‘Rigoletto’, la primera ópera de la trilogía popular de Giuseppe Verdi, junto a ‘El trovador’ y ‘La traviata’, con libreto de Francesco Maria Piave, se estrenó en Venecia en 1851. Este viernes se representará en el Teatro Municipal Quijano el montaje de Producciones Telón con Ignacio García en la dirección de escena y Francisco Antonio Moya a cargo de la musical. El director de la Orquesta Filarmónica de La Mancha (OFMAN) y Alberto Muñoz han ofrecido esta tarde en el Museo del Quijote una charla sobre esta obra, una de las diez más representadas en todo el mundo.
Esta obra se estrena en 1851, un momento en el que Verdi es un compositor famoso, su carrera está consolidada, y se siente más libre a la hora de elegir temas. Atrás quedaron los tiempos de galera en los que se veía obligado a componer a demanda una o dos óperas año, explica Alberto Muñoz, encargado de exponer el contexto histórico de ‘Rigoletto’.
El autor deja a un lado las tramas de óperas anteriores, dramas históricos o legendarios, y busca un enfoque más humano, centrándose en el conflicto personal. Rigoletto es personaje que por fuera es feo, jorobado, pero en su interior hay bondad: ama a su hija y la defiende de los “canallas” cortesanos.
Verdi recibe un encargo de La Fenice de Venecia y elige la obra de Victor Hugo El rey se divierte, que se había estrenado en París en 1832 y ya tuvo problemas de censura. Algo que no amedrentó al compositor italiano, que lidió en numerosas ocasiones contra el convencionalismo de la época.
Cuando corrió la noticia de que trabajaba junto a Piave en una ópera sobre la obra de Victor Hugo “saltaron todas las alarmas”. Compositor y libretista utilizaron un nombre en clave, ‘La maldición’, para referirse a ella. El consejo censor austriaco advirtió de que no se podría representar una ópera con ese libreto: con un rey “tan libertino y excesivo”, Francisco I de Francia, del que se ríe un jorobado. Casi se rompe el contrato con La Fenice, pero Verdi medió con los censores y analizaron, punto a punto, lo que encontraban inconveniente. El rey fue degradado a duque; de Mantua, que ya no existía, y de una familia ya extinguida. El protagonista, Triboulet, pasó a llamarse Rigoletto (‘divertido’, en francés). Gracias a estos cambios se superó la censura y la ópera pudo estrenarse con gran éxito.
‘Rigoletto’ se estrenó en Venecia, que era el lugar “más progresista” de la Italia de esa época, continúa Francisco Antonio Moya. El director de la OFMAN destaca de la obra el empleo de la retórica musical, “de la que Verdi es un maestro”. Consiste, explica, en expresar mediante la música lo que la historia cuenta con palabras. “Para eso se recurre a recursos compositivos, como el timbre de los instrumentos, recursos orquestales, la velocidad de los tempos y otros parámetros que nos hacen sentir que una persona se está muriendo, que está feliz o que algo grave está ocurriendo en la escena”, añade. Por ejemplo, en el tercer acto de Rigoletto, “el de la tormenta, la flauta emite un rayo, se escucha un trueno con el bombo y las cuerdas graves, y el viento con el coro en boca cerrada”.
La anécdota más curiosa de la obra tiene que ver con La donna e mobile, una de las más famosas canciones de la historia, relata Moya. Como Verdi sabía que todo el mundo la iba a tararear en breve no quiso que el tenor la cantara en los ensayos. Le dio la partitura la noche de antes del estreno. Efectivamente, como intuía el compositor, la pieza “se difundió como el fuego”.
Por otro lado, respecto al montaje que Producciones Telón ofrecerá este viernes en el Quijano, comentaba que la dirección escénica corre a cargo de Ignacio García, director del Festival de Teatro de Almagro, que “siempre saca un gran resultado” con los medios económicos disponibles. El montaje es “clásico, oscuro y realista”, tal como es la obra, que se desarrolla en una atmósfera de degeneración y mentiras.
El duque se divierte y el bufón llora.
Estaremos atentos a a la difícil ‘Parmi veder le lagrime’. Mucha suerte……
El AGRADAOR como siempre.
La TRANSVERSALIDAD.