Manuel Valero.– En la inquietante novela Ensayo sobre la lucidez, José Saramago, hace una crítica letal sobre el uso y abuso del poder de manera que el pueblo en lugar de rebelarse en armas lo hace con el voto en blanco para pasmo del sistema que a su vez hace lo previsible: recurrir a la mano dura.
En una especulación futurible sobre el destino de la democracia, Saramago precisa una asimetría fáctica entre los gobernantes y los gobernados, de modo que sin salir de la ortodoxia, los primeros tienen el poder y los segundos el voto… en este caso el no voto, o para ser más preciso el voto en blanco. La asimetría apenas dura lo que la ensoñación libertaria de un adolescente: si el sistema se ve en riesgo, se acabó lo que se daba.
En la novela del gran literato portugués es el pueblo soberano, elector activo y altivo quien acude en masa a votar en ciego (como la ceguera), repetición electoral incluida. En cambio, hoy, en este país de desafecto mediático, y aún más cerca, en esta ciudad en la que vivo, Puertollano, el déficit proviene no tanto de los electores descreídos que dirán lo que tengan que decir como de los candidatos/as a gobernar la ciudad. En tiempos difíciles los aspirantes escasean, en los de bonanza se apartan a codazos, cuchillo visto, para encabezar la marca del poder, degustar las mieles, descubrir las sombras y sortear cada día el zanjón que dispone la frontera entre el pragmatismo y la coherencia con un ramillete de frases recurrentes.
A un centenar de días de las elecciones municipales más extrañas desde 1979 aún no conocemos los puertollaneros, al menos oficialmente, a la persona que encabezará la lista del partido, madre y padre de esta ciudad. Es comprensible habida cuenta de que el PSOE se encuentra en las horas más bajas de su historia reciente en un contexto, además, de descrédito o desgaste de los partidos tradicionales y de aparición de ismos extraños, aparentemente subversivos pero sin otro plan que el acomodo en el sistema. O tal vez no. Pero la emergencia en el mundo y en Europa, de movimientos sociales que se alimentan de intransigencia, de primacías autóctonas o identitarias, de viejos fantasmas, de la revisión, de la inmigración, de la sensación mediática de una virtualidad tóxica, quizá financiados por potencias perversas… hacen más difícil la victoria en la carrera por el favor popular, tan clara y adolescente hace apenas unos años. Hoy casi todo es líquido, correoso, vertiginoso.
Puertollano no es ajena a nada del mundo, la provincia, la región y el Estado al que pertenece. Aquí también el candidato/a socialista, que hasta ayer jugaba en predio propio, se las tendrá que ver con nuevos actores- desde Ciudadanos ya conocidos hasta los nuevos románticos iberistas, ojo al dato, pasando por Vox y la izquierda de lo humano, lo animal y lo vegetariano. Son tiempos duros, extraños, tiempos de conexión permanente a una actualidad perpetua que deja poco tiempo para la calma y la reflexión y reduce el mundo a una esquina de barrio que ha convertido la política tradicional en una melancólica deriva de clichés, gestos y besamanos. Un gran Deja Vu sin que lo no visto ofrezca garantías suficientes de merecer serlo.
Cuando aquí en Puertollano no había más tela que cortar el PSOE tenía su titular de origen, su alter ego calderoniano, su sucesor santiagueño, su brevedad juliana, su retorno a la pureza teórica calderoniana, su desembocadura en un edil que parecía hermoso y resultó feo, y su parada final en la primera dama gobernadora de la ciudad minera. No había problema. El candidato era designado entre un manojo entusiasta en función de la circunstancia local o regional. El culo en el sitial era pura rutina. Pero hoy no. Por eso andan los socialistas a la búsqueda de titular, una vez conocida la renuncia de la actual alcaldesa, y por lo que se dice en los mentideros, no parece que la plaza de gobernador o gobernanta de la villa genere los entusiasmos de antaño. Todo ha cambiado tanto que por primera vez quien defienda la marca PSOE lo hará ante la perspectiva de una posibilidad de derrota, si la estrategia andaluza de los bloques derechas e izquierdas (en el fondo no hemos cambiado tanto) se exporta e impone en las municipales y autonómicas de mayo.
Un candidato, un servidor público, se debe medir por lo que esté dispuesto a dar, incluso a perder, no por lo que gana y acopia durante el ejercicio del poder. Luego de 40 años de democracia hemos tenido ocasión de comprobar cómo la nómina de políticos carismáticos que tuvieron la suerte, no la valía, de estar en el momento oportuno y se jubilaron con una cuenta corriente y un magro patrimonio es más abultada de lo razonable.
Tal vez dentro de horas o días conozcamos al candidato o candidata, pero ya es un hecho asombroso que no haya nadie aparentemente dispuesto a dar el paso, libremente, no por obligación o coerción. Como en la novela de Saramago, esta vez no son los electores, sino los potenciales elegidos, quienes tienen la mente en blanco. Tal vez porque no pueden, no quieren, están contaminados o simplemente no tengan la grandeza que requieren los tiempos duros y pueda más el interés personal. Es humano, comprensible y perdonable, pero no es épico. En palabras de Churchill ni el éxito ni el fracaso son fatales, “lo que cuenta es el coraje de continuar”. Es cuestión de días y pronto saldremos de dudas. Toda la suerte democrática del mundo a la persona que esta vez le toque la miel… y la hiel. Y mucho coraje.
Como dice el escritor francés Pascal Quignard, «el coraje es una imprudencia que teme tanto como la prudencia puede temer, pero que coloca, sin embargo, su nariz fuera, abandona su matorral, se da vuelta, de pronto, y hace frente».
Queda poco para ‘sacar la nariz’……
Los que quedemos ☺ después de la III Guerra Mundial (provocada seguramente por los políticos) nos plantearemos el objetivo de crear una nueva Humanidad sin ellos. La que conocemos ahora ha estado siempre manejada por la política. A lo mejor estamos equivocados y debemos de probar otras alternativas. Esto suena a una ruptura total con lo establecido y quizás nos dará un poco de miedo….pero….si echamos la vista atrás, los políticos son los principales responsables de todos los desastres que nos han acaecido, desde que el mundo es mundo.
No hay que preocuparse, seguro que ya están preparando las papeletas PUBLICITARIAS, difamatorias, de sus rivales, creo que alguna experiencia tienen ya….z