“En torno a este lugar estuvo la casa donde nació el poeta Ángel Crespo (1926-1995). Quien no descubre el mundo todos los días no lo ha visto nunca«. Estas son las palabras impresas en la placa que, aunque fechada en 2017, ha sido descubierta esta tarde noche en la fachada de uno de los bloques de edificios del primer tramo de la calle Ciruela. Este recuerdo al literato, y un acto que se ha desarrollado en el vestíbulo del Teatro Municipal Quijano, ha sido el homenaje que el Ayuntamiento de Ciudad Real ha dedicado a una de las figuras fundamentales de las letras del siglo XX.
La alcaldesa de Ciudad Real, Pilar Zamora, acompañada de concejales de los grupos socialista, popular y de ganemos, han descubierto esta tarde una placa de recuerdo al poeta y traductor ciudadrealeño Ángel Crespo, en el lugar que ocupaba su casa natal en la calle Ciruela. Acto de homenaje en el que han participado además familiares y amigos de este escrito fallecido en Barcelona en el año 1995.
El Ayuntamiento de Ciudad Real aprobó por unanimidad de la corporación, en noviembre de 2015, la realización de este homenaje a partir de una moción del grupo Ganemos. En el acto, que se ha realizado en el Teatro Municipal Quijano, han glosado la figura de Crespo Antonio Piedra, director de la Fundación Jorge Guillén de Valladolid, y profesor de la Universidad de Valladolid; Amador Palacios, poeta manchego, crítico literario y traductor; y Jesús Barrajón, profesor de Literatura española de la Universidad de Castilla-La Mancha, que no ha estado presente pero que ha traslado sus palabras a través de una carta. En ella manifestaba su alegría al saber que una placa recordará, “aunque tarde, el lugar del que Crespo nunca se fue”.
La alcaldesa de Ciudad Real reconocía que es un día “especialmente feliz” por el homenaje y al recordar el pasado alcoleano de Crespo, que es el pueblo de sus abuelos. Pilar Zamora recitaba uno de los poemas del homenajeado titulado “Con la siniestra mano”, del que consideraba “hace que el alma, los sueños, la inteligencia y la creatividad dirijan nuestros pasos. Esa es la línea en la que haremos un mundo mejor”.
“Los ciudadanos que han nacido en esta ciudad –afirmaba- se merecen que les en sus calles haya un reconocimiento a que un día estuvieron aquí y que siguen haciendo grande esta ciudad. Ciudad Real se siente muy honrada en tener esa placa en memoria de Ángel Crespo”.
Ángel Crespo Pérez de Madrid (Ciudad Real, 18 de julio de 1926-Barcelona, 2 de diciembre de 1995) fue poeta, profesor, ensayista, traductor y crítico de arte español. Vivió en Alcolea de Calatrava hasta 1942, cuando se trasladó a Madrid donde aprendió francés y obtuvo el título de Maestro Nacional en 1944. Junto a Juan Alcaide, Carlos Edmundo de Ory y Eduardo Chicharro, integró un grupo literario, sin descuidar sus estudios de Derecho que terminó en 1948.
Licenciado en Derecho y doctor en Filosofía, se doctora en Filología Románica con una tesis sobre El moro expósito de Ángel de Saavedra. Es catedrático de Literatura Comparada en la Universidad de Puerto Rico y más tarde profesor emérito de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, además de profesor visitante en las universidades de Leiden, Venecia, Washington, Central y Autónoma de Barcelona. Su archivo y biblioteca se encuentran en la Fundación Jorge Guillén.
Posteriormente abandonó la profesión, viajó por varios países europeos y americanos, y se dedicó por completo a la poesía, a la traducción y a la crítica. Su primer libro de poemas, «Una lengua emerge», apareció en 1950, año que dio nombre a la generación a la que perteneció y de la que es uno de sus más destacados representantes. Luego le siguieron, entre otras publicaciones, «Quedan señales» en 1951, «Docena florentina» en 1960, «En medio del camino» en 1971, «Donde no corre el aire» en 1981, «El aire es de los dioses» en 1982, «El bosque transparente» en 1983, «El ave en su aire» en 1985, y diversas traducciones, estudios críticos y artículos periodísticos.
Traduce obras del portugués, italiano, francés, catalán, retorromano, gallego y latín, y destaca especialmente por sus traducciones de la Divina Comedia de Dante y de la poesía de Pessoa, así como en general de numerosos autores clásicos – Catulo, Virgilio y Ovidio, entre otros. Estas traducciones lo llevaron a la concesión del Premio Nacional de Traducción en 1984.
Colabora en revistas de arte como crítico y en publicaciones literarias como Forma Nueva, Artes, La Torre, Ínsula, Quimera y Anthropos. Es además director de revistas como Decaulion, El Pájaro de paja, Poesía de España y Revista de cultura brasileña.
Su obra poética se caracteriza por su oposición al realismo de la posguerra, vinculándose así al surrealismo.
La verdad es que es difícil hacer un homenaje más cutre y peor hecho:
-Ponen en la placa 2017 y lo inauguran en 2018.
-La placa es una vulgar copia de las que hay en Madrid.
-El escudo de Ciudad Real está incompleto sin la banda inferior.
-«En torno a este lugar»… ¿Tan difícil es saber dónde estaba exactamente la casa?
A buenas horas mangas verdes. ¿Por qué será que a los buenos se les reconoce tarde, mal y nunca en nuestra tierra?
Un merecido y justo reconocimiento.
Nunca es tarde si la dicha es buena…..