Querida amiga:
Se acabó enero y no he empezado con ninguno de los propósitos. A ver, chica, la pereza me puede. Lo del gimnasio no lo vi claro ni cuando fui a pagar el semestre, que ya la joven que me atendió me preguntaba insistentemente si estaba segura y yo, asintiendo con la cabeza, porque el donut relleno de crema se me hacía bola en la boca y no conseguía tragar. Pero ya sabes que a tozudez no me gana nadie. Y a gula tampoco.
Ulises ha vuelto a largarse de viaje de negocios. Se ha llevado a Telémaco, porque el chaval, después de dos carreras, un máster y el chino mandarín, no encuentra trabajo y Ulises se ha empeñado en que al menos haga algo en el negocio familiar. El pobre ha ido desganao. Viajar con su padre no le gusta, porque se mete en unos rifirrafes de no te menees; bueno, y por su intolerancia a la lactosa. Hoy están en Abu Dhabi. Se ha propuesto llevar queso manchego al fin del mundo y lo va a conseguir. A mí no me importa, porque echar de menos, lo echo a ratos: cuando tengo que abrir una botella de vino, que no me aclaro muy bien con eso de los dos tiempos, pero, bueno, tengo un truco y me apaño, lo que pasa es que hay que beberla entera en cuanto la abres y dispuesta a tragarte un poco de corcho, que lo cuento como verdura, ¿no? Chica, ya me dirás, que eres tú la que entiendes de cúrcuma y quinoa.
Pues eso, aparte de por abrir el vino, poco lo echo de menos. Mi suegra me apuntóa un curso online de tejer paraque les haga una bufanda y se me haga más amena la espera. Me dejó unas revistas y unas direcciones de tutoriales de YouTube, pero eso es imposible de seguir. Lo que hago por el día me toca deshacerlo por la noche porque me sale un churro. Así que he cambiado el curso por una suscripción a Netflix y ahora estoy enganchada al demogordon y los chavalillos esos que van en bici a todos lados, como en el pueblo, pero sin las gorras de Caja Rural.Las revistas me las he quedado porque me solía abrir una botella cuando tejía y resulta que empapan muy bien el vino y no me queda cerco en la mesa, que, desde que estoy sola, me he vuelto más práctica. Perezosa ya lo era. He visto que donde Amancio venden unas bufandas muy monas; corto la etiqueta y arreglao.
También me apunté a inglés, pero he descubierto que con los traductores automáticos avanzas más, aunque los coreanos que me preguntan me miran raro cuando les contesto por dónde ir en el «elmethistoric». No sé, chica, será por el acento. Bueno, el caso es que he dejado las clases. Sigo pensando que, como dice mi padre, con el gallego se llega más lejos, porque siempre hay alguno vayas donde vayas, ¿que no?
¿Qué tal llevas el temporal de ciclogénesis, lluvia engelante y frío polar? Vamos, el invierno de toda la vida. ¿Viste nevar? Aquí, nada; no sé si la espuma blanca del Tajo se puede contar como nieve, porque baja un poco chorreosa, pero es lo único blanco que hemos visto. Quizás, la misma espuma crea una microatmósfera repelente protectora y, por eso, no nieva. O por los peces radiactivos de tres ojos, ¡vete a saber!
Bueno, te dejo.Ulises me está mandando guasaps con emoticonos de sirenas.Que tardarán unos días más en regresar. Puede que le hayan pillado en aduanas el chorizo que le metí por si le entraba la gusa, envuelto entre el pijama y los calzoncillos. Ya te contaré…
#postalesdesdeÍtaca
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Postales desde Ítaca
Beatriz Abeleira
Interesante relato cómico de la vida cotidiana. Y es que la vida es también una comedia. Enhorabuena……
¡Gracias! 🙂
Historias interesantes con un equilibrio casi imposible y un interesante…llamémosle,movimiento circular,un placer leerlas
¿Y comiendo chucherías? ¡Gracias! 😉