Puertollano: La última foto del mítico bar Hollyday

Ignacio manejaba el timón del bar Hollyday como un bucanero bonachón mientras soñaba con las glorias del Betis. El mítico bar formó parte del elenco glorioso de la calle Alameda de Puertollano, cuando nombres como Lagunilla, Charro o Torero Torero eran la referencia de la juventud ochentera y noventera de la ciudad industrial.
hollyday
Templo bético, solaz de tertulias futbolísticas, referente del viejo tapeo de rejos y bravas, nunca se supo si su nombre (Día de Difuntos, en inglés, y no Holiday, fiesta, como muchos escribían) fue confusión u ocurrencia del simpático granadino.

El caso es que poco importa ya. El antiguo rincón del Hollyday, que ya llevaba un tiempo cerrado tras un último traspaso a otro propietario, ha desaparecido este martes en el trajín de las obras del local, que albergará un nuevo establecimiento. La vida sigue, pero ya será otra cosa.

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12 COMENTARIOS

  1. No he estado nunca en ese bar ni sabía de su existencia, pero solo de leer el artículo me ha dado pena como si me hubiera hinchado a cerveza, qué pena me da, mucha pena.

  2. Cuantas birras de Alhambra botella verde he trasegado en tu bar Ignacio, cuantos ricos torreznillos me he llevado para adentro, boquerones fritos, queso añejo…..en fin, nos dejas un poco huerfano de bar. Por cierto Ignacio, que se de bien la operacion de tu rodilla. Un abrazo.

  3. El Hollyday pasó por dos etapas,la primera donde lo regentaban dos socios uno de ellos el granadino Ignacio, el cual conoció a su socio en Australia, donde pasaron numerosos años trabajando juntos, en años de inmigración. Volvieron de las antípodas y con los ahorros decidieron montar su bar en la calle Alameda de Puertollano un cambio radical de lo anteriormente vivido. El local tenía otra disposición con una sala amplia y una barra alargada donde atendían los dos socios, el bar contaba con un pequeño apartado separado por una puerta con unas mesas y otra parte de almacen. La clientela era muy fiel, donde primava la cerveza o el vino de aperitivo. Al fallecimiento del socio de Ignacio, se reformó el local con esa barra en erradura,y por aquellos finales de los años 80 y principio de los 90 se mezcló su clientela de vecinos y personas más bien mayores con la chiquelleria de las tardes noches de fines de semana donde se pusieron de moda los medios de bebidas de combinadas. Ignacio es una persona introvertida de pocas palabras y siempre centrado en su trabajo, destaca por su tono ronco y su acento nazarí, se veía acompañado por su mujer en la cocina.En estos años el local pasó por sus momentos de máximo apogeo. Ignacio se sentía más cómodo con su clientela habitual más pausada y de conversación que con los jóvenes bulliciosos y con grandes aglomeraciones. La moda de los medios pasó y el Holyday volvió a ser un bar vecinal donde se podía ver el fútbol con tranquilidad y mantener una grata conversación entre clientes. No faltaban en el bar las alusiones al Betis con su escudo o alguna que otra foto. Con los años Ignacio se quedó sólo trabajando y llevando la cocina a la vez hasta que se júbilo y traspaso el negocio. Toda una vida de trabajo y dedicación para una persona que le gusta verse rodeado por su familia. Al dejar el negocio Ignacio el bar perdió sus señas de identidad y perdió su encanto. He pasado muchos años pasando por allí y he podido vivir todas sus etapas, a los sitios se les coge cariño como las personas y cuando te enteras que un sitio emblemático de Puertollano desaparece es como si se perdiera un trocito de tu vida pasada y tus recuerdos.

  4. Recuerdo las mañanas de partidas de cuatrola en el pequeño salón y los bocadillos de torreznos como si fuese ayer, pero han pasado más de treinta años, los buenos momentos vividos en juventud y siempre en el recuerdo las personas que ya faltan, que son varias.
    Pero lo principal es que tú Ignacio continúes con tus largos paseos al amanecer y sigamos viéndonos, saludándonos con unas palabras (aunque tú sigas hablando tan mal, como cuando llegaste la primera vez), pero te entendemos.
    Gracias a ti y a tú socio, por los momentos inolvidables, así como después con la gran ayuda de tu mujer.
    Un abrazo.

  5. No deja de sorprenderme la cantidad de gente que conoce a mi padre, pero sobre todo los muchos detalles de su vida que aquí se comentan. Gracias a todos, yo le retransmitiré vuestras historias q recordáis con tanto cariño.
    Da pena y alegría a la vez tantos recuerdos, porque ese bar nos ha visto crecer a mis hermanas y a mí, (también hemos trabajado cuando había que ayudar, yo misma he servido muchos de esos medios combinados que comenta Manuel), incluso a nuestros hijos, pero la vida sigue y mi padre también merece su descanso después de tantos años de trabajo.
    Ahora le toca disfrutar de la vida y de su familia

    • Es que tu padre es una de esas personas que sin ser hablador lo dice todo, amable, sincero, buena gente. Nada malo puedo decir de él. Me quedo con el recuerdo de los vecinos que se juntaban en el, muchos de ellos ya no están, como el Holly, pero allí se ha marcado toda una época, y gracias todo a una gran persona como el y su saber hacer y saber estar.

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