Los medios de comunicación no hablan de nada que sea realmente importante, de una importancia vital. Las noticias salen a la luz cuando tienen que salir y se ocultan o retienen mientras llega el momento adecuado.
Los medios son repetidores de los mitos creados y divulgados por ellos en su “excelsa” tarea de formar y pastorear a la opinión pública. Todo aquel que se coloque fuera de su “camino virtuoso” será excluido y condenado al ostracismo civil.
Todo síntoma verdadero de empatía humana ha sido borrado por falsas revoluciones de sonrisas que son en realidad muecas de estulticia.
Imaginemos a un hombre medio que lee la prensa y ve los programas de falsos debates en televisión. Procura no perderse ninguno de su canal favorito porque le gusta estar bien informado y refuerza sus creencias, a las que se aferra antes que reconocer que la mitología griega era posiblemente más cierta que la idea del mundo por él aceptada.
El hombre medio saldrá a la calle convencido de ser una autoridad en los problemas que aquejan a su ciudad, a su país y, por supuesto, al mundo, haciendo de caja de resonancia del control mental al que ha sido sometido.
Si los medios no informan de lo que sus facilitadores les piden quedarán fuera del circuito de sus prebendas. Para eso están los políticos, para ser los muñecos del pimpampum del indignado y perplejo hombre medio, convenientemente apaciguado tras ver su programa favorito, escuchar a sus expertos favoritos y disfrutar con su comunicador favorito: ¡ése sí que sabe!; así, esta élite manipuladora y creadora de opinión, desviará nuestra mente sobre aspectos menores, casi siempre relacionados con la casta política, lanzando carnaza a una manada -parte de una teórica ciudadanía- cuyos miembros se creen lobos justicieros cuando, en realidad, son como ovejas que en vez de balar gritan desaforadas las consignas de intoxicación pretendidas, demostrando la idiocia de una muchedumbre que asusta por su fe religiosa en un dios andrógino, de identidad incierta y cambiante, posado sobre patas de carnero y rematado con cuernos de la misma especie, a cuyos pies se encuentra la casta sacerdotal política, feliz de pastorear a la grey que le haya tocado en suerte. Son sicarios posmodernos, que incapaces de manchar sus manos de sangre en un combate cara a cara, neutralizan a las personas corrompiendo a las almas confiadas y a los espíritus más nobles que anhelan creer en los relatos de Alicia.
Nunca esta casta solucionará nada. Son monigotes adoradores de Baal.
Los mismos que 2.500 años atrás asesinaron a Sócrates, y lo hicieron como siempre sin mancharse las manos, condenándolo a muerte por cicuta. Y los inductores del magnicidio -sí, del magnicidio, pues Sócrates era un rey, el rey del pensamiento- fueron los sofistas, malabaristas del engaño y de transformar lo malo en bueno, lo bajo en alto, la degeneración en virtud, consiguiendo que la democracia griega se tornara en podredumbre, pues mientras Sócrates luchaba contra la ignorancia popular y se oponía a ella, aquéllos la encumbraron convirtiendo a la democracia en una tiranía: la tiranía de la opinión pública, donde el amor por la verdad fue desterrado.
La vileza de la condena de Sócrates fue el comienzo del fin de la democracia ateniense.
Democracia, sofistas, ignorancia, manipulación, opinión pública, verdad.
Cada cierto tiempo, Sócrates vuelve a ser enjuiciado por los descendientes de los traidores griegos: los sofistas; y bajo sofismas, asesinarlo de forma limpia, pulcra, sólo alcanzable con el rey del veneno y la muerte dulce: la cicuta.
Estamos en medio de uno de esos tiempos.
El problema es que la propaganda y el ruido nos lleve a confundir al ignorante “baalador” con Sócrates, y a la sabiduría del maestro filósofo con una virtud pasada de moda.
Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
No se sabe bien la historia de Sócrates y la actitud de este, cívica.
Y luego esa visión del ciudadano medio como un ser infantil (él no, por supuesto, ve Cuarto Milenio todos los fines de semana), incapaz de contrastar informaciones, achacando la culpa a los poderosos, siempre los poderosos capitalistas ante ese ser indefenso. ¡En la era de internet y las redes!
Peterot, sin ánimo de polemizar. Fueron los sofistas quienes envenenaron la sociedad ateniense y con su perversión crearon el caldo de cultivo cultural para q Sócrates fuera condenado a muerte.
En el marco cultural sofista está la explicación. Es un acierto del articulista recordarlo porque es algo q suele pasarse por alto.
Magnífico artículo.
El mérito de Sócrates y Aristóteles es su respeto en su análisis a la esencia de las cosas, es decir, a una realidad desprovista de emociones que distorsionan la verdad. El respeto a lo que las cosas y seres son.
Hoy todo comparte una carga emocional y un subjetivismo que deforma la realidad, y algo más, pretende de forma autoritaria adaptarla al estado de las Emociones. Algo muy propio de la sociedad de consumo.
El análisis racional brilla por su ausencia.
Los argumentos salen de las tripas y dejan de serlo. Son mujidos y ladridos, no hay humanidad racional al otro lado, y por ello están abocados a destruir y no construir nada.
La última ironía de Sócrates, sus últimas palabras, fueron pedir el sacrificio de un gallo a Asclepio, el dios de la medicina, en pago por la cicuta que había debido consumir. Precisamente otro sacrificio, como el suyo, de un pobre animal a la superstición. Algunos lo interpretan como un rasgo de piedad en quien había sido condenado injustamente por impío. A mí me parece algo simbólico. Clarín escribió un cuento muy gracioso sobre ello.
Bueno, el ‘hombre medio’ es el ‘hombre masa’, o bien, el ‘hombre cualquiera’ o, en fin, el ‘hombre de la calle’.
Pero, ¿con referencia a qué sería ‘medio’ el hombre?
Lo que está claro es que la sociedad global depende del ‘hombre medio’ que la constituye y que, recíprocamente, este ‘hombre medio’ es la expresión de esta sociedad global.
Para Sócrates, un líder filosófico tenía que ser mucho más que un pensador. Tenía que poseer el coraje para sacrificar todo, incluida la propia vida, para perseguir la excelencia de la mente.
Esto es lo que Sócrates hizo.
Sócrates fue condenado por revolucionar a los jóvenes, por darles herramientas para pensar por sí mismos. Por enseñarles espíritu crítico. Por enseñarles a reflexionar.
Ahora, en pleno siglo XXI, estamos asistiendo a la nueva sentencia de muerte a Sócrates.
Enhorabuena, D. Marcelino…..
Sabemos quién era Sócrates y conocemos a sus antagonistas, los sofistas, nada tontos, por cierto. En todo tiempo y lugar abundaron los charlatanes. Y, por sus artículos, también conocemos a Lastra, otro vendedor de crecepelo con ínfulas de sabio y que recuerda demasiado a esos listos, solo listos, que teniéndose por inteligentes subestiman al resto de mortales, se confían y terminan…. burlados.
Lleva toda la razón. «¡En la era de Internet y las redes», dice peterot. Como si el invento de la imprenta hubiera significado el fin de la ignorancia. No. Y un poco de respeto para Cuarto Milenio, uno de los pocos programas serios de la televisión.
Yo creo que aún nos cuesta distinguir a los socráticos y a los sofistas.
Los socráticos son aquellos que defienden la definición y el ser estable. Es decir, la crítica y respeto a lo que las cosas y el ser humano son.
Los sofistas son los artífices de la indefinición y el relativismo, de la puesta de la dialéctica al servicio no de la verdad sino del poder.
El neomarxismo es profundamente sofista y charlatán. Profundamente relativista (Fuera del poder todo es ilusión o la mentira es arma revolucionaria dijo Lenin).
Hay sofismo evidentemente en la derecha. Es ese liberalismo del que si a mí me va bien a los demás también debe irles bien.
Pero vamos, existe un predominante marxismo cultural que es un sofismo contemporáneo profundamente fragmentador que empezó Zapatero (ya el PSOE cultivó el relativismo moral en los gobiernos de González) y por supuesto continua Pedro Sánchez (en contradicciones campeón por excelencia) y ya no digamos el Marqués de Galapagar.
Al sofista sólo hay que rebatirle con Sócrates con razonamientos, es decir, hay que descubrir lo negador de la realidad que es y lo profundamente autoritario que es al tratar de adaptar la realidad a la ideología.
En cuanto se le rasca un poco, al sofista le sale el dictadorzuelo que lleva dentro.
Marcelino es un socrático por excelencia porque su ánimo es sacudir las falacias de toda ideología y pensamiento preconcebido.
Ideología al servicio del poder fragmentador de nuestra civilización. Con Soros detrás o con su fruta madre, para mí entre otros, la masonería, muy inglesa, artífice entre otros de la fragmentación de la definida y sólida Hispanidad.
La civilización occidental es fraguada por la cultura romana, cristiana e ilustrada, que concilian bastante bien entre sí porque parten de un análisis racional y humanista que se origina en la filosofía socrática, como cimiento de esencias estables, algo que aterra a los relativistas o sofistas, charlatanes que ponen su dialéctica al servicio de sus más egoístas intereses, o el enriquecimiento o el control del poder de forma bifaz, o mediante el liberalismo o mediante el socialismo.
Lo malo de la democracia es que puede votar todo el mundo. La solución es la Epistocracia. Esto insinuado por Sócrates, por Platón, Stuart Mills y perfeccionado actualmente por Brennan, donde sólo los más preparados pueden votar habría impedido el Brexit o que ganara Trump.
La democracia está sobrevalorada
Sí, y las pruebas de acceso al derecho de sufragio las elabora y corrige vuecencia. Así solo tendrán derecho de voto su parentela, amiguetes y demás familia.
Es cierto que los defensores de la epistocracia frente al sufragio universal están últimamente de moda. Siguen creyendo que la mayoría de los votantes son unos ignorantes y que se debería realizar un examen para acudir a la urnas.
Yo creo que es solo aversión a la democracia y pavor a la multitud. Solo eso.
Un aldeano y la persona más informada del mundo tienen el mismo derecho porque nadie sabe mejor que uno mismo dónde le aprietan los zapatos….
El articulista y algunos de sus comentaristas me recuerdan demasiado a esos grupos teatrales de aficionados. En ellos, siempre es el más torpe el que se pide el papel protagonista, y el más desmemoriado el rol con mayor texto. Análogamente , Marcelino y sus secuaces se identifican con Sócrates. Pero que se conformen con parecerse mínimamante a los sofistas.
Por lo demás , qué se sabe del filósofo ateniense. Pues lo que contó Platón en Fedón o en Sobre el alma y mucha rumorología. Propio de los mitos. Pero , hala , sigamos con el blablablá. la charlatanería que no falte.
Sócrates no fue un charlatán, no le hubieran entonces «invitado» a suicidarse.
No, Sócrates no fue un charlatán; tú, por contra, eres el más grande charlatán de todos los tiempos y de todos los foros habidos y por haber, sin llegar , ni de lejos a alcanzar el nivel intelectual de los sofistas. Si se apareciera un Sócrates redivivo Lastra , tú y demás palmeros de Marcelino le apuñalábais por la espalda sin un juicio siquiera sumarísimo.
La descalificación personal no es un argumento, es una falacia «ad hominem».
No lo has argumentado.
Eres un ejemplo claro de sofista.
Ante la falta de argumentos por tu parte, se puede considerar que eres idiota.
Cuarto Milenio, el programa de magufos y charlatanes que lo mismo te dicen que beber orina cura el cancer como que los alienigenas se encuentran entre nosotros, exponente de la estafa y el engaño con supercherias mu modernas, los charlatanes de MiCR lo alaban y lo tildan de «programa serio». Era de esperar. Tales para cuales.
Yo me enteré de la existencia del Instituto Tavistock gracias a Iker Jiménez.
Que no sepas qué es este Instituto solo es culpa tuya.
Te informo, pedirte formación ya es demasiado. El Instituto Tavistock es la mayor institución de estudio y aplicación de ingeniería social del mundo, y sus clientes son empresas, gobiernos y partidos políticos. Comenzó siendo una institución en EEUU militar de guerra psicológica contra el enemigo en la II Guerra Mundial.
Y luego hay contenidos del programa prescindibles a gusto del espectador. No creo en alienígenas.
Hasta un relog parao da bien la hora dos veces al dia.
Te informo que de la existencia de ese instituo te podias haber enterado leyendo, en internet por ejemplo, pero lo tipico en personas como tu es eso: enterarse de algo y creerse el mas listo. ¿Quien te ha dicho que yo se de su existencia? ¿Como no me trago el salvame magufo ya no estoy entre elite intelectual que sois su audiencia verdad? Gran formacion la vuestra creer en fantasmas, aliens y las propiedades milagrosas de beber meados.
Venga sigue flipando con el programa de supercherias modernas, que una vez te enseñaron una cosa que podias haber aprendido en medios mas serios. Pero claro eso cuesta trabajo.
No todo lo dice la Wikipedia, Bob…o.
Lo de Bob…o te viene que ni pintado. No cambies el pseudónimo.
Ser un credulo de las pseudociencias, antivacunas, hechizeros, niñas de la curva, videntes, astrologos, caras de belmez y demas morralla de Cuarto Milenio a ti te viene que ni pintado.
No dejes nunca de verlo.
No fumes porros.
Claro que no, eso se lo dejo a los magufos como tu. Asi os es mas facil que se os aparezca la virgen y aliens varios jaja
Se nos pasó la edad, no a tí.
Vaya, vaya… Cómo está el patio. Estoy a punto de leer que algún comentarista conoció personalmente a Socrates. Nivelazo. Ánimo, don Marcelino. Todo esto es una buena señal.
Sócrates, acento en la o. No vaya el gramático de guardia a pegarme.