Ángel Manuel Sánchez García.- «La derecha se encuentra disuelta en la izquierda, es lo mismo con otro nombre».Gustavo Bueno, el intelectual de la nueva derecha, detestaba la irracionalidad boba. Su perfil intelectual es muy curioso y pintoresco: materialista en el sentido marxista, ateo católico, racionalista radical al estilo griego.
Gustavo Bueno fue, siguiendo la tradición española, un azote de los modernos herejes: los bobos vendedores de humo.
Gustavo Bueno es uno de esos filósofos e intelectuales que se las vio sorteando la censura franquista, pues era marxista, ateo y anticlerical, y siempre fue un intelectual reaccionario.
Conocí a Gustavo Bueno porque amigos y familiares, y no precisamente católicos practicantes, me lo citaban. La curiosidad me llevó a profundizar en su figura y pensamiento.
Gustavo Bueno detestaba ante todo la irracionalidad, que es una marca destacada de esa Posmodernidad que tanto nos rige con su dictadura de eufemismos y emociones.
Más por su fuerte carácter que por sus postulados, se granjeó muchos enemigos, y creó sonadas polémicas, también televisivas (Sánchez Dragó le describía como un animal televisivo). Fue el primer filósofo que escudriñó filosóficamente el mundo de la Televisión. Famosa es su cita: “Cada pueblo tiene la TV que merece”.
Porque Gustavo Bueno se definía como un Hombre sin opinión si ésta no se acompañaba de algún tipo de fundamento. Negaba así el derecho de opinión a los imbéciles, es decir, a los que no razonan lo que dicen. Y consideraba que en España la imbecilidad estaba más extendida que la envidia.
Para mí su pensamiento más eminente es la idea de Fundamentalismo Democrático, que ha sido muy leído y estudiado dentro y fuera de España. Su premisa es radicalmente racionalista. La Democracia es un óptimo sistema de organización social, es óptimo porque es un modo racional de toma de decisiones políticas. Sin embargo, la Democracia no es un valor moral. De hecho, su utilización como valor moral (especialmente por los gobernantes y sus imitadores) es un recurso para pretender ocultar la corrupción que la Democracia lleva de forma inherente como organización humana. Bajo el uso eufemístico de democracia como valor moral, se amparan o pretenden blanquearse dictadores, corruptos, terroristas, extremistas, separatistas, referéndums ilegales, minorías autoritarias, etc.
La Democracia es una construcción racional y óptima del ejercicio del Poder, pero no ese antibiótico que convierte en saludable lo que está corrupto o podrido en esencia.
Su revisión en términos filosóficos de la Historia de España y de la Nación española está a la altura de la hecha por José Ortega y Gasset. Considera al imperio español, la Hispanidad, como un proyecto inacabado por integrador (al ser católico), y considera que Europa puede constituir un proyecto de descomposición para España por cuanto está basado no en la integración, sino en el vasallaje de los Estados a las multinacionales, para lo cual es preciso descomponer a su principal rival, la Nación (en su símil jurídico el Bien Común o interés general). Es un defensor a ultranza del Estado-Nación histórica.
Famosas son sus citas en este caso: “La unidad del territorio español depende de Europa” y “Hay misión de futuro para España. Hay que elegir entre ser español o no”.
Todo filósofo tiene un perfil profético y Gustavo Bueno, o el Filósofo de la boina como le llaman algunos, es un pensador brillante.
Explica sucintamente la singularidad de España dentro de la Historia europea moderna y contemporánea:
«Lo importante históricamente es que España no pudo seguir la ruta del capitalismo industrial porque estaba ocupada en organizar toda América, todo el mundo casi».
Y es que para Gustavo Bueno, “La Europa real, efectiva, es la del capitalismo industrial de origen luterano”.
Y ese luteranismo a diferencia del catolicismo es el origen del capitalismo industrial.
«La Iglesia católica es filosofía griega y derecho romano. En el catolicismo hay mucho más racionalismo que en el luteranismo, que es nulo, y que en el islamismo. El luteranismo conduce a los campos de concentración porque es el imperativo categórico. […] El luteranismo no tiene sacerdotes, no hay domingos, todos los días son domingo. Marx dice que esa frase de Lutero sonaba muy bien a los capitalistas, que la interpretaban como que todos los días eran laborables».
Gustavo Bueno se entiende como católico (eso sí ateo), y detesta a Lutero:
«Lutero es el mal, el principio del mal. Lo he leído mucho y es el representante genuino del irracionalismo frailuno, del subjetivismo puro, la antítesis del racionalismo. No hay una figura similar en todo el mundo griego. Es un fraile agustiniano llevado al límite: está totalmente desesperado, confía en un Dios, en una fe transmitida a través de la Biblia, a través de Gutenberg. Es la fe. En el catolicismo esto no ocurre porque lo importante son las obras; la fe queda muy domesticada por las obras y eso da mucho más margen a la duda, a la crítica y a la razón».
Gustavo Bueno crea su propio método de examen de racionalidad. Es un denunciante de falacias (falsas verdades). Somete los principios asumidos socialmente a una rigurosa racionalidad, y asocia frecuentemente lo que en apariencia parece como real y verdadero, con su mitificación por falta de definición y categorización (por ejemplo, la Cultura, a la que considera el opio del pueblo).
Su método es sencillo y clásico, todo lo que no se acompañe de una lógica (aristotélica) es falso. Por ello mismo, y siguiendo a Aristóteles, se obsesiona con las categorizaciones de la realidad y la semántica. Todo lo que no sea razonable o demostrable, es falso o falaz, empezando por Dios, pero continuando por todo aquello que pueda constituir una verdad (mito) socialmente asumida (por ejemplo, los derechos humanos, los derechos de los animales, el derecho al aborto, a la autodeterminación, etc.).
Por ello mismo asevera: “Sin el racionalismo griego estamos perdidos” y “Sin definir y clasificar no es posible vivir”.
Define a España como una partitocracia, y afirma: “Con las listas cerradas y bloqueadas, las cúpulas mantienen el poder durante años”.
Juzgó la situación de España que cree en una grave crisis por culpa de la mucha ignorancia y pedantería existentes en la opinión pública. Se opina sin razonar –opinadores o bobos- y se vende imagen sin contenido -vende humos-. Y afirma brillantemente que “Hay libertad de expresión, pero no de pensamiento político”.
Juzgó duramente a Zapatero, cuyo pensamiento Alicia (alianza de civilizaciones), así lo llamaba, era irracional y fantasioso. De él decía: «Sabe hablar y tiene inteligencia social, pero desde el pensamiento abstracto es bobo». Sentencia el filósofo: «fue perverso, era un analfabeto total. Cogió cuatro ideas como la igualdad y por poco no hace un Ministerio de Fraternidad y Libertad. Era un tontiloco sin sentido y Pedro Sánchez tiene mucho de él, con unas actitudes teatreras».
Respecto de la izquierda española cita magistralmente:
“Hoy en día, la izquierda es el conjunto de los hombres que quieren que no haya injusticias y que todos seamos iguales y la derecha son los que están instalados. Esa es una versión gallinácea, de corto alcance. Traté de definir izquierda y derecha en relación al Estado, pero ahora dicen que este ya no es referencia. La izquierda de hoy es indefinida”. Dice también: “Muchas versiones de la izquierda no son políticas. Izquierda, dicen, es el temperamento dialogante, pacífico. Quedas asombrado con cosas así. Habría que quitar a Lenin de la izquierda y poner al Papa.”
Refiriéndose a qué es ser español decía:
“Ser español es decir mucho, es muy metafísico, es una idea heideggeriana. El español no es una forma de ser. Pero sí es un modo de estar. Ocupa una posición. Nacer en España da una posición entre otras. A distancia del fanatismo musulmán y del subjetivismo luterano y del capitalismo.” Y aseveraba: “Un español no puede ser neutral al hablar de España.”
Y esto es lo que atrae del Filósofo de la Boina que es Gustavo Bueno, que como pensador mediático que era (se suele respetar a las personas seguras con mal carácter), nunca se alineó con lo políticamente correcto porque era ante todo filósofo y Homo sapiens. Gustavo Bueno nos recuerda que, si no razonamos nuestras opiniones, lo mejor será callar, pues como decía Sócrates, “Una vida sin examen no merece la pena ser vivida”.
Y es por ello, que debemos exigirnos y tener en cuenta, como decía Gustavo Bueno, que: “No se puede votar a quien no sabe razonar”.
Cuánto chalao!
Bueno, el problema de no separar razón y religión, acaba tirando a la gente por la ventana o quemándola en la hoguera……
Eso de separar razón y Fe lo hacen los protestantes y esos todavía muchos, creen que el mundo se creó en siete días y que la mujer fue creada de la costilla de Adán.
Pero los católicos no lo hacemos así. Razonamos nuestra Fe y valoramos las obras, o sea, lo objetivo.
Estudiaste a San Agustín o a Santo Tomás de Aquino??
No parece.
Pues ellos trajeron a Platón y Aristóteles al catolicismo.
En un país protestante tu crítica no desentonaria, en un país católico sí.
En los países católicos se razona todo lo realmente serio. Pasaba con la escolástica, los derechos de los indios americanos, la conquista y pasa hoy con la discutible ideologia de género por no hablar del separatismo regional.
Todo se razona y el que no lo haga…fracasado se verá.
Los mediterráneos hemos salido muy grecolatinos. No nos rige el imperativo categórico de Kant, aquí se razonan las obligaciones. Y si no son razonables, las cuestionamos y combatimos.
Por eso el Renacimiento nació en Italia y la civilización en el mundo se extendió a través del imperio español, que fue una construcción racional hecha por escolásticos.
Traduzco, religiosos con la lógica de Aristóteles y la visión de Platón.
Los españoles ya creabamos universidades en América y Filipinas en los primeros cien años de nuestra presencia allí.
Los anglos y franceses protestantes…tráfico de opio y pieles tan sólo, y mucho desplazar a los indios al oeste sin mezclarse con ellos, o exterminarlos.
Lo que pasa es que si sufrimos analfabetismo histórico, nos tragamos a cualquier vende humos también analfabeto.
Confirmo que el Zasca se ha escuchado hasta en Laponia
El que quiera que adore a Dios en cualquiera de sus versiones, y el que no a su madre ( a la de Dios, me refiero). La cuestión es que nadie se quede fuera del negocio, dicho en plan metafórico, pues de todos es sabido que la religión verdadera solo persigue fines espirituales y si ha llegado a tener patrimonio, ha sido por una cuestión colateral, inevitable y ajena a los fines que persigue. Ja, ja, ja…..
Menos mal que la Iglesia no ha gobernado casi cuarenta años Andalucia…
La de patrimonio que podría haber acumulado…
También el PSOE tiene fines metafísicos para todos.
Se empieza por la igualdad y se acaba en grandes fortunas como la de Felipe González.
Pues a mí me ha gustado mucho el artículo, Ángel Manuel. Me ha resultado ameno y he aprendido mucho de la figura de Gustavo Bueno. Te felicito de corazón.
Hay abundante videoteca de Gustavo Bueno en Youtube, te animo a profundizar en él y su método de análisis.
Su defensa de la Nación española es transversal.
Ha sido un testigo privilegiado del campo filosofico durante el franquismo, y su materialismo filosófico es su obra más importante. Tanto que ha creado escuela en España y fuera de España.
Enhorabuena y gracias Ángel Manuel por tan esclarecedor artículo que me ha hecho aprender más sobre la figura de Gustavo Bueno.
Me resulta muy difícil abordarme a su videoteca y sus artículos por la complejidad de estos (seguramente no sean tan complejos, sino que no tengo la formación suficiente para comprender las palabras del profesor Bueno).
Por eso le pido, qué me recomiende libros, textos, vídeos, obras y coordenadas con los que poder iniciarme en el materialismo filosófico desde la base más baja.
Después de leer el artículo, lo que no entiendo es cómo en el título se define a Gustavo Bueno como «el filósofo de Vox». Para empezar, dudo mucho de que en Vox haya gente con capacidad para reflexionar.