En el artículo anterior ponía como ejemplo de lucha el encierro de usuarios de la Sanidad Pública en el Hospital del Bierzo. Llevan ya 38 días.
Lo que hacen, lo están haciendo bien. Y sin embargo, eso no basta.
Para que esta acción tenga alguna utilidad, y de paso, para que pueda servir como inspiración para otras -y extender la lucha-, debe pasar algo más.
Por lo pronto, deben ganar.
Voy a ser optimista, intentando ponerme en el mejor de los casos: que consigan prologar el encierro mucho, mucho tiempo, lo suficiente como para forzar una negociación.
Por supuesto, a nivel general no hay nada que rascar, ni en relación a las Unidades de Gestión Clínica, ni a las leyes estatales que validan la privatización. Demasiado premio para una lucha local.
Pero esto ya lo saben los encerrados. Las reivindicaciones generales están ahí como denuncia, pero lo que se lucha realmente son las reivindicaciones de su hospital.
En cuanto a eso, ¿qué cabe esperar?
Tal vez podría conseguirse alguna de las reivindicaciones menores de forma inmediata:
– Algunas reformas y reparaciones en el hospital, que al parecer hacen mucha falta.
– Reapertura de una parte de las camas cerradas.
– Tal vez incluso alguna contratación de personal, lo más necesario.
Para las restantes reivindicaciones, los políticos podrían ofrecer un compromiso de satisfacerlas paulatinamente, en la medida de lo posible, lo antes posible, reservando una partida del presupuesto a partir del año que viene, etc.
Naturalmente, en cuanto el encierro se disuelva, lo prometido se disuelve con él.
Hasta aquí todos deberíamos llegar. Sería un error muy grave contar con que los políticos cumplan con sus promesas, por mucho que estén escritas y firmadas. Ya tenemos experiencia de sobra como para tener claro que no lo van a hacer.
Y precisamente por ello, si al final se consiguiera ese acuerdo, el encierro no se podría disolver hasta que todas las reivindicaciones -o al menos, las que se consideren irrenunciables- estuvieran ya satisfechas, esto es, con el personal adicional necesario contratado y en funcionamiento.
Y ello implica prolongar el encierro todavía más. Estamos hablando de muchos meses, incluso, probablemente, años.
Pero la experiencia me dice que los encerrados -en su mayor parte- optarían en este caso por aceptar de inmediato el “acuerdo firmado” y cesar el encierro. Principalmente, por el desgaste, que pasará factura tarde o temprano. Ese desgaste provocará que los encerrados estén cada vez más receptivos a un posible acuerdo con más promesas que realidades.
Y caerán en la trampa.
Y no habrán obtenido nada.
Porque esas reivindicaciones menores que, en el mejor de los casos, podrían ver cubiertas, lo normal es que sean medidas que los políticos del PP iban a tomar de todas maneras. Entre otros motivos, por electoralismo: algo hay que hacer para sacar votos, no todo pueden ser promesas incumplidas.
Y así lo venderá el PP a sus votantes: “qué buenos y eficientes somos que pese a que no hay dinero priorizamos la atención sanitaria, algo que siempre pensamos hacer, porque la salud de los ciudadanos es lo primero y tal y Pascual”.
Los demás partidos -la oposición- venderán que lo que se ha hecho es gracias a su presión, por medio de la plataforma clientelar de turno, que por supuesto no ha apoyado nunca el encierro, y que ya hace tiempo llegó a un acuerdo con el Gerente Regional de Salud, con su compromiso correspondiente.
Y algún partido además se llevarán unos réditos extra por haber apoyado el encierro -con la boca pequeña, ya que no les interesa que este tipo de acción se extienda-, algo inútil en cuanto a conseguir las reivindicaciones, pero suficiente para cubrir las apariencias y seguir engañando a unos cuantos de sus seguidores más radicales -y más cándidos-.
Los partidos, al final, sacarán tajada del encierro. Todos ellos. Tienen los medios de comunicación para presentar los hechos a su conveniencia. Y para ocultar lo que les interese ocultar.
A los encerrados, en cambio, en cuanto abandonen el Hospital, se les ninguneará y se minimizará su aportación hasta quedar prácticamente en nada. Incluso el éxito que podría suponer forzar a la administración a negociar con ellos se diluirá debido a la posterior ausencia de resultados.
Y los vecinos, volverán a votar las próximas elecciones.
Y todo seguirá igual.
Y sí, cuando los encerrados sean conscientes de la tomadura de pelo, algunos querrán volver a encerrarse. Pero ya no podrán hacerlo.
Porque, primero, habrán perdido apoyo. El fracaso pasa factura. La gente deja de creer en la acción directa si esta se utiliza y no produce resultados.
Y segundo, el desgaste también habrá pasado factura. Muchos pensarán: “yo ya he cumplido, ahora le toca a otro”.
Pero no habrá “otro”, porque todo el mundo está pensando lo mismo: “qué bien está eso del encierro, de tomar la plaza, de la lucha en la calle… mientras el que haga los sacrificios no sea yo”.
O la otra versión: “que otro luche, que yo, voto”.
Tal vez me equivoque. ¡Ojalá! Pero por mi experiencia no veo que pueda acabar con éxito una acción como esta, en estos tiempos… a menos que se haga algo más, algo nuevo que cambie este final.
Hay que adaptar la lucha a nuestra realidad, a las circunstancias que vivimos hoy.
Acciones que hace 100 años, o hace 40… podían funcionar, hoy no funcionan. El Régimen ha evolucionado, ahora tiene armas mucho más poderosas, muchos más recursos, muchos más medios. Donde antes podíamos ganar, ahora ya no podemos.
A no ser que nosotros evolucionemos también.
Así, que, pregunto: ¿qué es lo que habría que hacer para que este final no se hiciera realidad?
Gonzalo Plaza
Ciudadano en blanco
En el fondo, la ciudadanía sabe que protestar no sirve de nada porque no hay nada que ganar y se puede perder lo poco que se tiene. Este es el resultado de la concienciazión, por parte del Gobierno, de que lo maduro es no protestar. La moda es ser dialogante y constructivo.
Pero, en una democracia, la reivindicación es fundamental.
Para que esa lucha sea efectiva, debe crear sus propios cauces organizativos al margen de otras organizaciones y asociaciones……
Quise decir «concienciación»……
En realidad en una democracia lo que es importante es el respeto mutuo y por tanto, el diálogo y la búsqueda del acuerdo.
La reivindicación -la lucha- es fundamental cuando no hay democracia, que es el caso.
Y sí, a estas alturas han domesticado bien a la ciudadanía, y ya casi nadie está por luchar -no protestar, que no vale ni ha valido nunca para nada-. Y eso es un problema, y muy grave, porque al no tener democracia, si no luchamos perdemos la única forma de conseguir cambiar las cosas.
Y sí, lo de crear cauces organizativos propios al margen de otras organizaciones y asociaciones -como partidos políticos y sindicatos- es necesario, y es lo que han hecho en el Hospital del Bierzo este grupo de usuarios, pero no es suficiente.
Gonzalo, lo único que puede cambiar las cosas es un cambio de valores. Y no insistes en eso. Por ejemplo: en China inventaron el papel, la imprenta, la brújula y la pólvora antes que en Europa… y sin embargo no hubo Renacimiento. Porque sus valores eran tradicionalistas, confucianos. No exploraron su entorno, como los europeos y si lo hicieron lo olvidaron, como los vikingos.
Es verdad que hay que cambiar las cosas de abajo arriba (porque no hay derecha ni izquierda: solo abajo y arriba) y despacio: cambiando valores, no ideas. En España se han intentado cambiar las cosas en tres ocasiones: con el Renacimiento, con la Ilustración y con el Krausismo y Regeneracionismo. Las dos primeras veces fueron la iglesia y la institución militar denominada monarquía las que lo hicieron fracasar. En la segunda, cuando ya parecían haber aprendido la lección (lección que era que toda transformación profunda no ha de partir por las vías viciadas del Altar o del Trono) de nuevo fue desbaratada porque se inmiscuyó en el estado; el cometido de su destrucció recayó de nuevo en la institución militar, a la que tan poco (nada, si exceptuamos lo negativo) debemos en España. Y fue porque quisieron ir demasiado deprisa. Hace falta tiempo para abrir las mentes tardas y fijas de la derecha. Y es porque su valor de «derecha» es un antivalor que es también moral: el puro egoísmo. Que no pretendan camuflarlo de ideología o sentimientos. Es eso lo que son.
Y ¿por qué es tan difícil en España? Sencillamente por cuarenta años de fascismo y otros cuarenta de transición de nunca acabar… transición hacia la nada, porque no se pretendía llegar a nada.
El progreso está en Cuba y Venezuela. Hay que volver a la URSS.
Felicidades Á.R. por tu comentario.
Todo comentario que arranca del patán de Ángel Manuel las palabras Cuba, Venezuela o ETA es un excelente comentario, porque deja sin argumentos a la caverna retrógrada que ya sólo consigue balbucear esas palabras a duras penas.
Enhorabuena.
Sin argumentos???
No perdón, basta la realidad evidencial.
No hay que argumentar la existencia del sol.
Y sin necesidad de insultar como tú.
Pues eso. Sigue balbuceando, patán.
Cuidado un terrorista bajo pasamontañas de red social.
Me meo.
Tú no ries, tu lloras, balbuceas y no engañas ya a nadie. Todos por aquí te conocemos de sobra. Patán!
Cuba, Venezuela, ETA…. Que no sabes balbucear otra cosa cuando te argumentan un poquito ¡Patán! Jajajaja.
No eres más patán porque no te entrenas lo suficiente, aunque estés todos los días odiando por envidia a los que tienen 2 dedos de frente.
Patán!
Por eso cada vez sois más, jejeje.
La envidia es un pecado de la izquierda.
No me confunda.
Memo.
Ángel, claro que insisto en el cambio de valores. Lo he dicho ya muchas veces: Educación, educación, educación.
Pero para iniciar un proceso de cambio de valores en una sociedad hay que actuar, hacer cosas, y esas cosas tienen que ser coherentes con el cambio de valores que se quiere conseguir.
Por ejemplo, no se puede cambiar los valores votando o respaldando un sistema político de tipo «representativo», que por naturaleza es oligárquico, que promueve el egoísmo de grupo o clase, que es simbiótico con el capitalismo…
Sí en cambio se puede promover un cambio de valores promoviendo y apoyando la participación directa -y responsable- en la toma de decisiones poĺíticas (esto es, la democracia), y con ello acciones como este encierro.
Pero claro, sólo con esto no es suficiente. Y por eso este artículo de hoy, para valorar qué más es necesario hacer.
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Por otro lado, creo que te olvidas de la única vez en la Historia de España en la que se ha intentado cambiar las cosas «sin utilizar las vías viciadas». Me refiero al anarquismo de principios del siglo XX, desde Ferrer i Guardia y su educación racional, los ateneos, etc.
Ese intento dió lugar en el 36 a la mayor colectivización democrática que ha habido nunca en la historia de la humanidad, y sólo pudo ser abatido por la violencia del Estado (el republicano, primero, y el fascista, después).
Un cambio de valores que vino acompañado de cambios en la forma de actuar, de educar, de relacionarse, de organizarse.
Todo viene unido, no puede trabajarse una vía (los valores) sin actuar en las demás (educación, política, sanidad…).
Si un panadero es contratado para suministrar pan al Hospital General de Ciudad Real, ¿habremos privatizado un servicio público?
Si una empresa farmacéutica proporciona medicamentos al Hospital General de Ciudad Real, ¿habremos privatizado un servicio público?
Si una empresa realiza análisis o radiografías a los usuarios de la sanidad pública, ¿habremos privatizado la sanidad pública?
La falacia de don Gonzalo es evidente.
Yo soy partidario de una sanidad pública y universal. Pero todos estos funcionarios y sindicalistas con sus camisetas verdes que son pardas NO DEFIENDEN LA SANIDAD PÚBLICA, defienden sus intereses particulares.
La prueba más clara de lo que afirmo es que la sanidad pública es igual de buena e igual de mala con Page y con Cospedal, pero las camisetas pardas de los funcionarios y sindicalistas no se ven, han desaparecido. Fue darles 35 horas de jornada y un aumento de sueldo, y la sanidad pública ya es buena.
Si una Ana Mato recorta en sanidad y permite que muera gente de hepatitis B que podria haber curado, como por ejemplo pasó en la Galicia del PP, o aumenta el porcentaje de enfermos de cáncer suprimiendo los informes radiolologicos para pagar la deuda de los bancos, como es mi caso, en que si lo hubiera habido me habrían detectado el cáncer tres años antes, habremos mejorado la sanidad pública?
Deje de decir estupideces y hable un poco de los que nunca, sus amigos del PP, que son los que me están matando, si es que no son ellos mismos la enfermedad.
La hepatitis no era la B, era la C. El porcentaje de enfermos de cáncer no aumenta, pueden aumentar las muertes por cáncer por un retraso en el diagnóstico. Eso sucede, aparte de por la eliminación de pruebas, o informes radiológicos según usted, por las listas de espera, que son las mismas con Page y con Cospedal. La deuda que, según usted, se pagó con los recortes en la sanidad, algo que ya le digo yo que no es cierto pues se ha pagado con deuda pública, como todo el exceso de gasto, no ha sido la deuda de los bancos, sino de las cajas. Esas cajas dirigidas y arruinadas por los sindicatos y politicastros que luego clamaban por los recortes. Los mayores recortes en sanidad fueron en personal, una de las mayores partidas de gasto, e infraestructuras. Es decir, bajadas de sueldo y menos contratación de personal y menos construcción de hospitales (de esto último nos libramos en Ciudad Real pues gracias al infame Partido Popular tenemos hospital nuevo). Cuando quiera hacer propaganda, infórmese primero.
Y crítico a quien me da la gana y por aquello que creo conveniente, y le ánimo a que haga usted lo mismo, siempre que lo haga con respeto y educación.
De los crímenes de doña Ana Mato o el PP, pídale cuentas a ellos, yo bastante tengo con lo mío.
Y le deseo de todo corazón que se recupere usted de su enfermedad, y que si su padecer es culpa de un deficiente funcionamiento de la sanidad pública, le ánimo a que lo denuncie y que los responsables, fueran del color que fueran, respondan por sus culpas.
Un saludo.
Los muertos por la hepatitis C no se los quita nadie a su alabado PP. Y es curioso: «Gracias al infame Partido Popular tenemos hospital nuevo», justo lo que dice Barreda del PSOE, que gracias a ellos tenemos hospital nuevo. Es que son el mismo partido de corruptores de bancos-cajas. Y también tenemos cementerio nuevo y aeropuerto nuevo.
Se olvida usted del auditorio…
Si una empresa es contratada para realizar un servicio público, es privatización desde el momento en el que se subordina el servicio público al beneficio económico privado de los propietarios de esa empresa (que no hacen ningún trabajo para merecerse ese beneficio económico y que buscan maximizar su beneficio a cualquier coste).
Si un individuo es contratado para realizar un servicio público, pues depende.
Si ese individuo realiza un trabajo digno y adecuado y recibe una compensación justa por ese trabajo, es el funcionamiento normal y sano de una sociedad: todos debemos aportar y recibir lo justo y necesario.
Así es como debe funcionar lo público, lo del pueblo.
Por el contrario, si ese individuo recibe una compensación desproporcionadamente alta por su trabajo, en ese caso hay una privatización, un predominio de unos intereses privados (los de ese individuo) sobre los públicos, los de todos.
Y en realidad esto último podría aplicarse a una empresa también: una cooperativa de trabajadores-propietarios donde todos reciban una compensación justa por su trabajo y no haya beneficio económico para parásitos (accionistas, directivos, intermediarios, etc.), pues podría ser contratada para prestar un servicio público y no sería privatización.
Y sí, atendiendo a este criterio, hoy en día prácticamente no hay nada público en España. Nada. Ya lo he dicho en anteriores ocasiones.
Y el hecho de que la sanidad -100% privada- de Page sea igual de mala que la sanidad -100% privada- de Cospedal no debería extrañar a nadie: mismos perros, distintos collares.
Voy a rectificar una cosa: la administración estatal, autonómica, local, hoy en día, es 100% privada en cuanto a su gobierno, en cuanto a los que mandan.
Pero afortunadamente hay trabajadores que sí reciben una compensación justa por su trabajo.
Esa parte de la administración sí se podría considerar pública.
Y eso mismo, que hay una parte de los trabajadores de la administración que hace un trabajo correcto y recibe una compensación justa, es lo que salva una parte de los servicios que dan esas administraciones.
Concretando en la Sanidad, gracias a esos trabajadores «públicos», se salvan vidas.
No todas las que se deberían salvar, porque los políticos están ahí al mando y eso cuesta vidas humanas.
Pero algunas se salvan.
Y al privatizar -todavía más-, se salvan menos, se pierden más.
Vaya, don Gonzalo, desconocía yo que los funcionarios hicieran su trabajo gratis. Nada que ver con las ominosas y onerosas empresas privadas.
Me gustaría que me explicase cómo es usted capaz de conocer la cantidad justa y necesaria que debemos aportar y recibir, o la compensación justa que hemos de recibir por nuestro trabajo. Los más viejos afirmaban que el precio de las cosas sólo lo sabe Dios, que nosotros hemos de conformarnos con aproximaciones más o menos certeras. Sabe usted más que Dios, don Gonzalo.
Tampoco sabía yo que los casos de compensaciones desproporcionadamente altas se daban exclusivamente en la empresa privada, poco conoce usted la empresa privada; o que los accionistas eran parásitos, yo creía que eran los propietarios de las empresas.
En fin, que para ser usted tan demócrata, su discurso se parece demasiado al de uno que yo conozco. Está usted al borde del «Exprópiese».
parásito, ta
3. adj. Dicho de una persona: Que vive a costa ajena.
http://dle.rae.es/?id=RsvqaKk
Y luego está Romera y sus fantasmas: Franco y la Iglesia. Valores, dice… ¿De qué tipo? ¿De los de García Molina y me subo el suelo para ayudar a los pobres? No me haga reír, don Ángel.
Uno, por ejemplo, que usted no práctica, es la sinceridad. Desde el pseudónimo para abajo. Otra, la autocrítica, tan visible y audible en sus amigos peperos… que usted nunca crítica. Otro, la tolerancia, destruida en esa guerra civil aue usted no condena. Otro, enterrar a los muertos, en especial a esos cien mil de después de la guerra que se cargaron sus amigos sin recurrir ala justicia, otro valor que se pasaron por el forro y se siguen pasando. No hay política mala, dino corrupta y sin valores, que es la que cinicamente defiende usted.
Sí que hay «política mala», Ángel.
La «representación» es «mala», porque sirve los intereses de unos pocos frente a los de todos.
Y por lo mismo, los partidos políticos son «malos». Los políticos profesionales son «malos».
Toda la política que se hace en un Sistema representativo por políticos profesionales es corrupta y sin valores.