Justamente, como una galería de los Mundiales de Rusia 2018.
Que por ello, podría haber sido una Rusiería en modo Putin aclamado.
Un Putin aclamado, que aspira a reeditarse en modo neozarista.
¡Ojo! No confundir el neozarismo con el neonazismo.
Y es que en un Mundial, sobre todo si es de fútbol, se visualiza el deporte en ejercicio, amalgado con la geopolítica o con la geoestratégica.
Con el comercio.
Y esas son algunas de las razones contables de los resultados producidos en la ronda clasificatoria que termina hoy.
Ronda que se ha cerrado con la sorprendente sorpresa de la eliminación de Alemania.
Hecho que no se producía desde 1938.
Un 1938 de infausto recuerdo político y bélico.
Vigente campeona del mundo en 2014, y apeada por una emergente Corea del Sur.
Nike contra Adidas: gana Nike.
Por lo que la cuenta de selecciones nacionales, vestidas por la marca alemana Adidas han empezado los mundiales temblando.
Como ha ocurrido con Argentina y con España, esponsorizadas por Adidas y a punto de caer al precipicio de la eliminación.
La duda del combate deportivo, que ya es comercial y televisivo, se presenta como una confrontación entre marcas afamadas de ropa deportiva.
Entre Adidas y Nike.
Y ello a pesar de que la solvente Uruguay, vista de Puma.
Que en el límite del conflicto pudiera ser una opción transaccional.
Aunque un seleccionado nacional, como el uruguayo suscite todas las dudas de mundo al estar dirigido por el inválido Òscar Washington Tabárez.
Y ello, todo ello, se visualiza en el encuentro de octavos de final entre la anfitriona Rusia y la campeona de 2010, España.
Ambas vestidas de Adidas y por ello, objeto de un previsible empate.
Que sólo despejará la magnanimidad de Putin, en modo oligarca y en modo de anfitrión de muchos intereses interesados.
Piénsese en que las selecciones que mejor fútbol han desplegado, han sido las vestidas por Nike.
Tanto Brasil, como Croacia, Francia o Inglaterra, son sus talentos expuestos.
Mientras que Bélgica, otra selección nacional con Adidas a cuestas y en el pecho, repetirá la maldición de la marca alemana.
Doble maldición alemana, la de Mannschaft eliminada y la de Adidas dando tumbos en sus patrocinados.
Maldición sintomática, que rompe todos los pronósticos y que algunos emparentan con el mal catalán.
Esto es el gafe de Carles Puigdemont y sus acólitos, acampando sus reales en Berlín.
Que han tenido, y a los hechos me remito, un efecto perverso y pervertido enla misma Alemania.
Desde el doble caso alemán, que llegará al caso belga y puede hacerlo con el caso inglés.
Hasta el grado de torpeza espesa de los jugadores de la selección Españóla, residenciados en Cataluña.
Y me ahorro nombres. Pero todos los conocen.
José Rivero
Divagario
Está mañana he tratado con un matrimonio ruso y nos hemos reído mucho.
Me han prometido que Putin no jugará el domingo. Una falta a Putin podría provocar un conflicto nuclear.
Y NO me han podido asegurar que Rusia no haya comprado los partidos anteriores. Allí parece que es un secreto a vo
Rusia is different.
Hay que ver en qué cosas te fijas, Pepe
El vició de mirar, Manolo. Todo por culpa del huido Alemán.
Ya sabemos que el ‘fútbol’ es la guerra por otros medios. En el Mundial de Rusia, la geopolítica y el fútbol no juegan en la misma cancha.
Mientras tanto, las estrellas de la gepolítica, las economías más poderosas del planeta, Estados Unidos y China, contemplan el mundial desde las butacas.
¡Gooooooool!……..