La campana de Yuste

3 de marzo de 1557. Desde el ventanal de su despacho, el emperador Carlos , sentado en su silla especial para mitigar los dolores de gota, veía el estanque y los jardines junto al Monasterio. Hacía un mes que había llegado a su retiro en Yuste, mandado construir junto ala iglesia del Convento de Jerónimos. franciscoblancoSi bien se acompañóde  algunoscortesanos que habían estado siempre a su servicio ,complacido se había hecho ya a su nueva vida donde predominaban el sosiego y la espiritualidad que quiso para esa última etapa.   El mobiliario de sus habitaciones era sencillo  y el color negro predominaba en la decoración del dormitorio y en su vestimenta, en memoria de su madre fallecida hacía casi dos años .

campana-de-yusteEstaba ahora hojeando uno de sus libros, y  recordando aquel recibimiento de los frailes lleno de solemnidad  ( y que posteriormente pasó a la tradición  con unos versos que alguien pronunciara : “Grande celda para un fraile, corto albergue para un César “ ).  Una sonrisa se dibujó en el rostro  al revivir la turbación del Prior Fray Martín de Angulo, cuando se excusó ya que por algún contratiempo no había sonado la campana dela iglesia a su recibimiento,   y tampoco luego del piadoso “Te DeumLaudamus “ que se cantó.

El Rey era un hombre de firmes convicciones religiosas y como se dice, enseguida se adaptóa la vida doméstico- monacal con la que se sintió identificado.   Departía con los monjes, e incluso participaba de vez en cuando con ellos en sus rezos y cánticos: era amante, conocedor y  difusorde la música .Diariamente se decían misas por su padre Felipe, su madre  Juana,  su esposa Isabel de Portugal  -de laque había enviudado hacía 17 años- , y por él mismo .En varias ocasiones fue visitado por  Fray Francisco de Borja,  gran amigo , jesuita ahora y  antiguo Gran Privado suyo y también al servicio de Isabel de Portugal  (ante cuyo cadáver pronunció la célebre frase “ Nunca volveré a servir a señor que se me pueda morir” ) . Con Francisco solía departir acerca de las faltas que podía tener como cristiano en su convivencia  diaria.     Tenía no obstante como confesor al jerónimo Fray Juan de Regla , a quien confiaba la zozobra por los errores que hubiera podido cometer en su vida.     Para Carlos la Comunión era el exponente máximo de la aspiración cristiana,  si bien solía demandar  ayuda espiritual  a Fray Juan , ya que  con ciertafrecuencia le asaltaba la duda de si las manos del sacerdote serían totalmente dignas ante el Altísimo  de repartir el Cuerpo de Cristo. El confesor , siempre con la prudencia que requería el tema y quién lo proponía,  le respondía que recordara cómo el mismo Jesús lo encomendó así a sus discípulos en la Santa Cena.

El Emperador, con 57 años  y limitado por la enfermedad que le hacía permanecer con cierta frecuencia  postrado, durante su estancia en Yuste también se ocupó en alguna ocasión de asuntos de Estado:  ahora reinaba su hijo Felipe, pero al margen de ello , como perfecto conocedor de las situaciones políticas y sociales de España y resto del Imperio , en alguna ocasión fue visitado para requerir su intervención.

En la vida cotidiana,  aparte de la prácticas religiosas, leía , contemplaba sus pinturas del admirado Tiziano,  consultaba mapas en los que revivía pasadas contiendas,departía con sus cortesanos de oficios  ( médico, relojero, barbero, etc ) , paseaba por el jardín y alrededor del pequeño estanque junto al Monasterio , y gustaba de acompañarse especialmente por su incondicional  mayordomo Luis Quijada, y por Juanelo Turriano, el famoso ingeniero italiano especialmente dedicado a los inventos mecánicos, y que era su relojero.  Precisamente , en una de las ocasiones  que conversaba con él, le habló del contratiempo de los frailes con la campana, desde el mismo día de su llegada.  De inmediato se ocupó de ello, y accediendo a la cubierta examinó la espadaña que albergaba a aquélla y el sistema de volteo,  quedando extrañado  ya que el  yugo estaba como encajado en los muretes, y no respondía a la acción de la cuerda .  Consternado por ser incapaz de solucionarlo,  propuso a  los frailes construir un nuevo sistema, si bien se demoraría algún tiempo, ya que la madera y algún otro material habrían de traerse de Italia.  Aquéllos accedieron y el Emperador acordó sufragar él los gastos del nuevo mecanismo. Se desmontaron campana y espadaña , para evitar mientras alguna desgracia.

Llegó la Semana Santa , y tuvieron lugar las celebraciones propias.  El 28 de Marzo ,Jueves Santo,como el resto de los días importantes,  todos  la Comunidad, el rey y su  acompañamiento se encontraban en la Iglesia  en la que se iban a celebrar los  Santos Oficios .   Llegada la comunión, los frailes entonaban en el coro el “Atende Dómine“. Con la dificultad que siempre le condicionaba la enfermedad , el rey  se acercó  lentamente apoyado en su bastón a  tomar la Eucaristía.   Ayudado por Quijada  se arrodilló en el reclinatorio , y con los ojos cerrados esperó .Al abrirlos y girar la cabeza ligeramente  hacia arriba, quedó paralizado ante un resplandor cegador que tenía delante.  Unas manos le daban la Sagrada Forma y Carlos , fuera de sí , luego de tomarla  no pudo reprimir emocionadas lágrimas,  e inclinar la cabeza:   aquellas manos  estaban traspasadas.

Afuera se oyó el tañido de una campana.

Francisco Blanco Mena
Retazos

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6 COMENTARIOS

  1. Extraordinario relato.
    Y es que Carlos V quería retirarse al lado de un monasterio jerónimo. Así como desconfiaba de los jesuitas, por los jerónimos tenía simpatía. Esa debilidad la heredaría su hijo, Felipe II, que llevó a esta orden religiosa a su gran obra de El Escorial……

    • Y otra curiosidad -si bien no está documentado como cierto, que yo sepa – es que los funerales en la Catedral de Granada por Isabel de Portugal, con motivo de la verificación por parte del entonces Duque de Gandía, Francisco de Borja, de que el cadáver que se iba a enterrar era el de la Emperatriz, muy posiblemente los celebrara un Santo muy cercano nuestro: el Maestro Juan de Ávila.

      • Hay pruebas de la presencia en la Capilla Real de la Catedral de Granada, el 17 de mayo de 1539, además de D. Francisco de Borja, el obispo de Burgos, fray Juan de Toledo, D. Luis Hurtado de Mendoza, arzobispo de Granada y el marqués de Mondéjar, entre otros nobles.
        También hay constancia de las palabras que Juan de Ávila dedicaba en las homilías durante los oficios por el alma de Dª. Isabel y que, tal vez, influyeron mucho en la conversión de D. Francisco de Borja.
        Aunque es cierto que no está documentado si Juan de Ávila participó en el oficio del funeral…..

  2. Tarde he llegado a leerte. Es un precioso relato.

    Hice mi discernimiento vocacional en la Compañía de Jesús tras salir del Seminario cuando era estudiante. Fue una etapa intensa en mi vida en la que me empapé de la Historia de la Compañía de Jesús (yo estudiaba también Historia en la Universidad) y me ilustraba el Padre Verdoy que es profesor en la Autónoma de Historia y además era mi provincial. He podido acceder a correspondencia original de Francisco de Borja y acercarme a su figura.

    Francisco de Borja fue algo más que un hombre con dotes y experiencia de gobierno, fue el mayor aval político que San Ignacio de Loyola (extraordinario estratega) consiguió para que la heterodoxa Compañía de Jesús fuera finalmente aceptada por Roma.

    El habia sido procesado por la Inquisición, y los jesuitas eran mal vistos porque hacían prevalecer el apostolado a la vida comunitaria regular. Eran hombres de acción más que de contemplación. Y si eran hombres de contemplación lo eran por la intensa experiencia de Ejercicios Espirituales que se concentra en una parte del año (maximo un mes), tiran de ello para el resto del año porque los jesuitas observan un fantástico método de acción que sostienen a base de una excelente y larga formación y una continua revisión o discernimiento.

    Francisco de Borja como General de la Compañía afianzó finalmente a la Orden dentro de la Iglesia pues su inmejorable posición de amigo del Emperador y valedor de la posición de España dentro del Catolicismo, venció todo tipo de resistencia a una Orden que supuso toda una revolución dentro de la vida religiosa. Teatinos y dominicos se opusieron mucho a ella.

    Tuve ocasión de visitar la ermita donde hizo sus primeros ejercicios espirituales en Oñate. Tras ellos Ignacio le ganó para la Compañía. Cómo a Francisco Javier, a este en la Sorbona.

    Ignacio fue un buen estratega. Fue un heterodoxo, perseguido por la Inquisición, precursor del psico-análisis a través de sus Ejercicios, y un autodidacta muy esforzado que tuvo que hacerse con una formación para ganarse la autoridad frente a los inquisidores. Nació para ser militar no clérigo.

    Su relación con Juan de Ávila fue fluida, porqutaeste también fue un reformador, y a punto estuvo de ser jesuita. Mi teoría es que Juan de Ávila siempre puso reparos al fiel voto de obediencia a Roma que exigía ser jesuita (otra estratégica fórmula de vencer la oposición interna que encontró Ignacio, vincularse directamente al Papa). Juan de Ávila era un enamorado de Andalucía, ni quería ni podía imaginarse en las Indias o en Japón si hubiese sido ordenado ser destinado allí.

    Los jesuitas entran de verdad a ser políticamente influyentes a través del Concilio de Trento pues ya contaban con grandes teólogos, y cuando empezaron a ser utilizados por instrumento pontificio e imperial de la Contrarreforma.

    El secreto de su éxito estaba en su excelente espiritualidad y formación y modo de proceder. Fueron y se presentaron como un brazo y organización multinacional en defensa de los intereses del Papa y del Emperador.

    Su proyección política fue esbozada por San Ignacio, y concretada por Francisco de Borja, Duque de Gandía y amigo personal del Emperador. Yo no tengo dudas sobre que en Francisco influyera e ilustrara (no tanto la idea como la utilidad) la visión que el Emperador tenía de la Cristiandad y del miedo que la Reforma le inspiraba.

    La Compañía de Jesús fue por Francisco de Borja, que tuvo esa visión porque era un hombre de poder, el ejército espiritual del Imperio, y de Roma, y nexo de unión entre ellos en momentos de desavenencias.

    Perdón por el rollo. Pero el tema que has expuesto es para mí apasionante.

    • Una anécdota de cómo fue tan excelente estratega Ignacio. Cuando es llamado a Roma Francisco de Borja para iniciar su vida como jesuita, Francisco a petición de Ignacio, entra en Roma vestido y engalanado como Duque de Gandía y amigo personal del Emperador. Entró prácticamente haciendo un desfile. El mensaje era claro, cuestionar a la Compañía era como cuestionar la autoridad del mismo emperador.

      Carlos era un monarca medieval y su idea del clero era ortodoxa y regular. La heterodoxia que representaban los jesuitas le inquietaba. Ni llegó a extrañarle la conversión a la vida religiosa de Francisco de Borja ni llegó tampoco a sorprenderle. Los jesuitas estaban llamados a ejercer una posición de preeminencia política dentro y fuera de la Iglesia, y Francisco la política la había mamado.

      Se puede visitar al santo en la Iglesia de Maldonado de Madrid. La misma Iglesia donde fue asesinado tras salir de la Eucaristía Carrero Blanco.

      Nuestro Papa es jesuita, pero escogió el nombre de Francisco por el de Asís…y también por el de Borja. Es mi teoría. Un hombre de piedad y sencillez, y también de autoridad. Amigos jesuitas argentinos me hablaron de él como un provincial riguroso y casi autoritario. No es el revolucionario que pintan, pero tampoco el hombre severo que se descubre internamente. Siempre fue como arzobispo de Buenos Aires un hombre de acción.

      Y un jesuita no es indiferente a nadie. No puede ser encasillado (es demasiado complejo porque posee una larga formación y gran capacidad de discernimiento psicológico y espiritual que le hace audaz y dinámico) y rompe las casillas (y eso les crea enemigos) porque es un miles Christi. Ignacio iba destinado a la carrera militar, era de carácter vasco y por eso era combativo, o era de carácter combativo al ser vasco. Los vascos siempre han sido belicosos, especialmente y en época de Ignacio entre las familias nobles, a las que él (los Loiola) pertenecía.

      Un tipo curioso y apasionante. Los defectos de los jesuitas y San Ignacio me los callo. Eso, si te conozco y te interesa te los comento en privado. Todo en la Compañía, pero también en la Iglesia, está impregnado de sabía experiencia, sofisticación e inteligencia, también miserias. Al fin y al cabo a través de la Iglesia, desde la Roma imperial y eterna, y con ella Grecia, hasta el Renacimiento y su degeneración ilustrada, Occidente es lo que es culturalmente con su grandeza y con sus contradicciones.

      • Varias expulsiones han padecido en España los jesuitas, la última como sabrás en la República.

        De mí piden lo mismo diariamente en este foro, unos más que otros, pero unos y otros. También a la derecha le puedo resultar incómodo.

        Aún tengo un gran poso jesuítico. Gracias a Dios no llegué a terminar de ser religioso, se frenó a tiempo. Tenía que dar caña fuera, dentro me asfixiaba, y tenía que conocer a mi mujer y tener a mi hijo.

        Ad maiorem Dei gloriam.

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