Ya hemos escrito en estas mismas páginas de Miciudadreal, cuando lo hacíamos de otros colores, como Colores misteriosos: Marsala, el 22 de junio de 2015: que los colores eran [y son] simbólicos, era [y es] algo ya sabido por parte de los conocedores de la historia de la Pintura y sus representaciones; también por parte de algunos oficios perdidos, como los tintoreros y los talabarteros.
Cada final de año el Pantone Color Institute, o PCI que no tiene que ver nada con italianos ni con comunistas, reunido en sanedrín venerable y cromático, dicta y establece el color del año próximo.
Como si fuera un calendario chino novedoso, que salta de los animales totémicos a los colores no menos totémicos, en una sola tacada.
En ese afán de identificar Año/color, de manera abstracta como se aparenta, pero que no encubre que tal decisión tiene una hondas implicaciones comerciales y económicas.
Como se aprecia en el mundo de la moda, en las equipaciones deportivas y en los aspectos complementarios del diseño menor: muebles, menajes, carrocerías y hasta paisajes.
Que fuerzan al consumidor cautivado y cautivo a adoptar ‘el color del año’ según el docto Pantone.
Que tampoco cura gran cosa, porque su ciencia no es docta.
Y que se autodenomina a sí mismo, pomposamente, como «la autoridad global del color«.
Y que además dicta la norma del mercado venidero.
Prueba de ello es que tres meses después de la elección del ‘Color del Año’, ese color invicto tiñe todo tipo de superficies y de objetos: desde vestidos, a paredes y elementos decorativos, pasando por cosméticos, carrocerías de autos y carcasas de iPhone.
A lo visto el color del año próximo será el venerado Burgundy, según la revista digital Moda desnuda.
Que ya ha marcado sentencia y forzado pareceres múltiples.
Y ha elevado el parecer cromático para 2018 con el color Burgundy.
Para los no avezados en este universo del tecnicolor Burgundy es, pura y llanamente, una palabra inglesa, que es sinónimo de Borgoña.
Incluso en la sofisticación del mundo cromático, se puede afirmar por Moda desnuda, que “es parecido al granate, al color cereza oscura, al marrón rojizo y al rojo oscuro con matices púrpura”.
Incluso afilando propuestas, prosigue el relato cromático diciendo que: “el color burdeos es similar a otros tonos de rojo oscuro, como el granate, el cordobán y el oxblood , pero difiere de cada uno de estos en formas sutiles”.
Y que, consecuentemente, el Burgundy se refiere al color del vino borgoñés y se utiliza además, paradójicamente, como sinónimo del burdeos.
Cuando bien sabemos que Borgoña es un cosa diferente de Burdeos.
Al igual de diferentes que son sus vinos.
Por ello, escribíamos cuando lo hacíamos de color del 2015, el color Marsala: que era y es un color genérico y no específico.
Y que, obviamente tiene ese tono propio de los vinos tintos. Por lo que podría haber sido igualmente el año del color Rioja, el Valdepeñas, el Borgoña, el Burdeos o el Toro.
Es decir, desde aquí, adivinábamos que el color venidero de un año venidero, volvería a las andadas de los vinos tintos.
Pura Feria del Vino, sin estar en FENAVIN.
Pura nadería que no esconde otras aseveraciones de peso conceptual reducido: “Este color se suele asociar a la elegancia y el lujo, por eso lo vemos con frecuencia en marcas de productos de alta gama, hoteles de cinco estrellas, en la decoración de algunos de los mejores restaurantes, en los accesorios de piel más sofisticados…”.
O de peso sensible banalizado: “Se trata de un color otoñal muy parecido al tono de las hojas rojizas que caen de los árboles en esta estación. Ha sido uno de los colores predominantes durante la última temporada, y se utiliza con frecuencia en el mundo de la moda, tanto para prendas femeninas como masculinas”.
Vivir para ver y vivir para colorear.
Vivir para olvidar.
Casi al contrario del trabajo del sabio de los colores Michel Pastoureau, ‘Los colores de nuestros recuerdos’.
Pues eso, olvidemos tanta estulticia.
José Rivero
Divagario
Los colores como la realidad admiten tanto los matices como la autoridad para fijarlos.
La diversidad es libertad dentro de un orden.
Defina orden
Acuerdo.
Cuya máxima expresión social es la Ley.
Es un color muy Fernando VII…con eso lo digo todo. Muy adecuado al momento que vivimos.
A ver si llega la primavera…que falta le hace a este país y llueve, que el agua se lleve toda la mugre y vuelva a haber flores de colores vivos, variedad y frescura…mucha frescura…nos come el olor a naftalina.
Veo ese color y me huele a tienda antigua de ultramarinos. Con ese olor a bacalao…y esa Leti que nos va a traer la República de color.
Aunque los monárquicos alfonsinos prefieren el ‘verde’.
Esto es la infinitud de la tontería….
Por cierto, el ‘v.e.r.d.e.’ por eso de ‘Viva el Rey de España’….