Romper barreras dejando atrás estereotipos para transformar la realidad y mejorar la convivencia. Con estos objetivos se puso en marcha el proyecto Construyendo puentes en el barrio del Pilar de Ciudad Real. Una iniciativa de la Fundación Secretariado Gitano que esta mañana se ha presentado como parte de la campaña Muestro mi barrio.
Este proyecto de desarrollo comunitario se inició en octubre de 2017, explica Marta Bravo, técnica responsable del mismo, y con la campaña se pretende “cambiar la imagen negativa que se tiene de este barrio en la ciudad por otra de inclusión e interculturalidad”.
Construyendo puentes ha “tejido redes” y ha conectado a las personas, organizaciones, entidades y agentes claves del barrio, “generando procesos de convivencia, para que se conozcan y sumen esfuerzos y crear así un barrio mejor”. Un barrio, subraya, basado en la inclusión, en la igualdad de oportunidades y en la interculturalidad.
Todo comenzó, recuerda, con un curso de monitor de actividades juveniles facilitado por el Consejo Local de la Juventud en el que participaron una docena de jóvenes gitanos o no gitanos. Una actividad que les permitió conocerse, entablar amistad y alianzas, derribar estereotipos y generar referentes positivos, ejemplo y modelo a seguir para otros jóvenes del barrio.
Desde octubre de 2017 el barrio se ha dinamizado a través de un curso de búsqueda activa de empleo o talleres de interculturalidad. Como gran logro del proyecto, Marta Bravo destaca la constitución en mayo de la Plataforma Ciudadana del barrio del Pilar, que integra a más de nueve entidades, a la asociación juvenil Los Pilaricos, a la asociación de vecinos y a las mujeres gitanas del barrio.
El objetivo, remarca, es transformar el barrio. Por ejemplo, desde la Plataforma se contactó con las concejalías de Medio Ambiente y Acción Social y se consiguió una campaña de limpieza del descampado del barrio o clases de inglés, que las imparte una voluntaria europea del Consejoven que también forma parte la Plataforma. También se han realizado charlas sobre Alzheimer, un taller de educación para la salud, mantener una escuela de verano durante el mes de julio y participar en el diseño de las fiestas del barrio que se celebrarán próximamente.
Sonia Roma, una de las jóvenes que participó en el curso de monitor de tiempo libre, comenta que lo más importante es “hablar con la gente, escucharla, empatizar y, sobre todo, motivarlas a que crean que el cambio es posible y que puede llegar a funcionar”.
Juani Gabarre destaca la comunicación entre las personas; “y eso se ha logrado a través de la Plataforma”. “Les hemos dado las herramientas y ellos han llevado a cabo el cambio, derribando barreras y estereotipos, porque si hay algo que este proyecto ha conseguido es mejorar la convivencia y construir un puente entre personas gitanas y no gitanas, y eso es construir un barrio”, señala.
La coordinadora provincial de la FSG, María Santiago, afirma que con este proyecto se está contribuyendo a cambiar la realidad de un barrio “y a que la palabra interculturalidad tome sentido”. No obstante, matiza, queda mucho trabajo por hacer”. Desde la Plataforma se participará en las fiestas del barrio y se pondrá en marcha un ciclo de empoderamiento de la mujer con un curso de monitora de comedor, elegido por las mujeres del barrio.
Marta Bravo apunta que la principal dificultad en el desarrollo del proyecto ha sido superar los prejuicios. “Derribar esas barreras, ver a los demás desde otra perspectiva y comprender las situaciones de cada persona ha sido lo más complicado”, añade. Había jóvenes del Pilar, por ejemplo, que nunca habían recorrido la barriada de la Esperanza y tuvieron la oportunidad de ir con sus compañeros del curso.
Lo más difícil, reconoce Juani, es empatizar otras personas. “Al final lo hice y me sorprendió mucho porque me di cuenta de que eran personas maravillosas”, añade. “Los estereotipos se derriban con la convivencia; y con la convivencia se establece el vínculo”, asevera.
Ya nos conocemos bien, ahora falta que la otra parte se decida a cumplir las leyes y las normas de convivencia.
Todo muy bonito. Se limpia el descampado y al día siguiente está otra vez lleno de basura. Es lo que pasa cuando algunas personas no quieren colaborar. Los coches tuneados, la música a todo trapo, el trapicheo de drogas, y la basura al descampado. Eso ha seguido y seguirá siendo así por siempre mientras no se tomen medidas contundentes contra los incivicos.
Es necesario seguir trabajando para derribar las barreras de los prejuicios y, sobre todo, insistir en la importancia de la Educación para eliminar estereotipos…..