Querida amiga:
Quería haberte escrito anoche, pero al final se me hizo tarde entre el pulpo, las almejas y dos botellas de albariño cosechero, y ya no me dio tiempo.
Tuvimos un pequeño problema con el GPS, porque, al pasar Piedrafita, empezó a hablar un poco raro. Ya no nos decía que aminorásemos, sino que, con voz cantarina y melodiosa, nos soltaba un «a modiño, rapaz». Como no le hacíamos caso, pues nos decía lindezas como «manda carallo». Luego ya desbarró del todo porque ni él se aclaraba: «Gire a la izquierda. O a la derecha. Non sei».
Bueno, el caso es que lo apagamos y decidimos seguir el sistema tradicional, esto es intentar tres o cuatro veces salir del pueblo por nuestra cuenta y, al ver que es imposible que dicho lugar tenga tres o cuatro iglesias románicas iguales, admitir que te has perdido y preguntar a uno de allí.
¡Madre! Mejor es llevar un GPS de repuesto o, en su defecto, el traductor de Google. Preguntamos a un señor del pueblo. A mí ya me mosqueó que la respuesta de cuánto nos queda fuera «depende», pero bueno… El encantador señor nos indicó de tal manera que, al final, ya no sabíamos si el gato de Schrödinger estaba o no en la puta caja o se había ido de peregrinación a San Andrés de Teixido. ¡Ay, madre! Que si vayan a la derecha, o no; que si luego a la izquierda, o no; que mejor ir atravesando el pueblo, pero… Vamos, chica, una duda continua.
Conseguimos llegar, eso sí; con el GPS cantando la Muiñeira de Chantada y pensando si el gato maullaría o nos diría «vaite a tomar polo cu».
Te dejo, que es complicado escribir y taparte con la mantita a la vez.
Besos.
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Postales desde Ítaca
Beatriz Abeleira
Un enclave del Camino de Santiago con un entorno de excepcional valor…..
Y su gente, que es maravillosa…
Ademàs de simpàtica y amable…..