De buenos recuerdos y de cariño de las familias de Puertollano se irán cargados la decena de niños saharauis que han pasado dos meses en nuestra ciudad gracias al programa “Vacaciones en paz” y que han sido recibidos por la alcaldesa, Mayte Fernández, a los que entregó diverso material escolar.
Fernández agradeció el compromiso, generosidad y el corazón de las familias que han abierto sus brazos a los niños del Sáhara, y espera que en años venideros sean muchas más las que se animen a vivir esta experiencia.
La alcaldesa afirmó que se ha cumplido un compromiso con el reflejo en el presupuesto municipal de 3.000 euros para este programa y espera que el próximo año vuelva a repetirse para hacer realidad que estos niños puedan disfrutar de unas vacaciones en las que disfrutan y convivan porque “es mucho más lo que nos aportan que lo que se llevan”.
Un programa que “nos deja sentimientos y emociones”, y al que califica como solidario y de cooperación con el pueblo saharaui, que “necesita de libertad y de desarrollo ciudadano como los demás”, subrayó Fernández.
Un verano de actividades
Los niños saharauis durante su estancia en Puertollano han participado en diversas actividades, como visita al parque de atracciones Playa Park, al pantano de Carboneras en Brazatortas y en una acampada en las cabañas de la Dehesa Boyal+
Para la presidenta del Comité Local de Ayuda al Pueblo Saharaui, Luisa López, ha sido un verano muy especial para estos niños, gracias al apoyo del Ayuntamiento y a la Diputación Provincial sin cuyo esfuerzo el programa “Vacaciones de Paz” no sería una realidad, que afronta el pago de los billetes de avión, algo más de cuatrocientos euros por niño.
Captación de familias para el próximo año
En pocos días volverán a los campos de refugiados y de nuevo se reiniciará el trabajo de este comité en la captación de familias para que el próximo año vuelva a garantizarse la continuidad en nuestra ciudad del programa “Vacaciones en paz”.
Es cierto que ha descendido a su punto más bajo el número de acogimientos, pero como ha indicado López continuará el trabajo de difusión, del boca a boca, de aquellos que han vivido esta experiencia. “Los niños se marchan con las manos llenas, pero las familias les queda un corazón para reventar”.