Tacones Rojos

José González Ortiz.- “Soy un lector de principios: sólo leo los primeros párrafos de los libros”, dijo en cierta ocasión Groucho Marx y esa premisa suya pudo haber sido mi primera intención, la postura por ignorancia ante el intrigante y desconocido libro de mi paisano, el puertollanense Javier Márquez, en su reciente opúsculo: “Tacones rojos”.
Tacones rojos portada
Un relato breve, cuyo epígrafe por su forma y fondo, me inducía a pensar que éste texto se iba a mover por la ironía, lo humorístico…, pues el autor en su cosmogonía, tiene una visión brutalmente divertida y sagazmente mordaz de la vida. Por otro lado, el título nos evoca a un film del ilustre calzadeño Pedro Almodóvar en “Tacones lejanos” … No conocía nada del tema, del escritor y menos del estilo y estructura de su reciente creación literaria de pluma finamente aguzada por la causticidad, el sarcasmo y con una prosa directa de diálogos bien construidos.

Narración que se mueve por la intriga y el género policiaco, dinámico y fluido y en la que ciertos momentos -al igual que en otros de sus relatos-, adquiere honda emotividad, plasticidad y lirismo. Un trabajo sintéticamente ágil y bien elaborado, resuelto y ambientado en la ciudad industrial de Puertollano. Novela corta, en la que su autor construye una trama policial de secuestros, nazis vengativos, intrigas, amoríos, relaciones humanas…, que al final se resuelve satisfactoriamente y el misterio se aclara y desvela. Por otro lado, acompañan a esta primera entrega cinco relatos que entre si van encadenados y que tienen como punto de partida un libro de donde se escapan sus protagonistas, la decidida Firdheus y Hugo y, desencadenan una serie de actuaciones que intervienen en las relaciones de algunos de sus protagonistas. Así: “La chica de los zapatos de tacón de color rojo”, “La biblioteca”, “Jaque doble a la dama”, “¿Dónde estás, Hugo?”, “Vivir dentro de otro libro” …

Otros tres relatos de contenidos diversos van perfilando el devenir final: “Cuento de Navidad”, una crítica al despilfarro y apología a la solidaridad. “Trappist-1”, un viaje espacial para salvar libros y “El lobo guitarrista”, una fábula de respeto a los animales y como epílogo: “Soñar que te sueño”, una sentida carta de amor en prosa poética que cierra esta colección de textos, entretenidos unos y, emotivos y entrañables otros.

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