Pablo Moreno: La inmersión de una gira

Texto: César Muñoz Guerrero. Fotografía: Ana Fernández y José Ruiz.- El pasado 8 de diciembre, el cantante Pablo Moreno firmó el concierto de cierre de su gira Despedida. Fue en el Café Berlín de Madrid. Hubo cosas destacables a lo largo del trayecto, pero la situación exige galardonar el momento que el artista eligió como su cumbre.
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En primer lugar, considero que los temas mantienen el brillo que recibieron al ser compuestos. La banda ha agrandado aspectos de la interpretación. Es cierto que Moreno mantiene en el piano de cola la misma serenidad con que ejecutaba el teclado, aunque han desaparecido los loops que daban a algunas letras un aire electrónico. El grupo de acompañamiento, correcto. Al bajista Juan Medina le presupongo una experiencia adquirida en las actuaciones detrás de Mónica Naranjo, Manolo Tena o Carlos Chaouen, este último más cercano, en teoría, a los aforos reducidos. El guitarrista Tony Varona hizo un seguimiento generoso a las melodías, introduciendo detalles de cosecha propia cuando la ocasión los permitía. Eché de menos alguna intervención de Josué Moreno, guitarrista de guardia que apoyó con dignidad las primeras fases del proyecto. De Guillermo Molina, lo esperable. Conjuga la ilusión de la juventud y la profesionalidad y de seguro fue el músico más distinguido de la banda, aun cuando sus dos compañeros le llevan ventaja en edad, no sé si también en tablas. Es afín a Medina y a Varona, ha dado muchos tumbos en compañía de Moreno —como mostró el vis à vis que ofrecieron en mitad del concierto— y quiere saber por dónde se anda. Sería de agradecer que el protagonista de la noche lo tuviera en cuenta en próximas grabaciones y giras. El añadido de cantar en dueto con Pedro Guerra (agrandó junto a Pablo la leyenda de Contamíname) solo confirma la seriedad de una propuesta firme que ha superado las fronteras de la provincia

Por otro lado, el asunto de la asistencia. Los sospechosos habituales acuden con la confianza del que apuesta por un valor futuro. A través de sus perfiles enInstagram y Twitter, el cantautor informa del calendario y los lugares de paso. Esta vuelta a España ha transcurrido por varias decenas de capitales. Cuando hay presentación en Madrid, es norma de la casa fletar transporte desde Ciudad Real para hacer viable que el espectador tradicional siga accediendo a las funciones. Por la sala Berlín se pasaron cómplices como Prado Grey, potentada de Pachamama, local de Ciudad Real donde Moreno se presenta con regularidad, o la vocalista María Vasán, que llegó a grabar con él una versión de Niebla en el canal Directo en Lavapiés. Los que se acercan por primera vez comentan luego en las redes sociales que están dispuestos a volver. El perfil del oyente es todavía incierto. Quien le conoce de antes, sigue adelante. Se va sumando mucha grupi: no somos conscientes de hasta qué punto este tipo de seguidor, siempre y cuando no incurra en la obsesión o impida la comodidad al resto de fieles, ayuda a la estabilidad de una carrera. También habrá quien haya recogido un boca-oreja o un eco de los medios y se haya decidido a pagar una entrada.

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¿Los medios de comunicación? Moreno ha concurrido en emisoras como la regional castellano-manchega o las sucursales locales de las cadenas SER, Onda Cero y COPE. El locutor madrileño Santiago Alcanda secunda sus iniciativas desde el programa Como lo oyes, en Radio 3. En este apartado he de hacer alguna mención especial y personal. Santos González Monroy, director de Miciudadreal, me ha facilitado llevar un rastreo informativo de todo lo que Pablo Moreno ha hecho dentro de nuestro margen de movimiento. Esta documentación llevó consigo los retratos que hicieron Lucía Zarauza, Ana Fernández y José Ruiz. Carlos Muñoz de Luna, director adjunto de Lanza, posibilitó la publicación en papel de un lujoso reportaje a fondo sobre los orígenes y los avatares de este joven valor en alza, que contó con las tomas del genial fotógrafo Antonio Rivera.

El final cae con el gran anuncio que hizo el solista: la grabación de un disco de estudio, donde doy por hecho que aplicará su buen hacer y el aprendizaje de todo este tiempo. Elogio los saltos de mata que habrá tenido que dar, y que sin duda tendrá que seguir dando, para evitar caer en el campo de la lírica barata o de la mesiánica poesía juvenil que vienen pregonando algunos voceros infames desde los primeros puestos de las listas de ventas de libros en España. Aunque ocasionalmente los ha tenido muy muy cerca, él sabrá que sus canciones tienen el reto de incursionar en otro terreno de la memoria del público, de ir más allá incluso que algunos —muchos… ¿la mayoría?— de sus compañeros de profesión. Gente que, por supuesto, no habrá leído Niebla de Miguel Unamuno (gracias, ¡siempre!, por no olvidar a los referentes) ni ha sido capaz de componer algo como Maldita.

Pablo Moreno (voz, piano), Tony Varona (guitarra eléctrica), Guillermo Molina (batería), Juan Medina (bajo). Café Berlín. Madrid, 8 de diciembre.

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3 COMENTARIOS

  1. Talento, entrega y sensibilidad son las señas de identidad de este joven cantautor con una gran proyección y que, sin duda, dará mucho que hablar. Enhorabuena.
    A pesar de que, como ya sabemos, Ciudad Real no admite un talento hasta que llena en Madrid….

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