La última sesión comenzará con un informe del patrimonio arqueológico local. En las ponencias del jueves, la Guerra Civil y los primeros años del franquismo fueron los protagonistas de las investigaciones de Asun García-Consuegra y de Iván Fernández-Bermejo. Por su parte, Jesús Sánchez-Mantero presentó la carrera artística de dos pintores daimieleños del siglo XXI.
La quinta edición de las Jornadas de Historia se clausuran este mismo viernes con un recorrido sobre el patrimonio de Daimiel a través de la arqueología, con una retrospectiva del Daimiel que vivió la dictadura de Miguel Primo de Rivera, y con una semblanza del municipio en 1964, 25 años después del final de la Guerra Civil. Investigaciones a cargo de Miguel Torres, Jesús Gutiérrez Torres, y Ramón Vicente Díaz del Campo, respectivamente.
En la penúltima sesión, Asun García-Consuegra habló de los evacuados que vivieron en Daimiel durante la Guerra Civil. Una movilización de, principalmente, militares que la República trasladaba de las zonas que iba ocupando el ejército nacional a otros puntos que permanecían bajo su control. Un asunto que interesó García-Consuegra porque su familia materna asiló a uno de estos evacuados en 1937.
A continuación, Iván Fernández-Bermejo detalló la denuncia antijudía que se interpuso contra Max Cassin, propietario y gerente de la Olivi, durante en el primer franquismo. Una denuncia “draconiana” basada en seis acusaciones que fue desmontando punto por punto y que se alejaban de la labor humanitaria que Cassin desarrolló durante la Guerra Civil en Daimiel y en los inicios de la posguerra.
Cerró el historiador local Jesús Sánchez-Mantero, quien dio a conocer la obra de Flores y Utrilla, dos pintores daimieleños del siglo XIX “bastante desconocidos”, a pesar de que estudiaron en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, de ser copistas del Museo del Prado o de mostrar sus obras en exposiciones nacionales e internacionales. Una investigación donde ha rescatado prácticamente toda su producción, repartida en algunas colecciones particulares y que también se puede disfrutar en el propio Museo Comarcal, que alberga en su patio tres cuadros de Utrilla.