El Canal del Alberche y el PP

Pues sí, efectivamente la DUI (Declaración unilateral de Independencia) realmente ha sido DUIS (Declaración unilateral de Independencia SIMBÓLICA), no un golpe de Estado que ha dividido fatalmente a la sociedad catalana, dañado su Economía y la del resto de los españoles, ha provocado una inestabilidad institucional sin precedentes en los 40 años de democracia, y provocado graves desórdenes públicos con huelgas políticas que no justifican la violación de los derechos y libertades (trabajo y circulación) de los no secundantes.

Cuando se habla de que el PP no ha roto con el franquismo, me pregunto si la izquierda española ha roto con los crímenes del Frente Popular y con su abierta adhesión a las dictaduras comunistas.

Respecto de la corrupción del PP, además de estar procesada judicialmente (la justicia es lenta pero implacable), le ha pasado factura electoralmente, tanto como lo va a hacer la acomplejada actitud del Gobierno con el Golpe de Estado, que sigue, sin apoyo mayoritario, rigiendo la vida civil en Cataluña.

Las penas de trabajos forzados de los presos durante el franquismo (común en los países occidentales) sirvieron como medio para reducir la pena. En general, se redimía un día de condena por dos de trabajos. Las condiciones eran durísimas, como en SIBERIA, y en general en toda dictadura.

Sobre la defensa de los derechos laborales durante el franquismo, posiblemente haya que decir que las Magistraturas de Trabajo eran más eficaces y respetadas que lo son hoy día.

No entiendo que un profesor de Historia Contemporánea obvie las consecuencias y represión ejercidas por el otro de los totalitarismos del siglo XX en España, el del Frente Popular con sus chekas y su proyecto frustrado de convertir España en un país comunista, pues no hay que olvidar que así definía el artículo 1º al Estado español en la Constitución de 1931:

«España es una República democrática de trabajadores de toda clase», una evidencia de que el socialismo revolucionario impulsó la redacción de una constitución que no fue consensuada, sino impuesta.

Que Teodoro León Gross haya acabado en El País nos da una idea de la deriva de ese medio. Este hombre debería ser jefe de opinión de Libertad Digital, o redactor de contenidos del programa de Carlos Herrera. Además su capacidad de discusión cuando le rebaten algo es poca, poquita…Se pasa el día en Tuiter llevándose zascas de antiguos lectores de ese periódico con olor a tumba.

En cuanto a lo del PP condenando una dictadura y su jefe genocida, al que se llevan flores a diario por orden del ex Rey Juan Carlos y que nos cuesta 300.000 euros al año en pagar a los curas que lo custodian, qué le vamos a hacer. Sería un oxímoron.

Por lo demás, pues muy bien el homenaje a esos presos políticos (ahí si son políticos) que murieron y sufrieron a órdenes de la dictadura.

Ni un pero al artículo. Con respecto a El País, un servidor ya solo lo abre para leer a unos cuatro o cinco columnistas . Ya no se diferncia en casi nada de La Razón o ABC.

Otro artículo magnífico de Isidro. La esclavitud viene después de la conquista, cuando no se quiere trabajar, algo típico de la mentalidad mediterránea y católica española y de los militares y desertores del arao en general. En el Cantar de Mio Cid, el «héroe» de Franco, este dice lo siguiente tras una sangrienta batalla contra los sarracenos en busca de botín:

«Ya los moros yacen muertos, vivos a muy pocos veo.
No tenemos a los moros y a las moras do venderlos
y, si los decapitamos, nada en ello ganaremos;
démosles asilo aquí, que el señorío tenemos:
posaremos en sus casas y de ellos nos serviremos»

Es mejor un siervo que un esclavo, también en la colonización de América, aunque el siervo sea de hecho un esclavo, y es mejor el clasismo que el racismo, aunque de hecho exista una casta dirigente sobre otra que la subvenciona con su plusvalía (ellos piensan siempre que es al revés). Cuando las leyes justas alteran ese orden inalterado, se recurre a la corrupción, que se instala como norma a través de mecanismos como la puerta giratoria, la epiqueya, el clientelismo, el aforamiento, generando su tres por ciento de mugre y porquería, porque «de ellos nos serviremos». ¡Cuánto político se está «sirviendo» de nosotros y cuán escasos son los métodos (me refiero a los reales) de poder revertir o siquiera controlar esa situación!

El uso público del antifranquismo ha pasado por varias fases. Una primera, entre 1977 y 1988, marcada por la Ley de Amnistía y el espíritu de la Transición. Los hombres de aquel tiempo, desde los comunistas hasta los democristianos, renunciaron a tomar la Guerra Civil y la represión posterior como armas políticas. No hubo cobardía, sino generosidad para la reconciliación. Reconocían que ninguno de los bandos había sido ejemplo de libertad y democracia, echaron el pasado al olvido y construyeron un modo de convivencia. Recogían así el testimonio de políticos e intelectuales, como Americo Castro, Ortega o Araquistain, que vivieron el conflicto. Hubo un empeño en la superación de la dialéctica del enfrentamiento. La guerra del 36 quedó como cosa de historiadores.
La represión se orilló, del mismo modo que se hizo con los episodios criminales protagonizados por las izquierdas durante la contienda, como la liquidación del clero, las sacas, las checas, las purgas, los asesinatos masivos como en Paracuellos, o la guerra entre comunistas y anarquistas. Hubo un acuerdo implícito para el perdón y el olvido que no fue el resultado de una presión externa, sino de la convicción de que el antifranquismo se circunscribía a procurar la democracia, no a una revancha.
Esto no quitó el que se hicieran homenajes a personalidades que se opusieron a Franco, como Salvador de Madariaga o Dionisio Ridruejo. Sin embargo, se pusieron límites. Los restos de Francisco Largo Caballero llegaron a Madrid en 1978. Las izquierdas y los republicanos montaron una manifestación de casi 400.000 personas hasta el cementerio civil. Felipe González, convencido de la necesidad de no remover el pasado, impuso entonces en el PSOE que no hubiera identificaciones ideológicas con símbolos del pasado, resumido en la frase: «¡No más cenizas!». De esta manera, el centenario del nacimiento de Indalecio Prieto en 1983, histórico líder socialista, se celebró de forma discreta.
El nombramiento de Jorge Semprún como ministro de Cultura de 1988 inició el uso público del antifranquismo. Al año siguiente se celebró el cincuentenario del final de la Guerra Civil y el exilio republicano, combinando la emotividad con la reivindicación de personalidades. La cronología facilitó que se trajeran a la vida política el recuerdo de Manuel Azaña, Lluís Companys y Julián Besteiro, tres opositores considerados víctimas del franquismo por igual. A esto contribuyó la retirada de Carrillo y el ascenso de Julio Anguita, quien devolvió la estética y el discurso guerracivilista al PCE. Durante los años de gobierno socialista, entre 1982 y 1996, se fue creando una imagen de Franco a través de la educación, el cine, la literatura y los medios, con la implicación de muchos intelectuales, cuyo objetivo era desmontar el «mito del Caudillo» construido durante la dictadura.
Los años de mayoría absoluta del PP iniciaron una nueva fase en el antifranquismo. La mayoría popular aceptó en septiembre de 2002 una proposición socialista, presentada por Alfonso Guerra y Fernández de la Vega, para reparar a los exiliados. Y el 20 de noviembre de 2002, el PP, PSOE, IU y otros pactaron en el Congreso una condena de la dictadura y un compromiso de ayuda a sus víctimas. El gran cambio se produjo con la victoria de Zapatero en 2004. Asumió el discurso de la izquierda radical y de los nacionalistas que no habían aceptado la reconciliación de la Transición y reabrió el problema. Ese año, el nuevo presidente se comprometió a «devolver» los papeles de Cataluña a la Generalidad de Pujol, y en 2006 lo ordenó Carmen Calvo, ministra de Cultura. Los socialistas hicieron entonces suyo el concepto de «memoria histórica», como si el Estado pudiera imponer un único relato del pasado.
El resultado fue la Ley de 2007, que no solo financiaba la búsqueda de fosas y la reparación personal, cosa que ya se hacía antes, sino que subvencionó asociaciones y cátedras dedicadas a crear un relato del antifranquismo, vincularlo al PP, y traer a la vida pública el lenguaje guerracivilista como legitimador de la política gubernamental. Zapatero quiso recuperar una identidad perdida durante los mandatos del PP y las derrotas electorales recurriendo justamente a aquello que el mejor PSOE había sabido apartar: el fantasma de la Guerra Civil.
La emotividad del discurso reforzó los años de propaganda antifranquista y lo hizo suyo la izquierda populista de Podemos, quien lo ha llevado a primer plano. Han recuperado el discurso de la Liga Comunista Revolucionaria, que constituyó ETA VI Asamblea, el de Grapo y el FRAP, ambos marxistas-leninistas, quienes consideraban traidores y oportunistas a Carrillo y su PCE de la Transición. Podemos recogió la letra y el espíritu de la IU de Anguita para tomar el imaginario antifranquista como principal argumento histórico para su retórica política demagógica, señalarse como los auténticos herederos de la Segunda República y hablar del ajuste de cuentas con el pasado. Así, aquel discurso que en la década de 1970 solo sostenían grupos terroristas o soviéticos, marginales, que perjuraba que el franquismo había perdurado sin hacer «justicia» y que había hurtado la «democracia popular», se han hecho fuerte y está presente en los medios de comunicación más allá de nuestras fronteras.
La proclamación de la República en Italia en 1947 precisó de una reconstrucción de la identidad nacional sobre el antifascismo por los dos años de guerra civil (1943-1945) entre la República de Salò, de Mussolini, bajo protección nazi, contra la Italia del armisticio con los aliados. La «República antifascista» generó una «retórica de la Resistencia», donde los partisanos eran presentados como luchadores por la libertad, «precursores» de la República cuyos nombres se leían en placas, monumentos, escuelas y calles. La nueva clase dirigente eran represaliados, exiliados y antiguos partisanos. El fascismo se definía como un paréntesis en la historia. Mussolini había sido fusilado el 28 de abril de 1945 y humillado en Milán. Tras ser enterrado, el cadáver fue robado y escondido en una iglesia hasta que el Gobierno, en 1957, decidió recuperarlo y darle sepultura en la capilla familiar de San Cassiano. El antifascismo fue el discurso oficial de la República hasta 1995, cuando la crisis del sistema de partidos creado en 1947 obligó a reconsiderar el régimen. Hoy no se usa.

Extracto publicado por Jorge Vilches 06/11/2017. http://www.larazon.es/cultura/franco-ha-vuelto-pero-no-como-se-dice-GN16826451

Asco de comentarios para echar por tierra el trabajo profesor Sánchez. De vergüenza.

Como si fueran opiniones y no datos lo que publica.

La posverdad fascista se enquista en MCR.

De medios de comunicación, con la actualidad rimbombante catalana pasamos a tener medias comunicaciones…¡¡¡ la media comunicación restante, y más importante para todos, se queda en el limbo.

de aquellos polvos vienen estos lodos. Y es que los baños en ‘Palomares’ obraron milagros….

Un dato. El articulista colaboró largamente con el medio propiedad de Cebrián. Y sin ningún problema hasta que salió y se jubiló. El medio daba cobijo también a partidarios de ideologías que habían asesinado por millones.
Eso sí, no oirán una palabra del troskista Roures, ese millonario filántropo.

Es lo más divertido leer a los abuelos de ideologías trasnochadas y carniceras. Y con el festival de Podemos la diversión es doble. Sólo les queda sacar a Franco de paseo ante el recuerdo de esa revolución que llevó a millones a la tumba y es rechazada por cualquier persona sensata.

Resumen del resumen. A ver si así, se nos hace menos tedioso y nos enteramos. Historia, datos.
Entre 1977 y 1988, está marcado por la Ley de Amnistía y el espíritu de la Transición. La represión se orilló, del mismo modo que se hizo con los episodios criminales protagonizados por las izquierdas durante la contienda, como la liquidación del clero, las sacas, las checas, las purgas, los asesinatos masivos como en Paracuellos. Superación de la dialéctica del enfrentamiento.
Durante los años de gobierno socialista, entre 1982 y 1996, se fue creando una imagen de Franco a través de la educación, el cine, la literatura y los medios, cuyo objetivo era desmontar el «mito del Caudillo» construido durante la dictadura.
La mayoría absoluta del PP aceptó en septiembre de 2002 una proposición socialista, para reparar a los exiliados. Y el 20 de noviembre de 2002, el PP, PSOE, IU y otros pactaron en el Congreso una condena de la dictadura y un compromiso de ayuda a sus víctimas.
Con la victoria de Zapatero en 2004 se asumió el discurso de la izquierda radical y de los nacionalistas que no habían aceptado la reconciliación de la Transición y se reabrió el problema. Los socialistas hicieron entonces suyo el concepto de «memoria histórica» (ley de 2007), que no solo financiaba la búsqueda de fosas y la reparación personal, cosa que ya se hacía antes, sino que subvencionó asociaciones y cátedras dedicadas a crear un relato del antifranquismo, vincularlo al PP, y traer a la vida pública el lenguaje guerra-civilista.
La emotividad del discurso lo hizo suyo la izquierda populista de Podemos, quien ha recuperado el discurso de la Liga Comunista Revolucionaria, que constituyó ETA VI Asamblea, el de Grapo y el FRAP, ambos marxistas-leninistas. Podemos recogió la letra y el espíritu de la IU de Anguita para tomar el imaginario antifranquista como principal argumento histórico para su retórica política demagógica, señalarse como los auténticos herederos de la Segunda República y hablar del ajuste de cuentas con el pasado.

Ahí tenemos a mierda de Ignacio González, heredero de Esperanza Aguirre con más de 5 millones escondidos en Colombia dando lecciones de honorabilidad.

Cómo no se va a ir este país a la mierda con tanta broza suelta.

Gobierno de progreso que los meta a todos en la cárcel y tire la llave a un pozo.

Confiemos en que estos esclavos de Franco que hicieron la obra del Alberche fueran verdaderos, y no como esos esclavos que construyeron el Valle de los Caídos. Esclavos estos últimos que compartían vivienda con su familia, que cobraban un sueldo y tenían atención médica.

Se le nota airado al profesor esta semana. Debe de ser el recuerdo de Paracuellos. Una pena que no muestre su magisterio el profesor haciendo una glosa del genocidio madrileño cometido por sus mentores en este oficio de negar toda legitimidad al adversario político.

Y gracias por recordarnos a todos una semana más que el Partido Popular es famoso por su corrupción, y por omitir como siempre que el resto del espectro político es famoso por cuadrar sus balances.

Por cierto Censor, esto es como el sol, que sale cada día:

El alcalde del PP de Almendralejo, imputado por la Púnica extremeña
La Justicia de cita a declarar en calidad de investigado por las irregularidades en el intento de adjudicación de un contrato con dinero público.

Esto seguro que es mentira, como lo de los forzados del canal. Eh?

Rosa María García fue detenida en 1975 y estuvo siete días sometida a palizas y amenazas en la Dirección General de Seguridad de la policía franquista.

Su historia forma parte de la nueva campaña de Amnistía Internacional para pedir al Estado que investigue las violaciones de derechos humanos de la dictadura.

Algunos deberían leer su historia.

Aún hay más de 300 asesinatos de ETA sin resolver.

Un milagro, ayer reabrieron el caso del atentado a Irene Villa.

Los responsables de estos asesinatos siguen gozando de impunidad, ocupan cargos públicos y se ven apoyados por golpistas y podemitas.

300 ASESINATOS SIN RESOLVER.

Mientras miramos a Cataluña: M. Rajoy parece que cobró dinero negro, descubren en Colombia 5 millones de Ignacio González, recién liberado con una fianza de 400 mil euros, y por primera vez, baja el sueldo medio en España.

Pobres podemitas. Siguen sufriendo. Tantas bofetadas recibidas, una detrás de otra. Y Pablo le regala camiseta de un equipo de fútbol modesto del proletariado a ese libertador llamado Evo.
Vamos a esperar la próxima liquidación del movimiento asambleario que acomete el nuevo Lenin.
Tal es la vergüenza que ya ni se atreven a reconocerse o reniegan de sus líderes. Y lo que les queda es sacar a Franco en procesión.
Enormes estos chicos que se dedican a divertirnos.

Fenomenal artículo, Isidro. Sólo una puntualización: cuando dices «eran tiempos en los que PSOE o PP necesitaban al nacionalismo catalán para hacer su política. Pagaban por ello un alto precio, pero necesitaban su apoyo, aunque atisbaran o conocieran lo del tres por ciento», quiero decir que éramos los ciudadanos los que pagábamos un alto precio por su falta de escrúpulos en su lucha por el poder.

Aprovecho para recordar también a las 144 víctimas de la presa de Ribadelago, que en 1959 se vino abajo por la mala calidad de la construcción, propia de un régimen como el franquista, corrupto y corrompido hasta la médula. Se indemnizó con 90.000 pesetas por cada hombre, 60.000 por cada mujer y 25.000 por cada niño fallecidos.