Este domingo 11 de noviembre se celebra el Día de la Iglesia Diocesana, en el que se destaca “la inmensa labor espiritual y humana que se desarrolla gracias a miles de personas voluntarias que desinteresadamente ofrecen su tiempo, sus cualidades, su oración y su contribución económica”.
En rueda de prensa, el ecónomo diocesano, Jesús Álvarez, ha presentado la jornada explicando que será un día para agradecer el ser y la acción de la Iglesia en nuestra provincia, «fijándonos especialmente en aquellos que realizan algún servicio de manera desinteresada porque la Iglesia no son solo los sacerdotes, sino todo el pueblo de Dios: obispos, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos…». El ecónomo ha subrayado el trabajo en las parroquias rurales: «Sesenta y ocho comunidades cristianas que necesitan el apoyo de toda la diócesis para seguir sacando adelante tantas acciones como las parroquias con mayores posibilidades: catequesis de niños, jóvenes y mayores, las distintas obras de conservación, mantenimiento y restauración de templos y casas parroquiales».
Ingresos y gastos
Isabel Oviedo, gerente del Obispado de Ciudad Real, explicó que «los recursos obtenidos en su mayor parte son aportados voluntariamente por los fieles, concretamente el 68.74 %», una cifra alta y «muy significativa, ya que nos muestra la afección y la responsabilidad de los miembros de la Iglesia de Ciudad Real con su sostenimiento».
En segundo lugar, está la asignación tributaria, que también es una aportación voluntaria y que supone el 16 % de los ingresos de la diócesis. El resto, un 15 %, tiene su origen en subvenciones recibidas de organismos públicos, que siempre son finalistas, es decir, que el 99% del importe va dirigido directamente a personas en situación de exclusión social. Sobre esto, Oviedo ha indicado que a estas ayudas «se concurre a las convocatorias en las mismas de condiciones que el resto de entidades solicitantes», y rentabilizando mucho el dinero recibido por el elevado número de voluntarios con el que cuenta la Iglesia.
En cuanto a gastos, «la mayor parte de los recursos recibidos durante 2017 han sido destinados a actividades asistenciales, un 29.53% para atender las necesidades de los excluidos de la sociedad. En segundo lugar según el importe invertido, están las actividades pastorales con un 22.43%. La misión evangelizadora de la Iglesia de llevar el mensaje liberador de Cristo a la sociedad».
En la Iglesia también presentan sus servicios laborales seglares, cuyo coste ha supuesto casi 2.200.000 €. Los sacerdotes han percibido 1.629.665 €.
Otra partida considerable de gastos es el mantenimiento de edificios, construcción de otros nuevos y, sobretodo la rehabilitación de templos y ermitas. Durante 2017 en total se han invertido 2.634.997, que representan el 15.66%.
En cuanto a impuestos, el pasado año (2017) se pagaron 2.400.000 € de IVA. Además, a preguntas de los periodistas, la gerente se ha referido al IBI, un impuesto del que la Iglesia está exenta solo en algunos casos y «en igualdad de condiciones a otras asociaciones», por lo que «no se trata de ningún privilegio, sino de un incentivo fiscal para aquellas instituciones que realizan acciones de interés general».
Y es que las confesiones religiosas deberían autofinanciarse con las aportaciones de sus fieles…..
Eso especialmente los partidos políticos, sindicatos y patronal.
No hacen el bien que Caritas.
Los edificios de la iglesia Católica no destinados al culto como el Seminario, debería pagar IBI primero para cumplir la ley, segundo por ética y moral y tercero por solidaridad.
Tener unh n edificio prácticamente «vacío» con unos gastos de mantenimiento que pagamos todos a fin de cuentas,me parece de una hipocresía tremenda.