Resulta muy difícil encontrar la ocasión de escuchar a un violinista tocando alguna obra compuesta del siglo XX a esta parte. Y es que, incluso para muchos músicos, se considera a los compositores como algo consustancial a la música imperecedera del pasado, no del presente. Más allá de los nombres más celebrados de principios de siglo XX (los Mahler, Falla, Stravinsky, Ravel,…) se extiende un velo de prejuicio y bruma que invalida todo lo que aconteció después, desde la música del austriaco Schönberg y sus discípulos – allá por la década de los 10 – pasando por Prokofiev,Bartok, Hindemith, Ligeti, Lutoslawsky, Ives, etc. ¿Para qué hablar de los compositores españoles, si ni siquiera se citan en los libros de referencia que se traducen de idiomas extranjeros?¿Para qué hablar de los compositores vivos?
La Fundación BBVA concede anualmente los Premios Fronteras del Conocimiento. Estos premios internacionales, que se otorgan con la colaboración del CSIC, reconocen las contribuciones de individuos notables en áreas de investigación científica y creación cultural. Estamos de enhorabuena: existe una fundación en España que premia…¡la creaciónmusical! ¡Y no es Operación Triunfo! En ediciones anteriores se ha otorgado el Premio Fronteras del Conocimiento de Música a Cristobal Halffter, Helmut Lachenmann, Salvatore Sciarrino, Pierre Boulez, Steve Reich y Sofía Gubaidulina.
Este 2018 se ha concedido a KAIJA SAARIAHO, por su «contribución a la música contemporánea, que es extraordinaria en su individualidad, amplitud y alcance» y mostrar «un entrelazado perfecto entre los mundos de la música acústica y la tecnológica».Tras conocer el premio, declaró: «Sin duda mis orígenes en Finlandia me han hecho muy sensible a la naturaleza y esto tiene mucho que ver con la acústica: cuando vas a un bosque después de que llueva, la acústica es muy diferente porque las hojas están mojadas, y esto crea muchas reverberaciones, hasta el punto de que el bosque es como una iglesia. Lo mismo ocurre con la nieve, que crea un silencio muy particular. Todas estas experiencias de mi infancia sin duda han inspirado mi música«.
Kaija Saariaho nació en 1952 en Helsinky (Finlandia), y es de la misma generación que el compositor Magnus Lindberg, y del director Esa Pekka Salonen. Inició su carrera musical en la composición a finales de los años 70. Con 30 años, y tras pasar por Darmstad y Friburgo (Alemania), viajó a París para estudiar composición asistida por ordenador en el IRCAM; allí fijó su residencia desde entonces. En 1984, compuso Verblendungen, su primera obra para orquesta, donde se aplican las enseñanzas del IRCAM. El objetivo de su música es «que no se perciba la frontera del componente electrónico, sino que sencillamente forme parte de la orquestación y se integre en ella. Cuando hay un sonido que no puedo lograr con los instrumentos naturales, entonces recurro al ordenador para completar mi idea musical con tecnología«.
En Francia, en los años 80, se produjo el auge de un estilo musical conocido como Espectralismo, basado en el análisis del espectro armónico del sonido, con la aportación de la tecnología digital que empezaba a aflorar. Este análisis proporcionaba estructuras armónicas que incluía el uso de la microtonalidad (o sea, sonidos de afinación no temperada – como en un teclado de piano – o afinados por divisiones inferiores al semitono, como cuartos u octavos de tono). Una música que crea una narrativa propia a partir de la naturaleza “real” e impura del sonido. La evolución formal no va a depender tanto de una línea melódica, o de una sucesión de alturas, como de la evolución de la propia materia sonora y la combinación de partes, creando texturas particulares. De modo que nadie se lleve a engaño: para escuchar esta música, es imprescindible quererse dejar invadir por una experiencia distinta. Y a mí, me gusta – incluso a veces me recuerda al sonido de la guitarra del Heavy Rock.
El catálogo de obras de Kaija Saariaho, con obras compuestas desde 1980, incluye 120 obras de diferente plantilla: electroacústica, instrumentos a solo (con o sin electrónica), agrupaciones de cámara y conjunto, concierto para solista, orquesta. También ha compuesto para voz, con obras para coro solo o con acompañamiento, y 4 óperas, lo que llama la atención al hablar de música contemporánea, donde la escritura para canto no es tan preeminente como en tiempos pasados. No en vano, Saariaho reconoce una evolución en su estilo, donde su propia escritura vocal ha influido en el hacer de sus composiciones posteriores para obras instrumentales.
Muchos compositores – jóvenes o maduros – han sabido reconocer en las posibilidades de la música espectral una vía para encontrar horizontes nuevos. Pero nunca el sistema musical ha sido garantía de calidad: siempre ha habido un creador que ha dispuesto de un determinado material musical para moldearlo con inteligencia y sensibilidad para crear una obra maestra. Y sin duda alguna, KaijaSariaho es una maestra – sí, Kaija es compositora – cuyo nombre es garantía de calidad para escuchar cualquiera de sus obras.
Antonio Fernández Reymonde
Ruido Blanco
Enhorabuena a la Sra. Laakkonen por este reconocimiento que es, a la vez, un reconocimiento al papel de la mujer y el de la Música.
Es cierto que la ‘Música culta contemporánea’ ya no busca la belleza o el entretenimiento. Prefiere la ruptura y la experimentación, sirviéndose de nuevas técnicas y nuevos materiales sonoros. Es el resultado de la mezcla de instrumentos acústicos y tecnología informática.
Lo que ocurre es que el lenguaje musical se vuelve cada vez más complicado y difícil de entender para la mayoría del público.
Ya sabemos que ningún sonido de nuestra vida real está compuesto por un ‘tono puro’. Siempre va acompañado.
Por ejemplo, las referencias que toma la pintura en la ‘razón áurea’.
Al fin y al cabo, todo es arte……
Estimado Charles. Agradezco tus comentarios, siempre constructivos y abriendo vías de reflexión. Pero no puedo estar de acuerdo con la generalización sobre la dificultad de oir música contemporánea. Aunque suelo poner 1 o 2 videos, a este artículo le acompañan 3 videos esta vez. El preludio para piano de Saariaho, en mi opinión, no ofrece al oyente mayor dificultad de comprensión que una pieza de igual duración del repertorio romántico o de algunos preludios de Debussy (con quien creo que entronca con cierta obviedad – Véase, por ejemplo Pasos en la nieve).
Tampoco creo que el lenguaje “rompa” por nihilismo (que en algún caso, también – pero ya no), sino por establecer alternativas, las cuales a día de hoy están perfectamente consolidadas.
D. Antonio, le agradezco que haya tenido la amabilidad de dedicar unos minutos a responder a mi comentario.
Me refería a que, si no eres músico, es complejo de entender. Es decir, se requiere de un acceso previo a la información necesaria para el goce de la Música actual.
Es verdad que debemos perfeccionar nuestro oído para una audición de Música no esencialmente basada en lo melódico, sino en lo textual, tímbrico.
Tal vez bastaría empezar por escuchar el acompañamiento pianístico de casi cualquier ‘lied’ romántico para darnos cuenta de su refinamiento textural.
En fin, creo que para el disfrute de la Música de cualquier época, es suficiente con una escucha exenta de prejuicios….