A días vistas, del pretendido referéndum ilegal en Cataluña, de inciertos resultados caso de celebrarse y de inciertos problemas políticos caso de no celebrarse, toda la movilización celebrativa y toda la celebración movilizada del separatismo independentista, se mueve entre tonos trágicos y registros cómicos. Deshaciendo la teoría marxista de los actos repetidos en la historia, primero como tragedia y luego como comedia, para optar por una rara simultaneidad de registros. El seny y la rauxa, la tragedia y la comedia, pero no me pregunten en qué orden.
Casi a la manera vetero-parlamentaria de Alfonso Guerra del ‘Dos por el precio de uno’, en el momento preciso de su personal captura y solicitud de dimisión. Maneras que del ‘dos por uno’, visto el papel desempeñado por la Iglesia católica catalana, sería más y mejor decir, ‘Dios por uno’ o ‘Ni quito ni pongo referéndum, pero sirvo a la causa y a la Generalitat’. En una demostración diluida de equidistancia presunta y de incumplimiento del mandato evangélico, al señalar las distancias que tienen de los tibios de corazón que ‘Están conmigo y están contra mí’.
Hay ya quien, por otra parte y más allá de la gravedad del momento, ha comparado la coreografía ¿política? del PdCAT, ERC, CUP, ANC y Ómnium cultural, como una película del ciclo berlanguiano. No sé si del ciclo de ‘La escopeta nacional’ (con los catalanes Mary Semtpere y José Sazatornil dentro) o de ‘Las barretinas y esteladas al viento’. Sobre todo cuando las banderas, nuestras banderas no las del vecino, se despliegan al viento, que es un lugar común del aire falangista de ‘Montañas nevadas’. Y me sobran palabras al viento.
Aunque tengo para mí que toda la imaginería desplegada en esos últimos meses, con la punta de lanza del mes de septiembre y sus sesiones acaloradas y vergonzantes del Parlament, se inscriben más y mejor en una tradicional kermesse. Que ya se sabe que en sus orígenes etimológicos, alude a una celebración festiva en una iglesia (de aquí la raíz Kerk=iglesia), pero que se ha extendido a otras celebraciones difusas y ya laicas. Y hoy una kermesse es más una ‘agasajo postinero’ que otra cosa más oblicua. No sé si la pieza celebrada y repetida en Cataluña es una kermesse heroica, a la manera de la representada en la hermosa película de Jacques Feyder de 1935, o no sé si una kermesse villana, por la deslealtad de sus dirigentes y jefes de fila a sus promesas y juramentos. Quizás el imaginario catalán, que ve un proceso sedicioso contra su propio Estatut y contra la Constitución, como una verbena civil y lo disfraza de una fiesta campestre o de una romería política a Montserrat, y quiere conectarlo con octubre de 1934. Fecha cercana a ‘La kermesse heroica’ y fecha de la proclamación unilateral del Estat catalá por parte de Lluís Companys.
Ya se sabe que la película de Feyder se desarrolla durante las guerras de Flandes y Países Bajos contra el Imperio español a comienzos del siglo XVII, y captura el recibimiento cordial a las tropas españolas por parte de flamencos y holandeses de la villa de Bloom. Una película que, pese a todo, no sigue las trazas de la leyenda negra, sino que presenta a unos españoles sonrientes y educados que confraternizan con los adversarios. Tan sonrientes como los separatistas catalanes que ha denominado a su rebelión como ‘la revolución de las sonrisas’.
La dimensión festiva de lo que queda del enfático Proces, quiere presentarse como eso, como una fiesta o kermesse que no esconde sus orígenes religiosos. Por ello los independentistas hablan de ‘revolución de las sonrisas’ frente a la ‘opresión española’. Reverdeciendo la ocupación de Los Países Bajos, como un anticipo de la ocupación española del Principado desde 1714.
Una kermesse originaria en Bloom en el siglo XVII, que ha copiado hoy en Cataluña, desde el Boom del Bloom hasta la sonrisa de la fiesta de los paisanos flamencos. Haciendo bueno el aserto de ‘A mal tiempo, buena cara’, y si es menester una sonrisa extrema. Decía Gracián que “No basta tener razón si la cara es de malicia”. Es mejor, más persuasivo, más propagandístico y más convincente sonreír. De aquí la sonrisa extendida y dilatada de Mas a Junqueras y de Puigdemont a Forcadell. En cierto modo, la sonrisa es imprescindible para una pedagogía de la reafirmación y de la independencia. Toda vez que ‘Más vale reír que llorar’.
Periferia sentimental
José Rivero
Mortadelo y Puigdemont, decía alguno.
Hay sonrisas nerviosas que mal esconden el miedo
Los ya legendarios modales versallescos de los catalanes. Y la muy mala costumbre de algunos sacerdotes de meter la cuchara en platos ajenos en la celebración de misa. Todo muy surrealista.
Un episodio ridículo más para la ridícula Historia de la sedición catalana.
Si Pla levantara la cabeza y entre otras cosas viera jugar a su Barcelona en una competitiva liga catalana…
“La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.”
Pla era un genio y el mejor conocedor del alma catalana.
Una Nit de Sant Joan en el Collegi Mayor de Lasalle en Barcelona donde hice amigos.
Lo mejor de tirar petardos me dijo el director (amigo personal de Pujol), es fastidiar la independencia del vecino.
Esa noche echamos varios porrones de moscatel con coca catalana y fuimos a tirar petardos por todo el barrio, eso sí, de forma organizada.
Hay buena gente en Cataluña. Sólo que a veces le dan demasiado al porrón y fastidian la independencia del vecino, afortunadamente una vez al año.
Cinco de los catorce obispos de Cataluña son firmes partidarios del referéndum y la separación de España (Solsona, Urgell, Tarragona, Girona y Barcelona).
Aunque yo creo que la influencia real de la opinión del episcopado es mínima en una sociedad como la catalana que cada vez es más descreída, agnóstica o atea y menos católico-practicante.
Mientras tanto, desde Roma se guarda un silencio respetuoso y prudente. El Vaticano no quiere mezclarse. Quizás, por eso de que ‘la casa de Dios es casa de oración para todas las gentes’.
La única ‘kermés’ que yo recuerdo es la colecta anual del DOMUND y los sellos para los ‘chinitos’ en mi viejo colegio.
Lo que no hay duda es que el próximo día 1 de octubre será una misa para mayor gloria de la causa independentista sufragada sin distinción entre partidarios y detractores de la secesión.
Una ‘kermés’ sui géneris…..
El clero nacionalista, como el de tiempos de Franco hasta el Concilio en el resto de España, confunde la Iglesia EN Cataluña con la Iglesia DE Cataluña.
Si no fuera por la población emigrante del resto de España, las iglesias catalanas definitivamente estarían vacías, especialmente las de Barcelona y su área metropolitana.
No obstante, recuerdo más de un sacerdote catalán encantado de hablar en castellano, fundamentalmente porque o era muy mayor y padeció la terrible persecución religiosa en tiempos de la República y la Guerra Civil que se ensañó especialmente con Cataluña, o había sido misionero en Hispanoamérica.
Cataluña es la región más secularizada de España. El nacionalismo pasó a ser la nueva religión.
Muy triste escuchar al monje de Montserrat. Precisamente en esa preciosa abadía debería recordarse el daño que hicieron los inspiradores de la CUP. Por cierto, conocí al camarero mayor, un señor malagueño que emigró hasta allí.