hacia su creencia y ha garantizado que el Ejecutivo que preside cuidará y mantendrá las costumbres de la población rumana, porque su creencia sigue siendo su arraigo cultural. “Mi Gobierno considera muy importante contribuir a la integración de la población rumana en Castilla-La Mancha” ha dicho, al tiempo que se ha mostrado convencido de que “lo que sostiene el árbol, y por ende a las sociedades, no son su hojas si no las raíces”.
Por su parte, el vice patriarca Varlam, ha agradecido al jefe del Ejecutivo autonómico su disposición a la colaboración y ha reconocido en la ciudad de Toledo un gran referente cultural y religioso de Europa.
Varlam ha entregado al presidente García-Page réplicas y documentos de la fe ortodoxa y, por su parte, el jefe del Ejecutivo autonómico le ha regalado unos grabados hechos en Castilla-La Mancha.
La Iglesia ortodoxa
Daniel III es el actual patriarca de Bucarest. La Iglesia ortodoxa rumana es una de las iglesias autocéfalas integradas en la comunión ortodoxa. Pertenecen a ella la mayoría de los rumanos (el 85,9% de la población de Rumanía de acuerdo con el censo de 2011). Por el número de sus fieles (20 millones entre Rumanía, Moldavia y la diáspora), es la segunda de las iglesias ortodoxas autocéfalas, sólo por detrás de la Iglesia ortodoxa rusa.
Es la única iglesia ortodoxa del este que emplea una lengua romance, sin embargo está en plena comunión con otras iglesias ortodoxas orientales y ocupa el séptimo lugar en orden de prioridad. El primado de la iglesia tiene el título de Patriarca. Su jurisdicción abarca todo el territorio de Rumania, con las diócesis de los rumanos que viven en las cercanías de Moldavia, Serbia y Hungría, así como las comunidades de la diáspora en Europa Central y Occidental, América del Norte y Oceanía.
Los fieles de la Iglesia ortodoxa rumana a menudo se refieren a ella como ‘Dreapta credinţă’ «creencia correcta, auténtica”.
El Santo Sínodo, integrado por el patriarca y los jerarcas de la Iglesia en funciones (metropolitanos, arzobispos, obispos, arzobispos vicarios y obispos vicarios) es la máxima autoridad de la Iglesia ortodoxa rumana para todos los problemas dogmáticos y canónicos, así como para regular las relaciones con las otras iglesias ortodoxas y cristianas. Entre las reuniones del Santo Sínodo funciona el Sínodo Permanente, integrado por el patriarca, los metropolitanos y el secretario del Santo Sínodo.
Su órgano representativo en los apartados administrativos, económicos y aquellos que no dependen del Santo Sínodo es la Asamblea Nacional de la Iglesia, integrada por tres representantes de todas las diócesis (un clérigo y dos seculares) que deben ser designados por las asambleas diocesanas respectivas por periodos de cuatro años.
En general, el cristianismo ortodoxo es mucho más estricto con la liturgia que el cristianismo occidental. La fe ortodoxa es mayoritaria en muchos de los países que soportaron regímenes comunistas; un hecho que ha provocado que después de la caída del muro surgiera un revival religioso que ahonda en una mayor seriedad y observancia.