El Gobierno regional dona 1.600 kilos de pistachos de su centro experimental para un estudio con embarazadas que concluye las bondades del alimento

El consejero de Agricultura, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, Francisco Martínez Arroyo ha señalado que el Gobierno regional, a través del Instituto Regional de Investigación Agroalimentaria y Forestal (IRIAF) ha donado 1.600 kilos de pistachos para un estudio sobre la prevención de la diabetes gestacional, cuyas conclusiones acaban de ser publicadas en la prestigiosa revista ‘Plos One’.

De esta manera, el IRIAF, dependiente de la Consejería de Agricultura ha participado en el apoyo económico de los costes de la investigación y ha aportado esta cantidad de pistachos tostados sin sal, procedentes de sus campos de cultivo experimentales del Centro de Investigación Ambiental de ‘El Chaparrillo’ (Ciudad Real). Este centro “es un referente de primer orden en la materia, y gracias en buena medida a su labor divulgadora, el cultivo del pistacho se está expandiendo rápidamente por el centro y sur de la península ibérica”, en palabras del consejero de Agricultura.

Martínez Arroyo ha destacado que en Castilla-La Mancha se concentra más del 65 por ciento de la producción nacional de este cultivo y gracias a este modelo impulsado por la Consejería de Agricultura, por un lado, se ven incrementados los fondos destinados a la investigación agraria y, por otro, los esfuerzos realizados se centran de una forma más precisa en los requerimientos de innovación del sector.

En este sentido, los pistachos son muy beneficioso según la Fundación Dieta Mediterránea que él mismo preside, dentro del apartado de los frutos secos. Y, por tanto, la alimentación saludable, particularmente cuando es rica en grasa mono y poliinsaturada durante el embarazo induce cambios epigenéticos y es esperable obtener beneficios para la salud en los nacidos con este ambiente intrauterino, en su etapa postnatal y durante el desarrollo puberal y en edad adulta.

Investigadores de obstetricia

El estudio ha sido realizado en el Hospital Clínico San Carlos y en él han participado investigadores del servicio de obstetricia, del servicio de Medicina Preventiva y del Laboratorio de Análisis Clínicos dirigidos por el Servicio de Endocrinología y Nutrición.

Para el estudio, se invitó a participar a todas las mujeres gestantes que acudieron a su primera visita gestacional, con anterioridad a la semana 12 de gestación y que tenían unos niveles de glucemia rigurosamente normales. La hipótesis planteada era que una buena alimentación basada en la dieta mediterránea, realizada desde el principio de la gestación podía reducir la aparición de diabetes gestacional (diagnosticada con los criterios menos estrictos IADPSG, y adoptados por la Organización Mundial de la Salud) entre la semana 24-28 de gestación, y también todos los eventos adversos que pueden afectar a la gestación, el parto y la salud de la madre y del recién nacido.

Para ello, se distribuyó a 1.000 mujeres gestantes sanas en 2 grupos de 500, el grupo control recibió el tratamiento nutricional habitual basado en la dieta mediterránea, pero limitando el consumo de aceite de oliva a menos de 4 cucharadas al día y el de frutos secos a menos de 2 veces por semana, y el grupo de intervención a las que se recomendó consumir más de 4 cucharadas diarias de aceite de oliva virgen extra y pistachos de forma diaria. Para ello se les suministró de forma gratuita 10 litros de aceite de oliva virgen extra y 2 kg de pistachos en las semanas 12 y 24-28 del embarazo, para asegurar que dispusieran de suficiente cantidad de aceite de oliva virgen extra para utilizarlo de forma diaria en la preparación de todos los alimentos y suficiente cantidad de pistachos para consumir de forma diaria al menos 25 gramos.

El resto de las recomendaciones sobre alimentación y ejercicio físico fueron idénticas para ambos grupos de mujeres. De igual forma su seguimiento y número de vistas fueron también las mismas. El patrón de alimentación ensayado como dieta mediterránea redujo en un 30 por ciento la aparición de diabetes gestacional, y además la necesidad de tratamiento con insulina se redujo a la mitad. También se obtuvieron otros beneficios como una reducción significativa en las tasas de prematuridad, de cesáreas urgentes, de infecciones de orina y de trauma perineales en la madre y también de recién nacidos pequeños y grandes para la edad gestacional. Es decir, la adherencia mayor a la dieta mediterránea se asocia a una gestación con menor número de eventos adversos. Además, no ganaron más peso durante la gestación.

Los resultados muestran que tanto los frutos secos, especialmente el pistacho, como el aceite de oliva virgen extra, tienen efectos favorables demostrados metabólicos, antiinflamatorios, inmunitarios o antitrombóticos. Pero tan importante es lo que se come, como en lugar de que se come. Las mujeres que disponen de aceite de oliva virgen extra y lo utilizan como única fuente de grasa para cocinar, consumen más sofritos caseros y menos comerciales, y más verduras y ensaladas, es decir alimentos con menor densidad calórica. Las mujeres que disponen de pistachos para su consumo diario ingieren menor número de snack comerciales u otros aperitivos ricos en grasas ‘trans’. Los pistachos ofrecen además otra ventaja. Su presentación tostada y con cáscara, como se ha empleado en este estudio, hace que se tarde más tiempo en consumir una porción que con otro fruto seco, por lo que aumenta la fase cefálica de la ingesta de alimento induciendo saciedad precoz. Probablemente por estos motivos no se produjo una ganancia de peso mayor en este grupo de mujeres.

El consumo de aceite de oliva y de pistachos de forma habitual se limita por su alto contenido calórico, con la intención de controlar mejor la ganancia de peso. Sin embargo, los datos del estudio demuestran lo contrario. En primer lugar, cuando se liberaliza el consumo de aceite de oliva virgen extra, las mujeres gestantes consumen una cantidad razonable, rara vez superan las 5 cucharadas soperas al día. Sin embargo, reducen de forma sustancial las salsas comerciales, y consumen más verduras y ensaladas. En segundo lugar, el consumo de frutos secos, y en particular de pistachos como los suministrados en el estudio, sustituyen a otros aperitivos y picoteos con grasa ‘trans’ y con menor capacidad de saciar, por lo cual su consumo resulta muy favorable para la salud también por lo que se deja de comer. Por eso probablemente se controla mejor la ganancia ponderal durante el embarazo cuando se liberaliza el consumo de ambos alimentos

En resumen, la recomendación nutricional durante la gestación no solo no debe limitar el consumo de aceite de oliva virgen extra y de pistachos, sino que debe promocionarlo. Rara vez lo van a consumir en cantidad excesiva, inducen cambios muy saludables en su alimentación, y reduce de forma significativa los eventos adversos que pueden surgir durante la gestación, el parto y el recién nacido. De hecho, sus beneficios pueden trascender a la etapa postnata.

Este estudio ha sido llevado a cabo por grupos del Instituto de Investigación Sanitaria del Hospital Clínico San Carlos (IdISSC), y Centro de Investigación Biomédica en Red de Diabetes y Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM) y financiado por el Instituto Carlos III (PI14/01563) y la Consejería de Agricultura de Castilla La Mancha. Puede descargarse de forma gratuita Plos One doi 10.1371/journal.pone.0185873.

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