Eusebio Gª del Castillo Jerez.- “Lo soñamos hace diez años, lo hicimos realidad y lo queremos seguir soñando a través de nuestra voluntad y energía”, con estas palabras despedía anoche Francisco Antonio Moya, director de la Orquesta Filarmónica de La Mancha, el concierto conmemorativo del décimo aniversario de la formación. La OFMAN celebraba su aniversario interpretando la 9ª Sinfonía de Beethoven acompañada del coro Gli Appassionati y los solistas Gema Scabal (soprano), Inés Olabarría (mezzosoprano), Ángel Cortés (tenor) y Daniel Báñez (barítono).
Con motivo de la efeméride, se celebró un emotivo acto antes del inicio del concierto, presentado por Carlos Pardo, tenor y director de escena que ha trabajado con la OFMAN en el musical ‘Platero’. En sus palabras ponía el acento en la dificultad de crear un proyecto centrado en la difusión de la música clásica, mantenerlo y hacerlo visible, “en estos tiempos que corren”. El secreto, afirmaba, es la vocación de las personas que pasan por la orquesta, «un material humano de valor incalculable». La OFMAN, reseñaba, nació con la crisis, pero se ha desarrollado y ha crecido exponencialmente en estos años. Si en sus primeros años promediaba entre seis y ocho conciertos anuales, en sus últimas tres temporadas ronda los treinta conciertos por toda la geografía española, acumulando más de doscientos en dos lustros de trayectoria.
A continuación, tomaba la palabra el fundador del proyecto, músico de Villahermosa afincado en Ciudad Real hace ya más de 25 años. Francisco Antonio Moya corregía a Pardo y elevaba hasta cuarenta los conciertos que la orquesta ofrece en sus últimos años. Un progresión, remarcaba, que no es casual, “sino fruto de la voluntad y el esfuerzo, de la vocación y pasión por lo que hacemos”. El director destacaba el “poder transformador” de la música clásica, que hace que las personas que asisten a un concierto sean diferentes cuando salen. Asimismo se refirió a la 9ª Sinfonía, una obra que Beethoven compuso prácticamente hace doscientos años, en las postrimerías de su vida, arruinado y sordo. Es todo un ejemplo, subrayaba, “que una persona deje este obra para el resto, priorizando el amor a la humanidad por encima de todo egoísmo”.
Como parte del homenaje a la orquesta se proyectaron vídeos con mensajes de personalidades del mundo de la música y la cultura española que han trabajado o compartido escenario con la orquesta.
Por otra parte, el director entregó unos diplomas conmemorativo a varios integrantes de la formación “que han mostrado empeño, fidelidad y profesionalidad con la OFMAN, y que encarnan el milagro de su éxito”: Ángel de Marcos Fernández Rodríguez, María del Mar Patón Lozano, Álvaro Rodríguez Rey Gómez, María del Carmen Alcocer Sanz, Verónica Sánchez Ramos, Pilar Rodríguez Talavera, Lucía Donoso Madrid, Elisa María Menchén Rabadán, Daniel Báñez Lechuga y Roberto Villadangos Carrera.
El barítono Daniel Báñez, el único de los que recibió el reconocimiento sin formar parte del plantel de músicos, apuntaba que el desarrollo de la orquesta ha permitido “que muchas otras personas que formamos parte del tejido cultural de la ciudad hayamos podido crecer con ella”. Trabajar con esta orquesta, remachaba, es un privilegio.
Finalizado el concierto, tras interpretar el esperado cuarto movimiento en el que los solistas y el coro subieron al escenario para entonar el Himno de la Alegría, se retomaron las intervenciones. Lucio García Leal, presidente de SOLMAN, entidad con la que la Orquesta Filarmónica ha colaborado en este concierto, agradecía el gesto de la formación y destacaba que la música y la solidaridad “son casi la misma cosa”. Los fondos recabados se destinarán a una beca de danza para un joven africano.
La alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, dijo sentirse abrumada al subir al escenario. Esto no es solo música, observó, tiene “alma”, que aseguró ver en la batuta de Francisco Moya. Además, señaló cómo los ojos de los músicos siguen al director no solo al dictado de la partitura, sino por lo que representa para ellos y por lo que ha conseguido hacer. En cuanto al apoyo a esta formación, la regidora municipal reconocía que las administraciones no siempre están a la altura, y concluía destacando el privilegio “de estar esta noche aquí”.
El concierto se cerró con El sueño imposible del musical ‘El hombre de La Mancha’, compuesta por Mitch Leigh, a modo de bis. “En estos tiempos convulsos, de una sociedad tan enferma, cuánta falta hacen esas palabras de hermandad, de la alegría que produce, reflejadas por Friedrich Schiller en la oda a la que ponía música Ludwig van Beethoven que hemos escuchado esta noche”, señalaba Francisco Antonio Moya. Con este mensaje, “hilvanado” con el propósito de seguir soñando lo imposible, la Orquesta se despidió. Tras la última nota, el público que acudió al Teatro Municipal Quijano hasta casi llenarlo, despidió en pie a la Orquesta Filarmónica de La Mancha con una cariñosa y merecida ovación.
Enhorabuena por este X Aniversario y por este reconocimiento al esfuerzo que supone mantener este tipo de iniciativas culturales.
No obstante, desde el punto de vista técnico, es honesto reconocer que la 9ª Sinfonía de Beethoven requiere un mayor cuerpo orquestal.
En cualquier caso, teniendo en cuenta la gran complejidad técnica de la obra, la interpretación resultó bastante digna y meritoria…..