La Asociación de Viudas de Argamasilla de Calatrava (AVAC) recibirá este año en la inauguración de las celebraciones patronales de septiembre, la Mención de Honor a la Solidaridad, en su modalidad de colectivos, que el Ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava otorga a quienes, según las candidaturas presentadas, se distinguen por su generosa y desinteresada entrega a labores sociales, procurando la mejora de quienes requieren de este tipo de apoyo.
Sergio Gijón, teniente de alcalde de Bienestar Social, explica que la distinción hacia este colectivo es del todo justo pues “cuando peor lo están pasando las mujeres, en el bache vital en que pierden a sus parejas y necesitan apoyo, siempre está esta asociación desde el primer momento, prestando apoyo psicosocial para que las viudas de Argamasilla no se queden en sus casas, para que salgan, para que vuelvan otra vez a integrarse en su pueblo y tengan con quién hablar, con personas que sabemos que las entienden”.
Aunque hoy no ostenta responsabilidad pero sigue perteneciendo al colectivo como una integrante más, la fundadora de AVAC explica que la creación de la asociación obedecía a su propia situación personal, en aquel año 2008 en que perdió a su marido y recurría a la entidad que existía en Ciudad Real capital. Sin embargo, pronto asumió que “lo suyo era formalizar aquí, en Argamasilla, una asociación para que las viudas de aquí tuvieran esa puerta abierta tan necesaria para esta etapa que se nos presenta tan dura”.
Dicho y hecho. Carmen Pérez y un pequeño grupo de rabaneras en el mismo trance propiciaron el nacimiento de AVAC, con el acompañamiento de la entonces presidenta regional y nacional de colectivos de viudas en Castilla-La Mancha, Rosario Vicente. Su lugar de encuentro inicial fue el Centro de la Mujer y recuerda que su psicóloga, Montse, les ayudó también. “Luego nos dejaron San Blas, en un aula donde nos acoplamos y empezamos los viernes a juntarnos”, apostilla.
Romper un hielo muy grande y salir adelante
Pero, a diferencia de otras asociaciones, el carácter tan específico de AVAC, en el que se aborda la fibra más íntima de la mujer que pierde a su compañero de vida, dificulta, al menos inicialmente, dejarse acompañar más allá de los propios hijos. “En esa situación hay que romper un hielo muy grande para salir adelante y ésta es una puerta abierta, siempre lo digo. Para Argamasilla es una satisfacción que tenga una asociación de Viudas”, añade Carmen, recalcando que “los hijos ocupan su sitio y AVAC el suyo”.
Hoy en día el colectivo está presidido por Aurora Lillo y Manoli Mora es vicepresidenta. Ella comparte hace siete años encontró en AVAC “una salida, que fue como mi despertar”. Y es que, como se puede suponer, “de un día a otro te quedas sola” y si bien sus hijos procuraron darle apoyo en un momento que tampoco es fácil para ellos, con la circunstancia añadida de que en muchos casos también viven fuera o tienen su propia familia a la que dedicarse, “también yo salí a la asociación”.
Su experiencia personal inicial fueron dos charlas. Manoli reconoce como al principio “unas veces iba mejor y otras peor y lo cierto es que allí unas veces ríes y otras lloras y así todas, procuras encontrar en todo caso un rato confortable”. “Pasé mi duelo, pero pronto saqué las uñas, a comprar, de papeleo y es que no me quedaba otra. Hay ratos que lo sigues pasando mal, pero la Asociación a mí me vino muy bien, siempre lo digo”.
Actualmente AVAC cuenta con algo más de una veintena de socias, en un ciclo de renovación permanente porque unas entran y otras salen. Incluso han llegado a ser hasta treinta. Para participar de sus actividades no es preciso ser formalmente socia, aunque lógicamente eso da entidad al colectivo. Lo cierto es que sus partícipes suelen ser las que primero dan el paso, las que se acercan a casa de la vecina que ha perdido a su esposo y les ofrecen cariño, comprensión y mucho acompañamiento.
Fredes Trapero, por su parte, ha ejercido de tesorera de la Asociación de Viudas de Argamasilla de Calatrava durante ocho años. Ella enviudó en 2009 y fue desde un principio muy receptiva a la visita que le cursaron: “Para mí, fueron mi salvación”, dice. Reconoce que “pesa” el tradicional luto socialmente establecido y es una barrera “por romper”. De oficio tendera, de siempre tuvo claro que los viernes por las tardes debía echar el cierre y acudir a la asociación. “Nunca quise amargarle la vida a mis hijos”.
Actividades
Fredes explica que los cursos de psicología y de nutrición que AVAC desarrolla, con varios meses de duración cada uno, con sus respectivas profesionales, contribuyen a normalizar enormemente la vida sin la pareja. En primer caso, porque “no se pude vivir anidando pensamientos negativos”. Y en el de nutrición, porque “es habitual abandonarse, piensas que todo te da igual y te dices ‘y yo para mí sola’, una cegación en la que te da lo mismo lo que vayas a comer y eso también es un error”.
El arco de edades que abarca AVAC es muy variado, desde vecinas con 60 años a quienes ya están cerca incluso de los 90. Además de estas saludables prácticas de psicología y nutrición, encuentro en los que también se aprovecha para compartir merienda y momentos de tertulia constructiva, el colectivo también propicia a sus integrantes otras posibilidades de encuentro, como excursiones o la participación en las asambleas federativas.
De todo ello informan a quienes les proponen salir del pozo a través de octavillas que encabezan con un lema a todas luces esclarecedor: ‘Un bálsamo para las heridas del alma’. Y en ellas se recalca como la asociación existe para “superar los sentimientos de tristeza, desánimo y contrariedades”. De ahí las diferentes actividades “encaminadas a superar este reto, potenciando la interacción social y la solidaridad” y, a las propuestas ya apuntadas, cabe añadir talleres de entretenimie nto y manualidades”.
Sergio Gijón resume tamaña labor en “ese empoderamiento de la mujer que hacen en el peor momento, que es cuando se quedan viudas y de la necesidad hacen virtud, tiran adelante y les dan una inyección de ánimo para que puedan seguir viviendo en nuestro pueblo como siempre”.
Además, añade el teniente de alcalde de Bienestar Social, el colectivo “también está disponible para cualquier actividad benéfica que se organiza en Argamasilla, en cuanto pedimos colaboración para jornadas o para cualquier otra cuestión, también son de las primeras en responder”.
AVAC forma parte de la Confederación de Asociaciones de Viudas (CONFAV) y cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de Argamasilla de Calatrava y el Centro de la Mujer, “a los que estamos muy agradecidas”. En el teléfono 678 889 654 se puede contactar con ellas.
Cuando he visto la noticia, me he dispuesto a leerla y, al ver la foto me ha causado una sensación de “mujeres fraternales” a las tres las conozco por mi trabajo de día a día … Y son estupendas . Un abrazo para toda la asociación, que os lo merecéis…