El 8-M

Han transcurrido dos días desde el pasado 8 de Marzo (8-M). Se ha hablado con profusión sobre el éxito de la huelga feminista celebrada en dicha fecha. Trataré de no entrar en valoraciones ya repetidas, y simplemente haré un sucinto repaso sobre aspectos que me han llamado la atención.

De la profusión de lemas exhibidos, he elegido dos:

“Si nosotras paramos se para el mundo”.

No puedo estar más de acuerdo.

Si la mitad de la humanidad – en este caso mujeres- decidiera abstenerse de participar en la vida con la tarea que venía desempeñando es muy probable que el mundo se paralizara. Exactamente lo mismo sucedería si los que pararan fueran los hombres.

Otra consigna realzada por los medios de comunicación decía:

“Queremos tu sueldo no tus piropos”

Desconozco a qué hombre iría dirigida. Imagino que la muchacha que la portaba se referiría a alguno que a igual trabajo que ella cobraba un sueldo superior. No existe un convenio colectivo en España que discrimine las condiciones laborales de ningún trabajador por motivo alguno, y menos por razón de su sexo. Para que lo hubiera deberían darse dos circunstancias: la complicidad de todos los sindicatos en semejante infamia y que ningún trabajador afectado por el convenio en cuestión no se hubiera percatado en cualquiera de las consultas rutinarias que suelen hacerse. Precisamente las más consultadas suelen ser las económicas.

El lema también podía ir dirigido a todas las mujeres miembros de las élites extractivas de este país, comenzando por Ana Patricia Botín y la vicepresidenta del gobierno, que sin pudor alguno y escasa vergüenza, se han incluido como víctimas del tan cacareado machismo social, en un acto de “colegueo” cínico y sonrojante. Y la reina dando ejemplo, siendo la primera en declararse en huelga. Desconozco el impacto en el mundo de semejante acto real.

Los intereses de éstas nunca coincidirán con los de aquélla. Nunca. Jamás estas élites pudieron imaginar mejor escenario que ver cómo las trabajadoras consideran enemigos a sus pares varones y a ellas sus aliadas en la lucha por la vida. Eso se llama ahora acostarse con el enemigo.

Elegí estos dos lemas porque muestran a mi modo de ver una gran dosis de buena fe por parte de tanta gente…….

Que una trabajadora humilde piense que su situación es culpa del compañero varón que sufre las mismas injusticias que ella, y su mejora vendrá gracias a la generosidad de cualquiera de las mujeres que forman parte del grupo de poder, es una aberración intelectual y una perversión emocional nauseabunda porque está dirigida a un sector de la sociedad, como decía antes, cargado de buena fe.

¿Acaso Merkel por el hecho de ser mujer va ha hacer algo extraordinario en favor de ellas? ¿O Teresa May? ¿Lo hizo la Thacher? ¿Qué ha hecho Patricia Botín? ¿Quién hizo más por el ser humano en general -y por tanto también por las mujeres- Luther King, Ghandi, Mandela, o cualquiera de las poderosas mujeres antes mencionadas?

Lo único que pretendo es ejemplificar humildemente que la maldad y la bondad no sabe de sexos.

Todo el “establisment”: Monarquía, sindicatos, grandes empresas (El Corte Inglés, tradicionalmente sospechoso en el manejo de los asuntos laborales con sus empleados, decidió dar libertad de acción a sus trabajadores para el 8-M), partidos políticos, celebridades de sueldos millonarios….., se han puesto a la cabeza de una reivindicación fragmentaria. Sí fragmentaria ¿Los veríamos igual de unidos ante una reivindicación del conjunto de los trabajadores?

Por eso, no puedo evitar una pregunta ¿Es de fiar una reivindicación apoyada por aquellos cuyos intereses nada tienen que ver con los de las mujeres comunes y corrientes? ¿Qué piensan ganar con ello? Este apoyo ni es generoso ni solidario; es absolutamente interesado.

Compañeros contra compañeras. Este es el resultado buscado con una estrategia nada novedosa: la fragmentación social.

La nueva (y falsa) izquierda no sabe que ofrecer. La nueva política, tampoco; y la vieja vive en brazos de aquellos a los que poco importa el común de los mortales, seamos hombres o mujeres; y hay que dividir; dividir como sea.

Quieren convencernos de que, hoy en día, la dialéctica hombre – mujer es similar a explotador – explotada.

Creerlo es el mejor regalo que se le puede hacer a las élites extractivas y manipuladoras de ambos sexos.

Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com