Luis Mario Sobrino Simal.- Después de apagar el despertador, desperezarse, estirarse y bostezar durante un corto pero placentero espacio de tiempo, el HOMBRE se dirige a la minúscula ventana de su cuarto para tomar un poco de aire fresco de la mañana. Le cuesta abrirla porque está bastante atascada por el óxido de las bisagras. Inspira y expira profundamente un par de veces. Su dormitorio da a un gran patio interior desde donde puede a duras penas ver un poco de cielo, pero hoy no puede verlo a causa de la contaminación que con una espesa capa en forma de seta gigante cubre la ciudad. Unos pájaros logran volar a duras penas entre las pestilentes chimeneas de los edificios industriales que rodean la vivienda colmena de nuestro HOMBRE.
La ventana del dormitorio como las demás, dan a un patio interior ya que vive en un apartamento interior. Desde las ventanas solo puede ver las ventanas de los apartamentos contiguos junto a canalones y tuberías de conducción de agua, gas y electricidad. Esta es la única decoración de los patios. Las paredes interiores negruzcas debido a la contaminación y a la falta de mantenimiento.
Mientras empieza su rutina diaria antes de salir de casa, conecta la radio para “ponerse al día” de los últimos acontecimientos de todo tipo o quizá para escuchar música ambiental de fondo…
El sonido se oye mediante pequeños altavoces planos diseñados con forma de cuadros famosos en cada habitación de su mini apartamento.
Parece como si estuviéramos empeñados en destruir nuestro hábitat….