Fermín Gassol Peco. Director Cáritas Diocesana de Ciudad Real.- Ha llegado el día, el gran día, el día que todos esperábamos, el día de Navidad. El tiempo de espera, el Adviento quedó atrás y ese anhelo por la venida del Redentor al fin se ha hecho realidad: “Aquel a quien todos los profetas anunciaron, la Virgen esperó con inefable amor de Madre, Juan lo proclamó ya próximo y señaló después entre los hombres”. El mismo Señor nos concede ahora prepararnos con alegría al misterio de su nacimiento”.
Así dice el prefacio de la segunda parte del adviento rezado en la celebración eucarística que relata de manera admirable ese tiempo de espera.
Navidad en las familias, Navidad en las ciudades, Navidad en el océano, Navidad en carretera, Navidad en los pesqueros, Navidad en las estrellas, Navidad en los desiertos, Navidad en las fronteras, Navidad en las pateras, Navidad en las aldeas, en los pueblos pequeños y alejados, Navidad en los conventos, Navidad en las prisiones, Navidad en los cajeros, Navidad en los cuarteles, Navidad en las leproserías, Navidad en los psiquiátricos, Navidad en las casas de acogida, Navidad en los albergues, Navidad en los hospitales, Navidad en todos los seres de buena voluntad. Navidad en las parroquias, Navidad en Siloé, Navidad en Jericó, Navidad en Abraham, Navidad en Virgen de Gracia, Navidad en el pesebre, Navidad en el cielo, Navidad en la tierra, Navidad en nuestros corazones.
Navidad, tiempo de alegría, de gozo, de buenas intenciones, tiempo en el que todos anhelamos un mundo más humano y fraternal. Navidad, momento donde el corazón intenta hacerse bueno, días en los que dejamos a un lado aquello que sabemos entorpece nuestro afán de ser mejores. Navidad, tiempo en que agradecer al Señor todo lo que tenemos y somos, tiempo para dar gracias sobre todo por la vida que nos ha regalado. Navidad, tiempo donde se conmemora y actualiza el gran misterio de la Encarnación de Dios; Navidad, el gran día en el que Dios toma parte haciéndose Emmanuel, uno de los nuestros.
Es Navidad. Si todos los hombres y mujeres desviáramos por un momento las miradas hacia el pesebre de Belén, seguro que nuestros corazones latirían a partir de ese momento mucho más acompasados, trasmitiendo más bondad, alegría y comprensión unos con otros. La Tierra sería entonces un lugar mucho más pacífico, justo y amable para quienes la habitamos. Navidad tiempo de Gracia y Salvación.
¡Feliz Navidad!
La foto: Escena de la natividad, Iglesia del campo de los Pastores en Belén.