David Bollier es un escritor y activista estadounidense, a la vez que una figura destacada en el movimiento de los comunes, también llamados procomún. Es autor, por ejemplo, de Pensar desde los comunes. Una breve introduccion, con primera edición en 2014 y traducción española en 2016. Desarrolla, entre otras, la idea de que estamos en el imperio de la propiedad privada, pero asistimos a un redescubrimiento del procomún.
Su pensamiento, de forma osada, se puede resumir con el párrafo siguiente, sacado de una entrevista: “El aire, la biodiversidad, el genoma, el lenguaje, las calles, Internet… Los comunes no nos rodean: nos atraviesan y constituyen, nos hacen y deshacen. De todos y de nadie, sostienen el mundo, son el mundo. En el cuidado y enriquecimiento de los comunes nos jugamos la vida misma. Es un asunto demasiado importante como para dejarlo en manos del Estado o del mercado. Nuestro desafío es hacernos cargo en común de un mundo común” (eldiario.es, 1.3.2016).
Las personas que han dado vida a La Invisible como centro autogestionado han sido de las primeras en España que han comprendido la importancia de los comunes urbanos y ha dedicado su producción cultural a nutrirlos, con prácticas y modos de hacer no asociadas generalmente a los centros sociales. Por otro lado, sus prácticas son muy inclusivas, pues han conseguido conectar con un espectro ciudadano muy amplio y abrir el espacio de La Invisible a personas que hasta ese momento ni se planteaban pisar un espacio ocupado. Ésta es la base del gran apoyo ciudadano e institucional que tienen.
Y en esa línea, fueron parte importante en la puesta en marcha de la llamada Fundación de los Comunes, entidad privada sin ánimo de lucro de ámbito estatal. En 2015 su patronato estaba compuesto, además de la propia Casa Invisible (representada por las asociaciones Metrolab, Latitud Málaga y Cartac), por una red de colectivos afines con una larga trayectoria en producción cultural: la Universidad Nómada (Madrid), Traficantes de Sueños (Madrid) y el Ateneu Candela (Tarrasa). Asimismo, contaba con nodos territoriales, formados a su vez por organizaciones con actividad en los siguientes ámbitos:
– Proyectos de investigación: Observatorio Metropolitano de Madrid (OMM), Observatorio Metropolitano de Barcelona (OMB), La Hidra Cooperativa (Barcelona), Centro de Estudios Azofra (Zaragoza) y ULEX (Málaga).
– Proyectos editoriales: Es el caso de la Editorial Traficantes de Sueños.
– Colectivos de innovación tecnopolítica: Hacktivistas o Communia.
– Espacios sociales y culturales: Casa Invisible (Málaga), El Patio Maravillas (Madrid), La Pantera Rossa (Zaragoza), La Repartidora (Valencia), La Vorágine (Santander), La Hormiga Atómica y Katakrak (Pamplona).
A fecha 15 de marzo de 2018, según su página de Internet, los componentes de la Fundación de los Comunes se distribuyen así: Observatorio Metropolitano de Barcelona y La Hidra Cooperativa (Barcelona); Nociones Comunes Madrid, Observatorio Metropolitano de Madrid, Taller de diseño, Traficantes de sueños y Editorial Traficantes de Sueños (Madrid); ULEX ‒Universidad Libre Experimental‒, La Casa Invisible y Librería La Libre (Málaga); Eguzki Bideoak, La Cantina y Katakrak (Pamplona); Café del Candela, Communia, Ateneu Candela y Synusia (Tarrasa); y Nociones Comunes Zaragoza y Azofra Metrópolis (Zaragoza).
La Fundación de los Comunes se presenta hoy como un laboratorio de ideas que produce pensamiento crítico desde los movimientos sociales como herramienta de intervención política. Se trata de una red de grupos de investigación, edición, formación, espacios sociales y librerías que ponen recursos en común con el fin de impulsar la revolución democrática y la igualdad social.
En su forma de actuar están autogestión, horizontalidad en la toma de decisiones, socialización de recursos materiales e inmateriales y apuesta por lo común. Todo ello, mediante la apertura de sus espacios a lo social y la posibilidad de acceso a sus producciones mediante licencias Creative Commons. En suma: democracia y cultura libre.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
Cuando lo público se hace privado; cuando lo que es de todos se hace de unos pocos. Cuatro millones de euros okupados. Una herriko taberna en la Costa del Sol. Su bandera es la de Korea del Norte; la española es una soga. Púlpito de terroristas; escenario para rapear el crimen. Hogar, dulce hogar.
Me encanta tu texto, voy a hacer lo que hacen los de Tabarnia, Censor. A ver cómo me sale:
Cuando lo público se hace privado; cuando lo que es de todos se hace de unos pocos. 90.000 millones de euros okupados cada año. Una mafia organizada en la Costa Valenciana, en Madrid. Su bandera es la de España como pulserita y pollo enmedio; la española de verdad, la que todos usamos como símbolo es una soga en el cuello de los españoles de a pie. Púlpito de Alí Babá y los que acabaron con los terroristas en Irak y sus armas de destrucción masiva; escenario para rapear su crimen contra pensionistas, dependientes, parados, mujeres o cualquier coletivo marginado. Hogar, dulce hogar de autopistas y bancas rescatadas.
Debemos empezar a entender que ciertos elementos de la naturaleza, la cultura o la comunidad deben permanecer inalienables para poder garantizar la supervivencia de la especie…..
Nada como el respeto a un elemental sentido de la justicia para ello.