La abogada especialista en temas de familia, infancia y maternidad Lorena Moncholí ha ofrecido esta tarde en el Museo del Quijote una conferencia acerca de la violencia obstétrica y las claves para prevenirla. Esta charla, organizada por el grupo de apoyo a la lactancia materna Oro Blanco, con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, venía precedida de cierta controversia, por el comunicado emitido por el Colegio de Médicos de Ciudad Real sobre la misma. Acerca de todo esto charlamos con la ponente, momentos antes del inicio de la jornada.
Pregunta.- ¿Qué es la violencia obstétrica?
Respuesta.- La violencia obstétrica es un concepto jurídico que se contempla en ordenamientos jurídicos de otros países y consiste en la falta de respeto en la atención al parto y al nacimiento, en el abuso de medicalización, en la patologización del parto, es decir, tratar a la mujer que está dando a luz como si fuera una enferma, así como en no respetar las decisiones de las mujeres. Sobre todo, no informarles de las actuaciones médicas que se realizan y no pedirles su consentimiento. En definitiva, no considerar a la mujer y al bebé como la parte activa del parto, sino como la parte pasiva, infantilizarla, darle órdenes, en lugar de ser ella la que toma las decisiones acerca de su proceso biológico y fisiológico.
P.- ¿Datos y ejemplos que puedas aportar?
R.- El Ministerio de Sanidad, en un informe que publicó en 2015, ofreció datos objetivos en los que se podía observar dónde estaba la violencia obstétrica en España. Por ejemplo, indicó que se realizaban episiotomías (incisión en la vagina para facilitar la salida del bebé) en el 42% de los partos atendidos en la sanidad pública, cuando el estándar de calidad fijado por el propio Ministerio es de entre un 10 y un 15%. Se registra, por tanto, un exceso de episiotomías, rutinarias, innecesarias, que yo denomino mutilación genital femenina en los países occidentales –no es ablación, sino afectar a la vagina, cortarla de manera innecesaria-.
Otro ejemplo es el de las maniobras Kristeller, que es cuando el personal sanitario se tira encima de la barriga para empujar. El Ministerio de Sanidad consiguió averiguar, porque ni siquiera estaba recogido en las historias clínicas de las mujeres, que se producía en el 26% de los casos, cuando el estándar de calidad es cero; advirtió de su peligrosidad e indicó que era necesario erradicarlo, con estas palabras.
También, las cesáreas innecesarias. Superamos con creces los índices fijados por la Organización Mundial de la Salud, que oscilan entre un 10 y un 15%, y estamos en torno a un 30% en la sanidad privada y, en total (pública y privada), según datos del Instituto Nacional de Estadística, a un 26%, lo cual es una auténtica barbaridad.
Además, está la inducción de los partos sin el conocimiento de la mujer, de la introducción de la oxitocina, sin advertirle de las posibles consecuencias de ello. Inducción, por ejemplo, por comodidad del personal sanitario: las estadísticas demuestran que las mujeres en España no damos a luz en sábados, domingos ni festivos; se programan partos para que esto no ocurra.
P.- ¿Sobre la situación en Castilla-La Mancha?
R.- Los datos del Ministerio son globales, pero me consta cómo es la atención al parto y al nacimiento en hospitales de Ciudad Real, y no se cumplen los estándares de calidad porque no se ocurre en ningún lugar de España, salvo en hospitales muy concretos.
P.- ¿Cuáles son los derechos de las mujeres vulnerados y qué actuaciones deben realizar para protegerlos?
R.- Lo que más se vulnera son los derechos relativos al consentimiento informado. Según la legislación española, toda actuación médica debe ser informada –el personal debe explicar por qué es necesario, por qué te lo proponen, qué consecuencias tiene esa actuación médica y si no te la practican-, y el paciente es el que debe consentirlas. En el parto y el nacimiento ocurre una infantilización de la mujer, se le considera niña y vasija.
Existen otros casos mucho más sangrantes, que están en los tribunales, como las cesáreas o inducciones forzadas, pero lo que más se vulnera es el derecho informado.
Para que esto no ocurra, actuamos informándonos antes de que esos derechos existen, que están contemplados en las leyes, que están en los juzgados porque las mujeres demandan y las sentencias, como regla general, cuando se trata de una vulneración del consentimiento informado, suelen dar la razón al paciente. Por lo tanto, informarse, empezando por el plan de parto.
P.- ¿Qué opinas del comunicado emitido por el Colegio de Médicos?
R.- Me sorprendió. Primero, porque emiten un comunicado sin asistir a mi charla para escuchar lo que voy a decir y sin conocer por qué hablo de esto. Entiendo que el concepto de violencia obstétrica puede remover o enfadar, pero existe en otros ordenamientos jurídicos, como Argentina o México y está totalmente aceptado.
El comunicado indicaba que todas esas prácticas a las que se refiere la violencia obstétrica están prohibidas. Claro, pero esto no significa que no existan.
Se debería trabajar de la mano de las mujeres para que, precisamente, eso que está en los tribunales, en el sentir de las afectadas, empiece a escucharse por parte de los colegios médicos y deje de ocurrir.
Lo de siempre…una abogada hablando de medicina y sabiendo más que los médicos…Mañana un periodista hablando de derecho procesal y sabiendo más que los jueces…Pasado, otra cosa…Mientras esto pase será difícil discriminar la información veraz del especialista de la que da un “enteraillo”.
Y digo yo a los/las de esta Asociación…Para hablar de ginecología no es mejor traer a un ginecólogo???
Tú comentario sólo demuestra tu ignorancia sobre el asunto.
El profesional capacitado para hablar de conceptos jurídicos, derechos, deberes y procedimientos legales es el abogado. Además, Lorena Moncholí es además agente sanitario autorizada por la Consellería para tratar temas sanitarios al público general y tiene un máster en Bioética. Es una de las dos o tres profesionales españolas más idóneas para ello.
Seguramente si hubieras ido a la charla te hubieras dado cuenta de los profundos conocimientos que tiene sobre el tema y te aseguro que hubieras aprendido mucho. Todas las que hemos estado allí lo hemos hecho.
Creo que para opinar, lo primero es haber asistido a la brillante charla de Lorena Moncholi, han sido tres horas que han pasado en un suspiro. Los datos que expone son datos públicos y oficiales a los que cualquiera tiene acceso. No ha hablado de como se practica una cesarea, ni de como se hace una episiotomia, ni ha explicado como se pone una via, sino de que en la mayoria de los casos se hacen sin informar de los efectos adversos. Creo que cualquier persona tiene derecho a ser informada de pros y contras y en este caso mas aun ya que se ve afectada la mujer y su bebe de tal forma que las mujeres puedan decidir, pero no, ya que ni siquiera contemplan que la mujer tenga nada que decir, y es cierto que se nos infantiliza y no se nos escucha. En cualquier otra intervencion medica no se cuestiona que se deba informar.
Soy mujer y he sufrido violencia obstetrica en mi primer parto, aunque entonces no fui consciente de ello. Me rompieron la bolsa y me indujeron el parto con oxitocina. Por supuesto no me explicaron nada ni yo estaba en condiciones de preguntar. Cuando la bosa de la medicacion estaba a punto de acabarse se estropeó y paró el aparato que lo controlaba y me volvieron a poner otra bolsa entera con toda la medicacion, las contracciones se hicieron insoportables y ya en el paritorio y en la postura mas antinatural para parir que es tumbada, me hicieron la maniobra de kristeller y acabaron con ventosa, episiotomia y un enorme moraton. Se llevaron a mi bb a observacion durante 4 horas separado de mi, a pesar de tener un test de apgar sobresaliente.
Tengo que decir que mi segundo parto fue muy distinto y me senti escuchada y respetada.
Estaría bien que empezaras por releer la noticia. En la primera pregunta que se realiza a la abogada, define el concepto de «violencia obstétrica» desde el punto de vista jurídico,es decir, como concepto jurídico, que es su especialidad.
Es cierto que el marco jurídico español no tiene una ley específica sobre violencia obstétrica. No obstante, las prácticas que la constituyen se encuentran prohibidas en el Código Penal y en la Constitución: derecho a la integridad física y moral (artículo 15), a la libertad personal (artículo 17) y a la intimidad (artículo 18).
Aunque, en realidad, la violencia obstétrica sigue hallando escollos tanto para su aceptación como para su conceptualización……