Vivir

Marcelino“Hay mucho que saber, y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe” (Baltasar Gracián. Oráculo manual y arte de prudencia)

Vivimos tiempos de confusión; no es nuevo; quizá lo sea la intensidad.

El sabio aragonés, Baltasar Gracián (1.601-1.658), nos muestra el camino de la vida: el saber. Para él, la vida no es un continuum cronológico. Vivir es el ejercicio cotidiano de la sabiduría. Sin ella, la vida sería apenas puro desgaste biológico.

El vivir sólo se justifica por aquellos que saben vivir, y la fórmula graciana es clara: “Tanto se vive cuanto se sabe”.

150px-Baltasar_Gracián_por_Carderera_pequeña_y_viradaGracián fue un absoluto convencido de que nada admite una interpretación única. Por eso hay que desplegar una compleja sabiduría capaz de enfrentarse a un mundo forjado a partir de apariencias, tramas engañosas, listas a destruir cualquier voluntad inadvertida.

Gracián fue un ferviente admirador del teatro de Calderón de la Barca (1.600-1.681). Quizá porque consideraba que la vida es una representación engañosa, y denunció la fragilidad de las representaciones nacidas a través de percepciones sensoriales.

Gracián entenderá que la vida lo es por estar compuesta de contrastes, tal y como aprendiera de Séneca al estudiar sus Cuestiones morales. Estará de acuerdo con Critilo en que “todo el universo se compone de contrarios y se convierte en desconciertos”. E influido por el gran humanista español Francisco Sánchez de las Brozas (1.523-1.600), “el Brocense”, y sus tesis sobre lo aparente, incorporará el razonamiento dualista a fin de comprender el oficio de vivir.

En su recurso dialéctico elaboró diversas dicotomías: máscara-verdad; ser-parecer; pensar-obrar; ver-entender; juicio-ingenio; sustancia-circunstancia; persona-personilla, que le sirvieron para forjar sus descubrimientos más importantes. Y para él, la gran dialéctica, variedad-contrariedad, sería armonizada por el gran Moderador de todo lo creado.

Este gran hombre enterrado en el olvido, como tantos y tantos de nuestra fructífera historia, asumió el principio tridentino del pecado original como inapelable categoría de lo humano, lo que le llevó a admitir el planteamiento de Plauto de que el hombre es un lobo para el hombre.

“Hay a veces entre un hombre y otro casi tanta distancia como entre el hombre y la bestia; si no en la sustancia en la circunstancia; si no en vitalidad en el ejercicio de ella” –Expresaría al advertir que el mundo que le había tocado en suerte estaba anegado de corrupción. Y se dirigirá al hombre que conserva alta su dignidad humana para exigirle lo que sabe no puede exigir a quien ha decidido degradarse al estrato animal: que se ennoblezca a través del conocimiento de sí mismo, que busque hasta encontrar su centro.

Gracián sabía, como Cervantes, que aquellos “siglos dichosos” en los que quienes vivieron en ellos “ignoraban..las palabras..tuyo y mío”, habían dejado de existir, si es que existieron alguna vez.

Por todo ello, Gracián se convirtió en un militante combativo contra la malicia.

El hombre enfrentado al hombre-bestia; la corrupción como fórmula de degradación humana, y el engaño a través de crear realidades tramposas para los sentidos, hicieron que nuestro gran maestro se revolviera buscando una manera de ayudar al hombre íntegro, pues sabía que el otro, su contrincante, el hombre-bestia, no atendería a razones.

La principal preocupación de Gracián es que el hombre íntegro sepa interpretar una realidad a todas luces engañosa y actuar en consecuencia.

Los instrumentos a los que apelará a lo largo de toda su obra serán: la inteligencia, la erudición, la cultura y la experiencia, utilizados de forma esforzada y permanente, pues las tramas engañosas no descansan, y su finalidad es destruir las voluntades despistadas, ingenuas, bienintencionadas; en suma, inadvertidas.

Como buen jesuita, Gracián era un militante en términos casi castrenses. El paso a la acción, una vez desenmascarado el entramado, no debe ser bobalicón, ni admitir dudas, ya que se trata de la supervivencia, o del hombre-humano, o del hombre-bestia.

Al igual que Maquiavelo, fue admirador de Fernando el Católico, al que reconocía una gran inteligencia y conocimiento de las cosas que le hicieron poseedor de una enorme astucia para desenredar situaciones inverosímiles y actuar con determinación cuando había sido necesario.

En suma: Vivir, para Gracián, es aprender a interpretar la realidad para salir airoso de ella, mediante el conocimiento, cuestionando las percepciones sensoriales.

Hoy, como entonces, el mayor riesgo es confundir la realidad con lo que captan nuestros sentidos. No sé si estaremos muy dispuestos a combatir el engaño buscando la sabiduría, como aconsejaba el maestro aragonés.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com

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19 COMENTARIOS

  1. El Criticón» del jesuita español Baltasar Gracián, que con magistral lenguaje del barroco nos exhorta de esta manera:

    » Seréis hombres tratando con los que lo son, que esso es propiamente ver mundo; porque advertid que va grande diferencia del ver al mirar, que quien no entiende no atiende: poco importa ver mucho con los ojos si con el entendimiento nada, ni vale el ver sin el notar. Discurrió bien quien dixo que el mejor libro del mundo era el mismo mundo, cerrado cuando más abierto (…). La dificultad la hallo yo en leer y entender lo que está de las tejas abaxo, porque como todo ande en cifra y los humanos coraçones estén tan sellados y inescrutables, assegúroos que el mejor letor se pierde (…)»

    El arte de descifrar es el arte de discurrir y consiste en leer al derecho lo que aparece al revés. La persona discreta debe descubrir la Verdad en lo que es y se es, oculta debajo de lo que parece ser (lo verosímil).

    Baltasar Gracián nos ofrece un método por el que guiarnos en el sublime arte de leer al derecho lo que aparece al revés. Y para ello nos propone detectar y distinguir las FALACIAS más extendidas.

    La primera es la HIPOCRESÍA. Es la mezcla de rasgos opuestos (diptongos los llama Gracián) y su intención es mezclar y confundir. Es la caricomposición de vicio y virtud. La falsedad del contenido por el contenido, donde la forma poco nos debe importar sino es para permitirnos indagar más allá. Es una falsedad descarada.

    La segunda es la AMBIGÜEDAD. Consiste en jugar al despiste. Baltasar Gracián los llama etcéteras y qutildique, y su intención es decir mucho explicándose poco o aparecer como una cosa siendo la contraria. Es la falsedad de la forma por el contenido, que al descubierto compromete. Es la falsedad disimulada.

    La tercera es el RELATIVISMO. Consiste en negar absolutos y es llamado alterutrum por Gracián. Es el todo vale si nada vale. Es la falsedad en sentido pleno, la falsedad que busca justificación a lo injustificable. Es la falsedad descarnada y desmoralizadora.

    Todas estas falacias se reconocen por su oposición a la virtud de las formas y a la verdad de los contenidos, y resultan tan vigentes hoy como en el siglo XVII. El arte de discernir con el conocimiento adquirido (ciencia y experiencia) y con la intuición fundada en el análisis metódico de las mociones interiores, maduran y agudizan el olfato de la persona ávida de encontrar la verdad oculta bajo las tejas, la verdad entre-líneas, la Verdad al desnudo.

    Citaba San Ignacio de Loyola que «No el mucho saber harta y satisface al alma sino el sentir y gustar de las cosas internamente». Podemos y debemos contemplar la realidad con la mente y con el corazón, porque este es el modo completo y certero de descifrar este mundo complejo.

    GRACIÁN Y LA ESPIRITUALIDAD IGNACIANA SON MAESTROS DE LA SUTILEZA MORAL, DEL ANÁLISIS QUIRÚRGICO DE LA REALIDAD Y LAS PERSONAS.

  2. Gracias por el oportuno artículo que has dedicado a Baltasar Gracián. Muchos sinsabores sufrió su carácter rebelde por honesto, y honesto por agudamente inteligente y sabio.

    Juan de Mariana y él, fueron dos enormes figuras jesuíticas que han impresionado más fuera de España que dentro. El primero por ser el primer analista riguroso de la inflación, y un moralista incómodo para el poder. El segundo por la sutil profundidad del examen moral. En Alemania se conocen mejor que aquí.

    Todo lo que he leído y estudiado de ellos tiene un poco examinado trasfondo espiritual. Sus análisis son de base ignaciana.

    Ignacio de Loyola fue el genial precursor del examen psicológico moderno. Su obsesión era la búsqueda de un método de discernimiento moral que ayudara a los cristianos a tomar buenas decisiones en consonancia con la voluntad del Creador. O sea, un examen moral.

    Mariana, Gracián, Teilhard de Chardin, Ellacuría, Ricci…todos ellos se sirvieron (tal como haría Fromm de Freud) para aplicar al contexto social e histórico en el que vivían el método y las tesis de Ignacio de Loyola, el santo y el personaje de transición a la modernidad por excelencia de la sociedad más en vanguardia intelectual del momento, la de la Monarquía hispánica.

  3. Sócrates decía que el camino de la sabiduría es saber lo que no tienes que hacer.
    En definitiva, el arte de saber vivir consiste en elegir. Y, por supuesto, mejor lo intenso que lo extenso…..

  4. Una selección del ‘Oráculo’ que quizá mejore la salud del foro:

    No cansar. Suele ser pessado el hombre de un negocio, y el de un verbo. La brevedad es lisongera, y más negociante; gana por lo cortés lo que pierde por lo corto. Lo bueno, si breve, dos veces bueno; y aún lo malo, si poco, no tan malo. Más obran quintas esencias que fárragos; y es verdad común que hombre largo raras veces entendido, no tanto en lo material de la disposición quanto en lo formal del discurso. Ai hombres que sirven más de embarazo que de adorno del universo, alajas perdidas que todos las desvían. Escuse el Discreto el embarazar, y mucho menos a grandes personajes, que viven mui ocupados, y sería peor desazonar uno dellos que todo lo restante del mundo. Lo bien dicho se dice presto.

    No mostrar satisfación de sí. Viva ni descontento, que es poquedad, ni satisfecho, que es necedad. Nace la satisfacción en los más de ignorancia y para en una felicidad necia, que, aunque entretiene el gusto, no mantiene el crédito. Como no alcanza las superlativas perfecciones en los otros, págase de qualquiera vulgar medianía en sí. Siempre fue útil, a más de cuerdo, el recelo, o para prevención de que salgan bien las cosas, o para consuelo quando salieran mal; que no se le hace de nuevo el desaire de su suerte al que ya se lo temía. El mismo Homero dormita tal vez, y cae Alexandro de su estado y de su engaño. Dependen las cosas de muchas circunstancias; y la que triunfó en un puesto, y en tal ocasión, en otra se malogra; pero la incorregibilidad de lo necio está en que se convirtió en flor la más vana satisfacción, y va brotando siempre su semilla.

    No ser acriminador. Ai hombres de genio fiero, todo lo hacen delito, y no por pasión, sino por naturaleza. A todos condenan, a unos porque hicieron, a otros porque harán. Indica ánimo peor que cruel, que es vil, y acriminan con tal exageración, que de los átomos hacen vigas para sacar los ojos: cómitres en cada puesto, que hacen galera de lo que fuera Elisio; pero si media la pasión, de todo hacen extremos. Al contrario, la ingenuidad para todo encuentra excusa, si no de intención, de inadvertencia.

    No dar en monstro de necedad. Sonlo todos los desvanecidos, presuntuosos, porfiados, graciosos, noveleros, paradoxos, sectarios y de todo género de hombres destemplados; monstros todos de la impertinencia. Toda monstrosidad del ánimo es más deforme que la del cuerpo, porque desdice de la belleza superior. Pero ¿quién corregirá tanto desconcierto común? Donde falta la sindéresis, no queda lugar para la dirección, y la que había de ser observación reflexa de la irrisión es una mal concebida presunción de aplauso imaginado.

    Hombre de gran paz, hombre de mucha vida. Para vivir, dexar vivir. No sólo viven los pacíficos, sino que reinan. Haz de oír y ver, pero callar. El día sin pleito hace la noche soñolienta. Vivir mucho y vivir con gusto es vivir por dos, y fruto de la paz. Todo lo tiene a quien no se le da nada de lo que no le importa. No ai mayor despropósito que tomarlo todo de propósito. Igual necedad que le passe el corazón a quien no le toca, y que no le entre de los dientes adentro a quien le importa.

    Nunca embarazarse con necios. Eslo el que no los conoce, y más el que, conocidos, no los descarta. Son peligrosos para el trato superficial y perniciosos para la confidencia; y aunque algún tiempo los contenga su recelo propio y el cuidado ajeno, al cabo hacen la necedad o la dicen, y si tardaron, fue para hacerla más solemne. Mal puede ayudar al crédito ajeno quien no le tiene propio. Son infelicíssimos, que es el sobregüeso de la necedad, y se pegan una y otra. Sola una cosa tienen menos mala, y es que ya que a ellos los cuerdos no les son de algún provecho, ellos sí de mucho a los sabios, o por noticia o por escarmiento.

    Saberse trasplantar. Ai naciones que para valer se han de remudar, y más en puestos grandes. Son las patrias madrastras de las mismas eminencias: reina en ellas la invidia como en tierra conatural, y más se acuerdan de las imperfecciones con que uno comenzó que de la grandeza a que ha llegado. Un alfiler pudo conseguir estimación, pasando de un mundo a otro, y un vidro puso en desprecio al diamante porque se trasladó. Todo lo extraño es estimado, ya porque vino de lexos, ya porque se logra hecho y en su perfección. Sujetos vimos que ya fueron el desprecio de su rincón, y hoi son la honra del mundo, siendo estimados de los propios y extraños: de los unos porque los miran de lexos, de los otros porque vienen de lexos. Nunca bien venerará la estatua en el ara el que la conoció en el tronco.

    Nunca obrar por tema, sino por atención. Toda tema es postema, gran hija de la pasión, la que nunca obró cosa a drechas. Ai algunos que todo lo reducen a guerrilla; vandoleros del trato, quanto executan querrían que fuesse vencimiento, no saben proceder pacíficamente. Estos para mandar y regir son perniciosos, porque hacen vando del govierno, y enemigos de los que había de hacer hijos. Todo lo quieren disponer con traza y conseguir como fruto de su artificio; pero, en descubriéndoles el paradoxo humor, los demás luego se apuntan con ellos, procúranles estorvar sus quimeras, y assí nada consiguen. Llévanse muchos hartazgos de enfados, y todos les ayudan al disgusto. Éstos tienen el dictamen leso, y tal vez dañado el corazón. El modo de portarse con semejantes monstros es huir a los Antípodas, que mejor se llevará la barbaridad de aquellos que la fiereza destos.

    • Me ha gustado muchisimo tu comentario. Mas tarde lo releeré buscando el significado de algunas palabras. Buen aporte!

        • Eso eso, te ruego que comienzes a aplicartelo, a ver si así empiezas a respetar el dialogo civilizado entre los demas usuarios, y la parte de los comentarios deja de dar tantisima pena.

        • Empieza por salir entonces del anonimato, porque lo utilizas sólo para el insulto y la descalificación.

          No argumentas nada.

        • Yo ni te insulto, ni descalifico.

          Acaso no existe la posibilidad de que seas mas pesao que una vaca en brazos?

          Eres tu el que constantemente insulta al resto de usuarios, llamandoles: imbeciles, gilipollas, etc etc incluso hace no mucho le dijistes a otro que tenia la pilila pequeña.

          Deja de tomar por tontos al personal intentando proyectar tu detestable comportamiento en mi.

          Salir del anonimato? sabiendo como eres, antes dejo de comentar aquí. Miedito me das.

        • Todo lo he dicho tras previos insultos y descalificaciones vuestras.

          Qué menos que responder así a impresentables que se ocultan en el anonimato y lo aprovechan para eso porque no tienen mejores argumentos.

          Si tienes que tenerme miedo es esencialmente porque zasqueo que da gusto.

    • Mi hermano se dexó estos pocos:

      Hacer concepto. Y más de lo que importa más. No pensando se pierden todos los necios: nunca conciben en las cosas la mitad; y como no perciben el daño, o la conveniencia, tampoco aplican la diligencia. Hacen algunos mucho caso de lo que importa poco, y poco de lo que mucho, ponderando siempre al revés. Muchos, por faltos de sentido, no le pierden. Cosas ai que deberían observar con todo el empeño y conservar en la profundidad de la mente. Hace concepto el sabio de todo, aunque con distinción caba donde ai fondo y reparo; y piensa tal vez que ai más de lo que piensa, de suerte que llega la reflexión adonde no llegó la aprehensión.

      No escucharse. Poco aprovecha agradarse a sí, si no contenta a los demás, y de ordinario castiga el desprecio común la satisfación particular. Débese a todos el que se paga de sí mismo. Querer hablar y oírse a un tiempo no sale bien; y si hablarse a solas es locura, ecucharse delante de otros será doblada. Achaque de señores es hablar con el bordón del «¿digo algo?» y aquel «¿e?» que aporrea a los que escuchan. A cada razón orejean la aprobación o la lisonja, apurando la cordura. También los hinchados hablan con Eco, y como su conversación va en chapines de entono, a cada palabra solicita el enfadoso socorro del necio «¡bien dicho!».

      Tener el arte de conversar, en que se hace muestra de ser persona. En ningún exercicio humano se rquiere más la atención, por ser el más ordinario del vivir. Aquí es el perderse o el ganarse; que si es necessaria la advertencia para escribir una carta, con ser conversación de pensado, y por escrito, ¡quánto más en la ordinaria, donde se hace examen pronto de la discreción! Toman los peritos el pulso al ánimo en la lengua, y en fe de ella dixo el Sabio: «Habla, si quieres que te conozca». Tienen algunos por arte en la conversación el ir sin ella, que ha de ser holgada, como el vestir, entiéndese entre mui amigos; que quando es de respeto ha de ser más substancial, y que indique la mucha substancia de la persona. Para acertarse se ha de ajustar al genio y al ingenio de los que tercian. No ha de afectar el ser censor de las palabras, que será tenido por gramático, ni menos fiscal de las razones, que le hurtarán todos el trato y le vedarán la comunicación. La discreción en el hablar importa más que la eloqüencia.

      No ser mui individuado, o por afectar, o por no advertir. Tienen algunos notable individuación, con acciones de manía, que son más defectos que diferencias. Y assí como algunos son mui conocidos por alguna singular fealdad en el rostro, assí éstos por algún excesso en el porte. No sirve el individuarse sino de nota, con una impertinente especialidad que conmueve alternativamente en unos la risa, en otros el enfado.

      No tener voz de mala voz. Muchos menos tener tal opinión, que es tener fama de contrafamas. No sea ingenioso a costa ajena, que es más odioso que dificultoso. Vénganse todos dél, diciendo mal todos dél; y como es solo y ellos muchos, más presto será él vencido que convencidos ellos. Lo malo nunca ha de contentar, pero ni comentarse. Es el murmurador para siempre aborrecido, y aunque a veces personajes grandes atraviessen con él, será más por gusto de su fisga que por estimación de su cordura. Y el que dice mal siempre oye peor.

      Saber repartir su vida a lo discreto, no como se vienen las ocasiones, sino por providencia y delecto. Es penosa sin descansos, como jornada larga sin mesones. Hácela dichosa la variedad erudita. Gástese la primera estancia del bello vivir en hablar con los muertos. Nacemos para saber y sabemos, y los libros con fidelidad nos hacen personas. La segunda jornada se emplee con los vivos: ver y registrar todo lo bueno del mundo. No todas las cosas se hallan en una tierra; repartió los dotes el Padre universal, y a veces enriqueció más la fea. La tercera jornada sea toda para sí: última felicidad, el filosofar.

      Abrir los ojos con tiempo. No todos los que ven han abierto los ojos, ni todos los que miran ven. Dar en la cuenta tarde no sirve de remedio, sino de pesar. Comienzan a ver algunos quando no ai qué: deshicieron sus casas y sus cosas antes de hacerse ellos. Es dificultoso dar entendimiento a quien no tiene voluntad, y más dar voluntad a quien no tiene entendimiento. Juegan con ellos los que les van alrededor como con ciegos, con risa de los demás. Y porque son sordos para oir, no abren los ojos para ver. Pero no falta quien fomenta esta insensibilidad, que consiste su ser en que ellos no sean. Infeliz caballo cuyo amo no tiene ojos: mal engordará.

      No proseguir la necedad. Hacen algunos empeño del desacierto, y porque comenzaron a errar, les parece que es constancia el proseguir. Acusan en su fuero su yerro, y en el foro lo excusan, con que si quando comenzaron la necedad fueron notados de inadvertidos, al proseguirla son confirmados en necios. Ni la promesa inconsiderada, ni la resolución errada inducen obligación. Desta suerte continúan algunos su primera grosería y llevan adelante su cortedad; quieren ser constantes impertinentes.

      Huir la nota en todo. Que en siendo notados, serán defectos los mismos realces. Nace esto de singularidad, que siempre fue censurada; quédase solo el singular. Aun lo lindo, si sobresale, es descrédito; en haciendo reparar, ofende, y mucho más singularidades desautorizadas. Pero en los mismos vicios quieren algunos ser conocidos, buscando novedad en la ruindad para conseguir tan infame fama. Hasta en lo entendido lo sobrado degenera en bachillería.

  5. Leed y tened «El arte de la prudencia», lleno de pensamientos vigentes hoy…ahora lo llaman los listillos que se dedican a eso, a aconsejar como si fuesen la crema de la crema, coaching,vaya tela ¡que ya lo inventaron como poco los sabios griegos hace dos mil quinienteos años!…en fin, que cuanto más incultos más nos pastorean o lo intentan todos. Os gustará y muchos lo incorporaréis a vuestra mesilla de noche…ahhh y era otro español del que sentirse orgullo, uno más de los miles que hemos olvidado por nuestro complejo de inferioridad como Nación, con mayúsculas, mientras cualquier tontada de más allá de nuestras fronteras nos embelesa.

    • Efectivamente.

      Y curioso, Baltasar Gracián fue idolatrado en el Romanticismo alemán. Cómo otro gran filósofo español en el XX, Ortega y Gasset. Aquí se les desconoce e ignora.

      • Ortega y Gasset es por ejemplo el mejor analista del comportamiento de la movilización política de las masas. Aquí de movilización en las calles por razones políticas… cantidad.

  6. Quizá se ignore que el principal precedente de la famosa novela de Gracián fue otra compuesta por un autor que, como manchego, o toledano por más señas, nadie ha estudiado. Tuvo bastante éxito en su época. Se trata de Cosme Gómez Tejada de los Reyes, autor de una novela filosófica trufada de apólogos, como su descendiente, llamada «León prodigioso» (1634). Una de tantas perlas olvidadas por una literatura manchega cuya historia nadie ha sido lo bastante diligente para escribir.

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