Jesús Millán Muñoz.- El Belén Monumental Municipal está instalado en el Antiguo Casino de Ciudad Real. Deberíamos reflexionar sobre algunos aspectos de esta realidad-entidad cultural, y como todo lo humano, diríamos tiene aspectos de la humanidad, de la carne-cuerpo, de la psique-mente, del alma-espíritu, de lo individual y de lo social, de lo cultural y de lo material, de la historia y del presente, del hoy y del mañana…
– De las docenas de miles de belenes que en tiempos de Navidades se exponen en el mundo, de todas las formas y colores y materiales, pero que todos contienen un elemento esencial, que es el Nacimiento del Nazareno.
Indicamos Nazareno adrede, ya que para mil millones de personas, al menos, es o puede ser, el Hijo de Dios encarnado, para otros, puede que estén en la duda, o pueden que no acepten diríamos este enunciado.
Dentro del cristianismo, hasta dónde mis conocimientos-entendimiento me permiten, se acepta, que la Encarnación, es el misterio-enigma, sobre lo que se postula todo el resto de creencias-misterios-enigmas-dogmas de dicho movimiento.
O dicho de otro modo, que la Encarnación, que Dios, en el cristianismo la Segunda Persona de Dios, el Hijo, se haya querido encarnar, hacerse carne, hacerse ser humano, hacerse verdadero hombre, es la gran Noticia.
Hasta dónde yo sé, de las miles de las religiones existentes hoy día, de las que han existido a lo largo de los milenios, ninguna, tiene esta concepción, tan clara y tan evidente, tan diríamos “esencial”. Es más dentro de los monoteísmos occidentales, ninguna indica con tal claridad que Dios se ha encarnado en ser humano, en un ser humano. No podemos entrar más en esta cuestión…
– Desde que Francisco de Asís, hace casi ocho siglos, 1223, pidiese permiso para hacer una representación, de un niño en la noche de Navidad, una especie de drama litúrgico, para él hacerse una idea más clara de este misterio-enigma-hito de la realidad humana y, también para adorar a Dios. Desde ese día y ese año, hasta donde sabemos ha continuado esta tradición, representándose belenes, natividades, pesebres, portales, nacimientos representados con y por seres humanos, o representados por diversos materiales (telas, cerámica, madera, dentro de lugares sagrados o templos o fuera, en casas, palacios…).
Ciertamente, parece ser que al principio fueron los franciscanos los que siguieron con esta tradición, y que después fue aceptada por el resto de comunidades religiosas, y desde luego, por el pueblo o gran parte del pueblo de Europa y en parte del mundo.
En muchas familias de Europa, e incluso del mundo, tienen un belén en sus casas, en muchas de esas familias, un pequeño belén, simplemente del Nacimiento, lo tienen puesto durante todo el año.
Cosa curiosa, en la gran enciclopedia actual de Internet, viene el término o vocablo belenismo, pero no el de belén. Bien harían insertar-incluir esta palabra, aunque tuviese el mismo significado, sea la asociación Mundial de Belenistas o sea la Orden Franciscana o sea algún experto o especialista existente en el mundo.
– Como creo que un artículo, como diría la filosofía antigua griega, toda filosofía tiene que intentar curar algún mal o sufrimiento humano, creo que cada artículo que lleno de palabras, no me atrevo a decir, que debo intentar curar algún mal, pero si me atrevería a sugerir, que las organizaciones belenistas nacionales existentes, abriesen una pestaña en sus webs, dónde se pudiesen incluir, imágenes de los miles de belenes, que se realizan y se exponen por toda su geografía, año tras año. Porque al final, el Belén es un acontecimiento popular y cultural de una enorme riqueza y diversidad, y por tanto, debería ir quedando algo, aunque sea a nivel gráfico para generaciones futuras.
Recordamos para terminar como en la casa familiar, se instalaba un belén, con muchas figuras, representación de ríos con cristales, montañas, vegetales, con animales, figuras diversas representando algunos de los acontecimientos bíblicos y, todavía lo esencial de ese Belén, ya con décadas de existencia, quizás, con alguna figuras ya rotas y perdidas, lo esencial que es el Nacimiento todavía se conserva, y todavía se mira y al mirarse, se supone que todo individuo se remira a si mismo, y por tanto, a la humanidad. Porque todo ser humano, es un trozo de humanidad, un trozo de espacio-tiempo de humanidad, un ser que nos diría Tomas de Aquino formado por carne-mente-alma. El Belén es la cristalización y materialización del misterio del ser humano, en última instancia, ese ser que anhela ser y estar, ese ser que intenta ser en el mundo y desea ser Después de Este Mundo.
Parece ser que la Asociación de Belenistas Mundial, ha pedido a la UNESCO, que considere al Belén, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. A mi modesto entender, creo que esta realidad-entidad sociocultural, se sea ateo o agnóstico o creyente en cualquier religión-filosofía-ideología-metafísica, sintetiza esencialmente, los grandes valores del ser humano, de la humanidad. Creo que sintetiza lo mejor de nosotros mismos, lo mejor que tenemos, que es en definitiva, los grandes valores de deseo de paz, justicia, equidad, tolerancia, libertad, etc. Bien haría dicho organismo internacional, la Unesco, aprovechando el octavo centenario aprobar dicha realidad como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Y bien haría usted y yo, no solo visitar este Belén del que estamos hablando, sino reflexionar, en los distintos acontecimientos-misterios que se narran en él. Se sea ateo o se sea agnóstico-escéptico, se sea relativista, se sea materialista, se sea epicúreo o se sea hedonista, se sea de una religión o creencia o filosofía o ideología o se sea de otra. Paz y bien, saludo franciscano, paz y bien, que tanto necesitamos en Celtiberia-Hispania-Piel de Toro hoy…