El grupo de investigación en Cirugía de la Columna Vertebral del Hospital Nacional de Parapléjicos, que dirige el traumatólogo Andrés Barriga, ha recibido 30.000 euros en dos becas de investigación para estudiar novedosas terapias que eviten la formación de fibrosis, una de las principales causas que impide la reconexión neuronal tras un traumatismo vertebro medular.
Según explica Andrés Barriga, “la fibrosis es un proceso inflamatorio, que se produce tras una contusión o una sección de la médula espinal. También, después de la cirugía de la columna vertebral, siempre sucede la fibrosis alrededor de la duramadre y de la médula, lo que impide que los axones de las neuronas puedan volver a crecer y tenga lugar de nuevo la conexión entre el cerebro y el resto del cuerpo, a partir del punto de lesión”.
El estudio titulado ‘Nuevas terapias antifibróticas tras traumatismo vertebro medular en un modelo porcino’, cuyo investigador principal es el traumatólogo Luis Romero, busca cómo eliminar o disminuir la formación de fibrosis. La investigación se engloba dentro del gran proyecto europeo llamado Neurofibres, coordinado desde el Hospital Nacional de Parapléjicos, centro dependiente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha, por el científico Jorge Collazos, responsable del Grupo de Reparación Neural y Biomateriales.
El estudio, cuya duración será de dos años, servirá para potenciar los efectos terapéuticos de los implantes de microfibras para la reparación medular, así como para reducir la fibrosis y mejorar los beneficios de la operación del raquis en otras patologías. Pretende desarrollar y aplicar una técnica muy novedosa de cara a futuras terapias de regeneración nerviosa. “La terapia antifibrótica consistiría en el uso de un gel o una sustancia gelatinosa que inhibe o limita la formación de tejido fibroso alrededor de la médula espinal tras el traumatismo”, explica Luis Romero, quien ha concretado que “vamos a estudiar el poder inhibitorio de un quimioterápico conocido como el taxol en comparación con otras terapias homologadas en quirófano”.
Experimentación en porcinos con todas las garantías bioéticas
Hasta la fecha en nuestro hospital sólo se había experimentado con roedores y ahora se ha dado un importante paso: usar cerdos, el animal junto con el mono más parecido al humano. “Las operaciones que se llevan a cabo con cerdos de experimentación se realizan con todas las garantías bioéticas, de seguridad, respeto y cumplimiento estricto de la normativa vigente sobre protección y experimentación animal”, apunta Andrés Barriga, quien ha tenido que realizar un curso especializado para trabajar con animales.
El desarrollo de modelos de lesión medular en porcino nos está ayudando a conocer mejor los problemas de las lesiones medulares humanas y a planificar las estrategias terapéuticas con mayor probabilidad de éxito. “Teóricamente si funcionan en un animal mamífero superior como un cerdo, es muy probable que funcione en personas. Por otra parte, las investigaciones con este animal nos están permitiendo conocer mejor su neuroanatomía y compararla con la de las personas, lo que permitirá interpretar mejor los resultados de la investigación en el contexto humano”, ha puntualizado Jorge Collazos.
Un ejemplo de investigación traslacional
Tras hacer hincapié en la trascendencia de que “si tú no paras la fibrosis no puedes aplicar en el futuro terapias de neuroregeneración”, Andrés Barriga ha destacado que uno de los aspectos más importantes de este proyecto consiste en la colaboración entre investigadores básicos y clínicos. Para el equipo de traumatólogos de Parapléjicos, los doctores Barriga y Romero, al que se suma el neurocirujano del Hospital Virgen de la Salud Ángel Rodríguez de López, esto supone que ya tenemos hecho el entrenamiento, hemos operado una decena de cerdos, y en uno o dos años podríamos aplicarlo directamente la técnica resultante en humanos.
De las dos becas, que se conceden anualmente en concurrencia competitiva por las dos sociedades más importantes en el estudio de la traumatología y cirugía de columna, una proviene de la Sociedad Española de Columna Vertebral (GEER), y la otra de la sociedad española de Cirugía Ortopédica y Traumatología (SECOT).