Sin lucha no hay defensa posible

Antes que nada, definamos que entendemos por luchar: Abrirse paso en la vida; trabajar continuadamente por conseguir algo, o para vencerlo o sujetarlo (RAE)

Para conseguir algo en la vida –abrirse paso- hay que trabajar de continuo. En muchas ocasiones ese trabajo conllevará eliminar obstáculos. Eso es luchar.

Mi padre repetía con frecuencia un muy antiguo refrán cuando creía que un servidor necesitaba un tirón de orejas: “Para con Dios, hay que tirar del carro”. Con ello me recordaba que cuando alguna de las ruedas del carro de la vida se hundía en un bache, en una zanja, no servían las lamentaciones ni los lloriqueos, ni librar el destino del carro a que Dios enviara a algunos de sus ángeles a sacar la rueda del agujero mientras yo bajaba los brazos abatido y desconsolado. “Primero tu acción y determinación. Después vendrán los ángeles, si es que tienen que venir”.

No sé si Pablo Casado fumará. Si lo hace, cualquier día lo veremos blandiendo un purito y hojeando el Marca. Si no lo hace, se comportará como si lo hiciera, y lanzará bocanadas de humo ficticio como atrapado por una especie de síndrome de Rajoy y comenzará a remolonear.

En su logia, algunos interesados debieron hacerle trampa al expresidente y le alteraron el texto del refrán. Seguramente lo que le dijeron fue que si el carro se trababa, que no se preocupara, ya habría alguien que lo sacaría del agujero por él. Rajoy ha sido un campeón en dejar carros atorados a lo largo del camino. A su sucesor, alguien le está contando también versiones del refrán totalmente extraviadas, como por ejemplo: Si se te ocurre tirar del carro, Dios se enfadará contigo y no te mandará nunca más a sus ángeles para echarte una mano.

Cuando los políticos mencionan la palabra crispación lo mejor es detenerse y pedir una infusión de valeriana, tila o similares, en el primer bar. Casado ha debido entender que los lazos amarillos son artículos de decoración, y que quitarlos sería un acto hostil susceptible de poner los nervios de punta a los decoradores, al punto de indignarles e, incluso, suscitar en ellos apetito o deseo de venganza.

Casado es de la generación del Rey león, y en las reminiscencias de su corazón infantil seguirá pensando que en el mundo animal no existen los depredadores, de lo contrario sabría que cuando un depredador ataca a su presa, los temblores o lamentos de ésta son tomados por aquél como señales de que está actuando convenientemente. El depredador no tiene compasión porque no tiene empatía; es incapaz de identificarse con el sufrimiento de su víctima, a quien sólo le queda defenderse. Es su única oportunidad de vivir.

Casado no ha entendido qué significa depredar: Es cazar a individuos de otra especie para su subsistencia. Si no caza no subsiste. Es imposible negociar con un depredador.

El separatista catalán considera a quienes no lo son, individuos de otra especie, y para alcanzar su proyecto totalitario necesita acabar con ellos.

No querer crispar al depredador es irracional; el depredador no atiende a razones. Tratar de frenarlo pidiendo a sus presas que recurran a la ayuda institucional es algo así como que corran en busca del guarda del parque natural para que las defienda con un dardo-bala somnífero. Algunas veces el guarda llegará a tiempo. La mayoría no. Entre otras cosas porque el depredador ha aprendido cómo esquivarle y ha perfeccionado sus técnicas de ataque.

Ante la pasividad indigna de las autoridades todas, autonómicas y centrales, -muy efectiva para los fines de los secesionistas- el pueblo liso y llano se está organizando en los llamados CBLs –Cuerpos de Brigadas de Limpieza- Y como ha dicho una de sus integrantes, Pilar Barrientos, saben que están solos y, aún así, no piensan retroceder ni un paso.

Mientras los guardas del parque se esconden para que las víctimas del depredador no los encuentren, ellas han decidido defenderse. Lo hacen en inferioridad de condiciones, como pueden, y están en su derecho.

Tarde o temprano uno de los depredadores sacará su zarpa en la oscuridad, alguna presa se defenderá y le hará algún rasguño. El depredador, que habrá aprendido muchas mañas, irá en busca de algún guarda para quejarse, y el representante institucional del parque acusará a la presa de delito de odio y la enjaulará por su osadía al atreverse a pasear en horas en que el depredador gusta salir de caza.

Parece que a algunos se les ha olvidado que el Parlamento de Cataluña sigue clausurado. Si esto no es un golpe de Estado, ¿qué es si no?

¿Cómo puede haber voces que sigan reclamando que se haga política cuando el lugar destinado a ello está cerrado a cal y canto?

Los golpistas únicamente mencionan la palabra política para desviar el centro de atención y tratar de deslegitimar a aquellos que no son de los suyos. Son ellos los que no quieren hacer política. Quieren conquistar el territorio que consideran propio, de su exclusiva propiedad.

Por eso han decidido depredar y han salido de caza, no a decorar nacimientos ni árboles de Navidad. De momento están marcando el territorio, pero tan abusiva, abrumadora y amenazadoramente que no dejan lugar a dudas sobre sus intenciones, salvo para quienes se empeñen en negar la evidencia. Por eso sus presas, los señalados como la especie a depredar, no les queda ni quedará otra opción que defenderse.

La política y la legalidad han sido borradas de la estrategia golpista, de lo contrario el parlamento catalán estaría en plena ebullición. Hemos entrado en otra fase: La conquista palmo a palmo del terreno.

Estamos en plena guerra. No lo parece porque no hay cañones ni nada parecido; pero es una guerra por la apropiación física de un territorio concreto utilizando artimañas propias de la posmodernidad.

Cada metro cuadrado bajo la tiranía del lazo amarillo que se consolide por inacción del resto, se convertirá en un futuro próximo en argumento para reclamar la separación por derecho de conquista, que llamarán cívica.

Los Cuerpos de Brigadas de Limpieza son los únicos que han decidido tirar del carro sin esperar a que algún dios terrenal se anime a enviar a sus ángeles, para sacarlo del barro donde lo han empantanado con la finalidad de dejarlo pudrir. Y deben, al menos, sentirse apoyados por el resto de los españoles.

No hay más resistencia ante esta disfrazada conquista, que ellos. Por desgracia, los recursos legales, aunque se ganen, no servirán de nada. Y la palabra crispación aparecerá una y otra vez en boca de esta clase política cómplice y vil, que la utilizará como coartada para justificar su proceder.

Los CBLs están solos y, además, se los quiere quitar de en medio. Qué menos, Sr. Casado – y resto de cómplices de la mugue política- que un respeto por su valentía y su decisión de luchar –defenderse- de quienes quieren acabar con ellos y despojarles de un territorio que, como poco, también les pertenece.

Molestan, ¿verdad?

Valientes, no dejéis de hacerlo.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz