Podemos Valdepeñas.- Hace pocos días era buzoneado por el Ayuntamiento el nº 15 del Boletín Informativo Municipal, convertido desde hace tiempo un panfleto de propaganda electoral y autobombo del alcalde. Esta vez venía embolsado en plástico, desoyendo todas las recomendaciones ambientales de organismos españoles e internacionales, que requieren suprimir esta clase de bolsas.
En la portada y primeras páginas del Boletín el Consistorio publicitaba lo que es su última gran apuesta urbanística para el municipio: una nueva rotonda con su correspondiente nueva escultura. Esta nueva rotonda-escultura viene a sumarse a la recién inaugurada en la calle Amapola y a las otras muchas que ya salpican por doquier numerosos rincones de Valdepeñas.
En Podemos Valdepeñas creemos realmente que esta obsesión por las rotondas y las estatuas está alcanzando niveles patológicos y hasta cierto punto delirantes, a no ser que sirvan de coartada para otro tipo de intereses.
El crítico de arte Fernando Castro Flores acuñó el término “rotondismo” para designar el fenómeno de proliferación rotondas coronadas por esculturas. Es preciso recordar que la construcción de rotondas decoradas mediante esculturas con precios inflados ha servido recurrentemente para enriquecer mediante comisiones procedentes de dinero público a políticos corruptos. Así lo descubrió la investigación de la trama Gürtel, quedando felizmente frenado el fenómeno en la Comunidad de Madrid.
En Valdepeñas el alcalde, Jesús Martín, pretende justificar esta nueva apuesta escultórica con el argumento insostenible de convertir la ciudad en un “museo al aire libre”. Pero… ¿de verdad se cree alcalde resulta aceptable la peregrina idea de que va a venir a nuestra ciudad gente para contemplar nuestras rotondas-escultura? ¿De verdad piensa que el valor estético de las mismas es de tal nivel que justifica “una ruta de las estatuas”? ¿En serio supone que quien llega a nuestra ciudad va a desplazarse, por poner un ejemplo, hasta la calle Amapola para ver la rotonda de “El Yunque de los Vientos”?. Por cierto, ¡qué elección tan desacertada del título!; qué triste la comparación de esta obra del escultor valdepeñero José Lillo Galiani con la obra de Chillida.
Independientemente del valor estético artístico de estas esculturas, discutible en muchas de ellas, hay preguntas que en Valdepeñas nos hacemos quienes pagamos ese dispendio con nuestros impuestos, ¿cuánto nos cuesta? ¿Qué criterios se siguen en la elección de las obras o de quien las crea? ¿Quién toma la decisión final? ¿Qué justifica este tipo de inversiones? ¿Revierte esta supuesta inversión de alguna forma en la economía local? ¿Cuánto han cobrado del erario público y cuáles son los méritos que han hecho estos escultores privilegiados por el ayuntamiento mediante compra de su obra y la concesión de medallas de las Bellas Artes?
Nuestro Alcalde y su concejal de Cultura Manuel López -con un nivel de estudios de bachillerato pero liberado con 48.000 euros de sueldo público aprobado por sus compañeros socialistas- entienden como embellecimiento urbano aquel que queda limitado a la colocación puntual de determinados elementos artísticos: estatuas, paraguas de colores, murales, etc. En cambio, desde Podemos Valdepeñastenemos una visión bastante diferente: sabemos que nuestro urbanismo debe ser abordado a partir de un planteamiento integral, que apueste por una ciudad sostenible y habitable; que promueva la creación de espacios agradables para la convivencia; que prime la creación de zonas verdes frente al abuso del cemento; espacios verdes que actúen como lugares de encuentro y que ayuden a mitigar las altas temperaturas del verano; un plan de ciudad que apueste realmente por la limpieza de sus calles, por el cuidado de fachadas -muchas de ellas en estado ruinoso- y por el adecentamiento de solares vacíos, que son nidos de suciedad.
En definitiva, nuestra una apuesta es la de ciudad del siglo XXI que no tiene nada que ver con la visión megalómana y rotondista de un alclade del PSOE que ha multiplicado el feísmo en el desarrollo urbano de nuestra ciudad, prodigando el mal gusto y desechando los sistemas constructivos tradicionales en virtud de una modernidad mal entendida. Un caso paradigmático fue la ampliación de la plaza, donde se prescindió de la tipología de plaza porticada castellana para construir un erial de cemento. Se trató de otro ejemplo más del “Despotismo Ilustrado” de nuestro alcalde, que no cuenta con la opinión de la ciudadanía para dirigir el ayuntamiento.
En Valdepeñas sobran bonitos envoltorios y falta transparencia; sobra lo superfluo y falta lo esencial.
Frente a cuatro legislaturas de Gobierno municipal socialista que han propiciado el establecimiento de redes clientelares y corrupción, PODEMOS.