Santos G. Monroy.- La interrogación se esfuma en un arcano, como el incienso de un altar en el corazón de la jungla. ¿Dónde se atesora el archivo municipal, documental y fotográfico, de Puertollano? ¿Tras la terrible esfinge de Tebas, en el laberinto del Minotauro, bajo las cavernas de Sauron, en las fauces de Can Cerbero o en los pasillos de un búnker bajo el monumento al Minero? Escalofriantes guardianes debe de tener, porque hace décadas que ningún explorador ha dado noticias de él, si es que ha regresado de esas temibles soledades.
Nos lo recuerda la paisana Cristina García Rodero, la dama de las potencias oscuras de nuestra memoria: la fotografía es la retina de los pueblos. Y el formidable Museo dedicado a la maestra Rodero no solo es una oportunidad única para posicionar a Puertollano en el mapa de la élite cultural; es la señal que estábamos esperando para recuperar las señas de identidad de esta ciudad de héroes y villanos enzarzados en la aurora roja de una epopeya industrial.
El contenido del Museo Cristina García Rodero es soberbio, único en su género, y cargado de un simbolismo que debiera enorgullecernos, el de la poderosa mujer pequeñita capaz de revolcar nuestra concepción del mundo. Yo, que peco de manía pejiguera, le hubiera pedido a García Rodero una nueva serie de fotografías de Puertollano, aunque sea una miaja, batidas en la salsa de su genio: la aridez de Far West de la cuenca minera, las umbrías del Paseo de San Gregorio, las inquietantes ruinas de Peñarroya, el rutilante valle a los pies de Sierra Madrona. Quizá todo llegue algún día y ese día seremos la envidia de muchos.
Pero mientras tanto la vida local sigue a la deriva del desconcierto, a los puertollaneros ya no nos entiende ni la madre que nos trajo al mundo, y ha llegado el tiempo de que Puertollano se mire al espejo de su pasado.
Es inexplicable, o quizá no tanto, que en los últimos lustros el fondo documental y fotográfico del archivo municipal, si es que existe a estas alturas, no haya sido protagonista de ninguna exposición ni acción divulgativa. Porque somos lo que fuimos, con nuestras gestas y ruindades. Somos un futbolista anarquista de los años 20, el barrenero de Antonio Molina, el ingeniero francés de sombrero jipijapa, el sindicalista de la Segunda República, el maestro del Ave María o aquel alcalde que nos arregló las calles; y vivimos en la tierra negra de Terri, en la noria sideral de las ferias de El Bosque, en la melancólica trigonometría de un castillete minero o en el rugido de un caza alemán sobre los refugios del paseo.
Debemos recordarnos, pese a todo y sobre todo: destruyendo casas como palacios, construyendo catedrales de cobre, iracundos bajo torres de vapor, trazando la constelación lumínica de una petroquímica, muriendo en una explosión de grisú, ahogados en la crecida del Ojailén, lanzando satélites, bailando en la fluorescencia de un ferial o dándonos a todos los demonios.
El nuevo espacio nos invita a ello. La guinda al Museo Cristina García Rodero debiera ser un apartado documental genuinamente puertollanero, organizado, protegido y renovado, pero sobre todo accesible y transparente, que ponga fin a este interregno medieval de la iconografía local, más allá de las efímeras entradas en Facebook de voluntariosos ciudadanos. Hay que recuperar esas imágenes y testimonios porque de lo contrario esos recuerdos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia… Y entonces será hora de morir.
Nada más que añadir…..como diría el gran Primi Ortega…A MI PUERTOLLANO
Chapeau, San. Lo suscribo, lo firmo y lo rubricó, amén
Una interesante propuesta.
Y es que los registros fotográficos nos muestran el acontecer y la construcción de la memoria de un futuro inmediato…..
Yo creo que es justo reconocer tareas como la de los de Ediciones Puertollano y muchos historiadores locales como Bedmar, Arias, Pizarro, Vozmediano … que llevan décadas rescatando archivos fotográficos de casa en casa y en latas de chapa de las despensas.
Esto empieza por la desidia de los ediles actuales y el antecesor (impresentables) cuando de un plumazo y en un alarde de chulería sin parangón decide el señor por decir algo que no sea censurado por el moderador, quitar de un plumazo las fotografías de la antesala del salón de plenos del Ayuntamiento, más o menos agraciadas de los alcaldes de esta ciudad en la historia, quizás porque tenían las patillas muy largas o porque quería escribir una historia nueva para esta ciudad que se muere por días, este es un capítulo más del asco que le da Puertollano y sus habitantes a la clase política inútil.
Una iniciativa cultural digna de ser vista y diafrutada aunque sea desde la nostalgia y desde el cabreo por lo destruido.
Algo asi quisiera yo en CReal.
Hay mucha gente que tiene fotos historicas, unas las guardan para si, otras las suben a redes como facebook…Fotografias Antiguas de CReal.
¿Cómo se podría recopilar todo eso en un Museo de la Memoria Forográfica dw CReal?
Yo tengo un dossier de una exposición que hice hace ya «mucho» y que tengo subida en mi pg. de facebook: Ciudad Real destruida. Historia de una destrucción.
Bienvenida esta apuesta cultural de nuestra vecina Puertollano.
Reportaje, fotográfico, de las multas perdidas, de toda la basura, de los zapatos rotos de la policia y fotos de “
Alguna Peña “ pegándome fuego al coche de un vecino, si que hay para empapelar todo el ayuntamiento..
Gracias y desgracias de la imagen y de su utilización enfática. Santos has captado el abandono que puebla las inauguraciones militantes. Y eso que se trata de García Rodero.