El servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Toledo, dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, desarrollará un proyecto de investigación para evaluar el inicio del deterioro vascular en la población de mediana edad con el fin de retrasar el envejecimiento no saludable.
El proyecto se llevará a cabo en colaboración con la Unidad de Ictus del Complejo Hospitalario de Toledo, en concreto con la doctora Mar Morín y el doctor Juan Manuel García Benasi, el doctor Gonzalo Gutiérrez, del Servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, el doctor Rafael Cuena, los profesores Ignacio Ara y Luis Alegre, de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Castilla-La Mancha, y Amelia Guadalupe, de la Universidad Politécnica de Madrid.
El estudio está dirigido por el jefe de servicio de Geriatría, el doctor Francisco Jose García, y se titula ‘Impacto de la fragilidad y pre fragilidad en la población de 50-55 años del área sanitaria de Toledo y su relación con el envejecimiento vascular precoz y deterioro cognitivo subclínico’.
El nuevo proyecto será financiado por el Instituto de la Salud Carlos III, al ser incluido en el listado de la concesión de ayudas a la investigación de la Acción Estratégica en Salud (AES) del Plan Estatal de Investigación Científica, y se enmarca en la estrategia Estudio Toledo de Envejecimiento Saludable, que forma parte del Centro de Investigación Biomédica en Red de Fragilidad y Envejecimiento Saludable.
El doctor García explica que este estudio de investigación se centrará en la población de mediana edad, en edades comprendidas entre los 50 y 55 años, dado que desde el año 2006 el Estudio Toledo ha evaluado a las personas mayores de 65 años y en el año 2011 se hizo en nonagenarios y centenarios.
“Con todos los tramos de edad tendremos una visión global sobre el impacto de la fragilidad y los factores relacionados con el envejecimiento no saludable”, apunta.
El jefe de servicio de Geriatría indica que “el Estudio Toledo ha evaluado a lo largo de 12 años a más de 4.000 personas mayores de 65 años. La información recogida en este tiempo ha servido para ayudar a comprender mejor el proceso de envejecer y gracias al esfuerzo y colaboración de los castellano manchegos tenemos uno de los mejores estudios europeos sobre envejecimiento, que ha puesto a nuestra región en un lugar de privilegio en la investigación sobre envejecimiento”.
En este sentido, y según explica el doctor García, el nuevo proyecto evaluará el impacto de la fragilidad y los factores relacionados con el envejecimiento vascular en adultos de mediana edad. “En esa edad, las personas se encuentran en los inicios de la cadena patogénica hacia la discapacidad y en ella las intervenciones son menos costosas y más determinantes para su prevención”, apunta.
El estudio pondrá el foco en el agrupamiento patogénico de la discapacidad: disfunción vascular, deterioro cognitivo, fragilidad. Asimismo, buscan dar una perspectiva de ciclo vital, aportando un estudio observacional de sujetos con 50-55 años, “edad en la que la disfunción vascular sistémica empieza a ser evidente y comienza la repercusión -funcional y estructural- vasculocerebral”.
El proyecto pretende también evaluar el impacto de la actividad física, sedentarismo y nutrición sobre el árbol vascular, la fragilidad y el deterioro cognitivo.
Estudio Toledo
El Estudio Toledo es un estudio observacional ideado para profundizar en la investigación sobre el envejecimiento elaborado por el servicio de Geriatría del Complejo Hospitalario de Toledo y por el servicio de Epidemiología de la Consejería de Sanidad, en colaboración con el Centro de Investigación Biomédica en Red de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES).
Está orientado al estudio de los distintos modelos de fragilidad y envejecimiento saludable, sus determinantes sociales, clínicos, fisiopatológicos y genéticos así como a identificar la relación entre estilos de vida, fragilidad, enfermedades crónicas y discapacidad.
Según este estudio, el 65 por ciento de las personas mayores estima que su estado de salud es bueno o muy bueno y el 26 por ciento dicen que su estado es normal, frente a un 9 por ciento que considera que su salud es mala o muy mala.
Asimismo, los mayores tienen una buena percepción de su edad biológica ya que sólo un 9,6 por ciento expresa sentirse más viejos que los demás y además se sienten mayoritariamente bastante felices o muy felices en el 76,8 por ciento de los casos y sólo un 4,2 por ciento expresa ser infeliz.
La muestra indica también que un 8,4 por ciento de los mayores presenta fragilidad, aspecto este que se relaciona con la edad y con la presencia de enfermedades neurológicas como la demencia, el parkinson, los accidentes cerebrovasculares, el trastorno cognitivo o depresivo y otras enfermedades como la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, y que resulta modificable mediante intervenciones de salud.
Así, un 41 por ciento de la población mayor podría encontrarse en situación de pre-frágiles, la frecuencia de la fragilidad va creciendo con la edad pasando del 2 por ciento a los 65-70 años a más del 15 por ciento superados los 70, lo que representa un alto impacto en la población mayor.
Respecto a las tasas de discapacidad, el principal hallazgo del Estudio es que en comparación con los resultados obtenido en análisis realizados hace 15 años y ajustando por edad se constata una disminución del 20 por ciento en la tasa bruta de discapacidad en actividades básicas de la vida diaria.
Los datos de este Estudio longitudinal realizado en el área sanitaria de Toledo son el resultado de la petición de datos sociodemográficos, de función y actividad, de calidad de vida, de cognición y estado de ánimo, de enfermedad y rendimiento motor lo que ha posibilitado extraer una imagen muy exacta sobre la salud de nuestros mayores.