Me dice un conocido crítico literario, que la obtención del Premio Nacional de las Letras de 2017, en favor de Rosa Montero es un punto de no retorno en el devenir de las letras nacionales.
Sospecho que esos puntos de no retorno ya fueron rebasados en anteriores ocasiones con Premios cargados de polémica y de poco futuro.
Y eso que Montero tiene muchos partidarios y sobre todo muchísimas partidarias.
Hubo años en que leer a Rosa Montero era casi obligatorio para ciertos arquetipos de feminismo progresista y buenista.
Y no hacerlo era cometer algún acto impuro del pacto silencioso que existía acerca de tantos sobre-entendidos.
Y es que hay autores, y también autoras, que brillan con su insignia refulgente de identificación de una posición o de un suceso.
Todo ello meritorio, pero escasamente literario.
Por eso, lo de los puntos de no retorno.
Y ya se sabe que los puntos de no retorno terminan liquidando muchas cosas.
Por ejemplo la confusión identificativa entre los Premios y la misma literatura.
Y es que autores dignos de ser premiados siempre abundan más que los propios premios.
Y es que la comparativa del listado de nombres de premios anteriores, continúa perorando mi conocido, no permite un cabal entendimiento del galardón.
Baste ojear algunos nombres precedentes (Caballero Bonald, Juan y Luis Goytisolo, Josep María Castellet, Rafael Sánchez Ferlosio, Manuel Vázquez Montalbán, Francisco Brines o Juan Eduardo Zúñiga) para entender la comparativa del relato.
O su falta.
Pero en ese relato parcial de premiados que citas, falta una mujer.
Que ahora Montero colmatará esa ausencia. Y esa es una razón de peso para ser premiada.
Sobre todo sustentando todo lo dicho antes sobre igualdades y desigualdades de género.
A pesar de que ya hubo otras Cármenes, Martín Gaite y Riera en el listado completo de premiados.
Que siguen siendo pocas las mujeres premiadas.
Hay quien, por ello, opina que todos los premios de cualquier rango y nivel acaban respondiendo a otras estrategias diferentes de las que dicen promover y premiar.
Así ocurre con los discutidísimos Premio Nobel. Siempre en litigio.
Algo análogo pasa con los premios Pritzker de Arquitectura, con un reparto pintoresco por nacionalidades y continentes.
Y ese reparto pactado, como acontece con el Premio Cervantes, va de un lado a otro del Atlántico.
Que este año ha caído allende los mares, en un escritor nicaragüense como Sergio Ramírez.
Que expresa en su obra las mismas confusiones y contradicciones que venimos comentando.
Del Gobierno sandinista al estrado de la Universidad de Alcalá de Henares.
Saltos continentales, como en el Nobel.
De la Rusia de Svetlana Aleksievitch del 2015, al americano USA de Robert Zimermann del 2016.
Para volver al viejo continente matizado.
Que este año de 2017 lo han otorgado, según el criterio geopolítico de turno, a un japonés británico, como Kazuo Ishiguro, posponiendo a un japonés de verdad como Murakami.
Y esa es una de las claves explicatorias.
Repartir galardones según las áreas de influencia geopolítica, o según otras necesidades de género.
Y eso explicara la acumulación de género en los Premios 2017, tanto en el Velázquez a Concha Jerez, como en el Nacional de Artes Plásticas a Ángela de la Cruz.
Menos mal, me dice para acabar mi desconfiado crítico, que la confianza nos la devuelven en Granada con el XIV Premio Internacional de Poesía García Lorca, otorgado a Pere Gimferrer.
Ahora sí, dice marchándose.
José Rivero
Divagario
«Y eso que Montero tiene muchos partidarios y sobre todo muchísimas partidarias.» Para que luego pongamos a caldo a las activas feministas. Y es que difícilmente se podrá encontrar un cómputo diferenciador similar cuando se valora la obra de un , por ejemplo, Javier Marías. No sabemos si Marías tiene más partidarios que partidarias o a la inversa , pero dudo que alguien lo ponga negro sobre blanco a propósito de un galardón.
El premio valora la trayectoria profesional, literaria y periodística, de un escritor. Y creo que Rosa Montero acredita méritos más que sobrados. Cultivó mejor que nadie el género de la entrevista. Los periodistas actuales deberían aprender de su magisterio y enmarcar las publicadas en los ochenta. Yo era de los que desdeñaba sus artículos. Injustamente, porque con su prosa sencilla toca temas a los que otros no llegan. Merecidísmo premio, en fin…
Obviamente, en España hay más lectoras que lectores. Por lo que la afirmación citada no es un deje crítico sino una evidencia contable. Igual pasaría con Marías o con Maruja Torres, no equivoquemos juicios.
Marías se hace mayor…y se pone muy «próspero», que decimos los manchegos.
Merecido premio y reconocimiento.
Al fin y al cabo, como decía D. Miguel de Cervantes Saavedra, «al bien hacer jamás le falta premio»….
Me cuesta trabajo creer que ese conocido editor se haya molestado en leer una mínima parte de la obra de la escritora Rosa Montero. Es público y notorio que los hombres no leen a las escritoras y que los escritores aún menos. Una encuesta de 2015 realizada por Goodreads reveló que el 80 por 100 de los títulos escritos por mujeres eran leídos por mujeres, quienes también leyeron el 50 por 100 de los escritos por hombres. Si la encuesta se realizara en España es de temer que el saldo resultase más negativo para las señoras escritoras, que me temo son leídas por un porcentajede hombres muy inferior a ese 20 por 100.Pero lo que me parece menos comprensible es convertir en el !punto de no retorno en el devenir de las letras nacionales» -como tan pomposamente afirma el susodicho editor- el hecho de otorgarle el premio a una señora que ha escrito tanto y que, es de suponer, algo habrá escrito bien. Máxime si tenemos en cuenta que en la nómina de laureados hay gente como Raul Guerra Garrido y algunos más que me pregunto si los conoce el crítico amigo de Rivero. Creo que hay que , aunque duela decirlo, todo esto expele un tufo sexista que echa para atrás . Luego nos quejamos de las quejas de las feministas…
Una ojeada por la Wikipedia nos recuerda que en el 2016 el premio recayó en Juan Eduardo Zúñiga, eslavista, lusista y crítico literario; en 2012, en Francisco Rodríguez Adrados, filólogo y helenista y miembro de la RAE. Hay bastantes más premiados, cuya obra difícilmente sea conocida fuera de los círculos académicos. Pero no parece que nadie los cuestione. Se dan por sentados sus méritos. Pero, ay, cuando se trata de una mujer galardonada hay que buscar razones externas a su calidad literaria. Y siempre son razones de búsqueda de equlibrio entre sexos. Cuando abandonemos los prejuicios sexistas, habremos ganado una importante batalla a la injusticia.
No creo que sean problemas de gestos altivos, sino posiciones oportunistas. Puestos a redondear atributos de escritoras se podía haber pensado en otras muchas con tantos o más méritos que Montero . Ya veo que por aquí hay muchos y muchas monteristas. Pero para premiar entrevistadoras antes veo a Maruja Torres o Ana María Moix. Para optar por otras escritoras, Almudena Grandes, Marta Sanz, Cristina Fernández Cubas, Laura Freixas o Nuria Amat. En fin, todo es opinable salvo las pasiones.
No, no se confunda. No soy especialmente monterista. Los escritores me gustan o no , según sus obras. Lo que planteo es que deberíamos ser todos, me incluyo, más escrupulosos a la hora de juzgar la obra de los demás obviando temas como cuotas por ser mujer, judio o negro. Y muchas veces, la mayoría, ni los hemos leído. Opinable es todo, por supuesto. Pero el tema de los cuotas debería tratarse en un monográfico ,no a rebufo de un premio a una mujer que no creo tenga menor calidad que muchos de los premiados con ese galardón. Gracias por su cordial respuesta.
Te ha faltado, Pepe, la degradación de las degradaciones, el Planeta. No por haberlo conseguido una mujer -la calidad no tiene sexo aunque haya más cantidad de varones escritores que el de ellas-, sino porque la calidad literaria de esa señora, Sandra Barneda es un retal que no pasaría el análisis de una simple redacción de colegio. Son personas mediáticas que aprovechan la maquinaria para vender libros. Y en el caso de esta señora, que al final no sé si se lo llevó o quedó finalista porque no me interesa, Planeta ha rondado las lindes del basurero, ya que la premiada se dedica y se ha dedicado a potenciar la telebasura en este país hasta límites insoportables. Conocí a un escritor afamado a quien el Planeta le encargó escribir el premio del año siguiente. No nos engañemos, Pepe, ya no existe la Literatura tal y como la conocimos. La betsellerización es el fenómeno. Literatura menos para leer en la playa. Salud y saludos.