La Batalla de las malas tardes

Eran tiempos muy duros para Ciudad Real, entonces Villa Real, la Corona de Castilla y Léon, su protectora estaba pasando una etapa de gran inestabilidad, elInfante Felipe de Castilla, tutor del Rey Alfonso XI, intentaba contener al Maestre de la Orden de Calatrava Garci López de Padilla más un señor feudal que un caballero.

Como López de Padilla fue derrotado por los musulmanes en Jaén en el verano del año 1328, se levantaron contra él sus caballeros de la Orden acaudillados por caballero Juan Núñez de Prado, Clavero de la Orden, y una serie de caballeros de su confianza, algunos de ellos nacidos en Villa Real. Quesada, Alcaide del Alcázar de Villa Real, los acogió tras las murallas y pidió refuerzos a otras ciudades de Realengo como Toledo, Baeza o Córdoba, e informó al Infante Felipe de la situación.

Al enterarse el Maestre Garci López de Padilla, reunió entre julio y agosto a sus fuerzas y partió hacia Miguelturra, quemando y arrasando viñas y campos de pan de Villa Real como si fuera tierra de infieles y poniéndole asedio para presionar a las autoridades y que soltaran a los caballeros desleales protegidos tras sus murallas. Los vecinos que salían a cultivar los campos eran azotados y apaleados y enviados a la fortaleza de Calatrava “la nueva”. Cuenta el cronista Francisco de Rades y Andrada que «salieron un día contra el Maestre cincuenta de caballo» desde Villa Real para evitar nuevas incursiones y fueron destrozados por las huestes calatravas. A la desesperada, pues los refuerzos de otras ciudades de Realengo no venían, hicieron una salida por sorpresa o contraataque destinado a romper el sitio. Las tropas reales iban acaudilladas por el Clavero  Diego Sánchez de Viedma y el Alcaide del Alcazar de Villa Real Quesada por el llamado camino de Peralbillo.

Garci López de Padilla se enteró y ambas huestes lucharon en el paraje llamado de Malas Tardes. Los calatravos perdieron y su Maestre huyó herido. Las huestes Reales, formadas por calatravos sediciosos y la Milicia Concejil de Villa Real, hoy Ciudad Real, no se detuvieron ahí y marcharon contra Miguelturra, la cual asaltaron y saquearon, matando a mujeres, niños y ancianos y quemando las casas, en especial la Casa de la Clavería y una torre fuerte, que era vista desde Villarreal como centro de posibles incursiones a Villa Real.

La contienda se resolvió al llegar a la mayoría de edad del Rey Alfonso XI y asumir la corona, renunciando al maestrazgo Garci López de Padilla a fines de 1329 y reestructurando el término de Miguelturra de forma tal que perdiera el cerro de la Atalaya de Abencanes en favor de Villa Real y confirmando la cesión de Peralbillo, que ya fue hecha efectiva en 1306.

Se creaba así una zona de nadie entre la emergente Orden de Calatrava y las posesiones de Alfonso XI, el Justiciero en Villa Real. Después de cierto tiempo, el comandante de Villa Real propone la rendición de las tropas dirigidas al sur de la zona más afectada.  En conmemoración a esto se cree que Alfonso XI mandó esculpir esta inscripción en la Puerta de Toledo de Ciudad Real

Con el siguiente texto:

Visita, Señor, te pedimos este lugar y aparta de el todas las acechanzas del enemigo, que tus Santos Ángeles guarden la Paz de sus habitantes y que tu bendición sea siempre con nosotros. Sálvanos Dios Todopoderoso y concédenos tu Luz. Por Nuestro Señor Jesucristo. Hecho en la Era de 1366 (Año 1328). Reinando el Rey Alfonso el Ilustre”.   Un texto como vemos fruto de una época de guerra.

Historia e Historias de Ciudad Real 
Antonio José Martín de Consuegra Gómez
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