Sagrario Pérez de Agreda Galiano, Farmacéutica del COFCR.– La vacunación está considerada como uno de los logros de salud pública más importantes de la humanidad. Las vacunas evitan infecciones y salvan vidas. Sin embargo, cuando han pasado más de 200 años desde la aparición de la primera todavía hay mucha gente que se plantea la eficacia de las vacunas y dudan si vacunar o no a sus hijos.
- Lo primero que dicen muchas personas que se opone a la vacunación, es que las vacunas producen autismo.
Esta idea aparece en 1998, cuando el médico británico Andrew Wakefield publicó un trabajo en el que ponía en duda la seguridad de la triple vírica (sarampión, rubeola, parotiditis) relacionándola con casos de autismo y enfermedades de colon.
Después de esta publicación se han hecho numerosos estudios y revisiones por parte de expertos en todo el mundo y no se ha encontrado ninguna evidencia de que exista una asociación entre la vacuna y el autismo
En el año 2010, el Lancet, revista donde se había publicado originariamente el estudio, se retractó formalmente del trabajo considerándose que el autor había cometido fraude.
Posteriormente, en 2011se demostró que Wakefield había falsificado datos en su estudio sobre la seguridad de la triple vírica y quedó inhabilitado para ejercer en su país; pero el daño ya estaba hecho.
- Otra de las razones que se esgrimen para no vacunar es que las vacunas contienen mercurio, que es tóxico para el sistema nervioso central
Es verdad que durante mucho tiempo, en la fabricación o conservación de algunas vacunas, se ha utilizado como conservante el timerosal (que contiene mercurio) por sus propiedades antimicrobianas.
Después de numerosos estudios no se ha podido demostrar que el tiomersal o timerosal, incluido en las vacunas, interfiera con el desarrollo cerebral del feto o el lactante. Tampoco se ha demostrado una relación con enfermedades, como el autismo, o con el retraso del desarrollo psicomotor.
Sin embargo, por precaución, y para evitar caídas de las coberturas vacunales, se eliminó el mercurio de la gran mayoría de las vacunas, incluso de las vacunas de la gripe que eran de las pocas que quedaban en la lista de vacunas que aún lo utilizaban. En ningún caso esta retirada supuso un reconocimiento sobre una posible relación de causalidad.
Actualmente, en España, ninguna de las vacunas del calendario infantil contiene timerosal.
- También se dice que las enfermedades no han desaparecido gracias a las vacunas, que ya habían desaparecido gracias a las mejoras higiénicas y sanitarias
Es cierto que las mejoras en las condiciones higiénicas y sanitarias de un país contribuyen a disminuir la aparición de determinadas enfermedades y también contribuyen a que las personas enfermas puedan recuperar la salud más rápidamente y con menores secuelas.
Sin embargo, hay hechos que demuestra la importancia de la vacunación
Los casos de enfermedades en las que se ha introducido recientemente la vacunación (Haemóphilus influenzae tipo b, meningococo C) han disminuido drásticamente y no podemos pensar que en los últimos años ha cambiado mucho la situación en España.
Por otra parte, cuando disminuye la tasa de vacunación aumentan los casos de enfermedades que estaban controladas como ocurrió en Japón o en Suecia donde aumentó alarmantemente el número de casos de tosferina o en Estados unidos donde ha habido recientemente varios brotes de sarampión.
- Algunos padres no encuentran la razón de vacunar a sus hijos de enfermedades que prácticamente han desaparecido en España
Aunque es cierto que, gracias a la vacunación universal, en España ha disminuido, en algunos casos hasta su desaparición, la frecuencia de muchas de las enfermedades frente a las que vacunamos, no debemos olvidar que las enfermedades han desaparecido (o casi desaparecido) debido a que, precisamente, España es un país en el que se ha conseguido una cobertura vacunal excelente, superior al 99 % de los niños en muchas comunidades autónomas.
Sin embargo, muchas de las enfermedades frente a las que vacunamos en España son todavía frecuentes en otros países del mundo, por lo que tanto los viajeros procedentes de esos países como los españoles que viajan al extranjero podrían introducir la enfermedad de nuevo en nuestro país.
Por último, no olvidemos que cuando nos vacunamos estamos protegiéndonos a nosotros mismos y también a aquellas personas que, o no pueden ser vacunadas (alergias graves, inmunodeficiencias, enfermedades graves….) o no quieren ser vacunadas. Las altas tasas de vacunación crean una barrera de personas inmunes que impiden la circulación del agente infeccioso protegiendo a toda la población, incluidos los antivacunas
Seamos conscientes pues de que si dejamos de vacunar, enfermedades que han desaparecido volverán.
Blog del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Ciudad Real
http://blog.cofciudadreal.com/