Que en España la Política está politizada, es una gran verdad de los tiempos presentes.
Verdad tan grande como verdadera.
E inconveniente.
Baste mirar alrededor y concluir.
Tan verdadera la afirmación como fuera el aserto aquel de “El cielo está enladrillado, quien lo desenladrillara…”.
Pues eso, “La política está politizada, quien la despolitizara, el despolitizador que la despolitice…”.
Pero ¿hay que despolitizar la Política?
Y ¿como se hace?
Cuando llevamos años de zascas repartidos y de argumentos anti–lo–que–se–diga.
Confundiendo la oposición con el derribo.
Cuando llevamos sesiones parlamentarias interminables del Y tú más, al Más de lo mismo.
Cuando llevamos años de debates Ad hominen.
Desde el “Váyase señor González” de Aznar, hasta el “No es no” de Sánchez.
Pero, se preguntaran algunos, ¿no es justo que así sea?
¿No es ese el juego Gobierno/Oposición?
Si se despolitizase la política, estaríamos en presencia del reino absoluto de los simulacros: café sin cafeína, lácteos sin leche, dulces sin azúcar, sexys sin sexo y Política sin política.
Y todo se andará.
Aunque bien cierto es que suele haber formas de política sin Política.
Y no es una boutade.
Las formas de política sin Política son muy variadas.
Van desde el parlamentarismo-jabalí al malismo buenista.
Desde el toreo de salón de los anti taurinos al Verde que te quiero verde.
Desde el Anti-Voltaire al Anti-Dhuring de Marx.
Desde los fundamentalismos ideológicos al Trump look.
Que eso son las Demagogias oportunas y eso son los Populismos inoportunos.
Como ocurriera con el misterio de Franco, cuando decía aquello tan raro de “Haga como yo, no se meta en política”.
Un dictador ajeno a la Política.
Por eso el temor a politizar el cine, la cultura, la universidad, las fábricas y hasta las iglesias.
Por eso lo negativo de toda politización.
Aunque toda huella tiene su inversa.
Y de aquí lo positivo actual de politizar verbenas, ferias, entrega de los Goyas, partidos de fútbol, exposiciones, conciertos y corridas de toros.
Viene todo esto a cuento, por los recientes acontecimientos producidos tras los atentados de Barcelona.
Donde se han antepuesto las razones políticas partidarias a las razones de Estado.
Como si no hubiera Razón, como si no hubiera Estado.
Como hacía tiempo que no se veía.
En cuestiones de Seguridad y de lucha anti-terrorismo, en cuestiones de Defensa y en cuestiones de Política Internacional, debe obrar un consenso tal que impida el impudor turbio del juego político.
Por eso se suscribieron los Pactos Antiterrorismo, para sustraer el debate partidista a asuntos centrales de la convivencia social,
Pero a lo visto últimamente, esto no es así.
Se anteponen intereses partidarios y partidistas a políticas de consenso.
Y esa es la señal de la politización (indebida) de la Política.
Cuando se politiza la Política, todo decae, las ideas desaparecen y las razones se volatilizan.
Y solo queda el cuerpo a cuerpo de enfrentamientos gratuitos.
En una suerte de retroceso predemocrático.
Que al final eso es la Política politizada.
Un regreso a la piedra y un olvido de la palabra.
José Rivero
Divagario
La Política politizada es como el agua mojada. Qué cosas.
Los Pactos Antiterrorismo se hicieron para ser observados desde la Izquierda.
El consenso es para unos pocos, los elegidos; para el resto, un cordón sanitario.
Tenga usted cuidado, don José, que, como se caiga del pedestal, se mata.
Sus afirmaciones, cuando menos, son de análoga altura a las mías. Por lo que la altura, como la verdad, está suficientemente repartida. Y sin censura mediante. Hay por otra parte, pedestales terreros construidos a ras de suelo. Donde la caída es siempre venial.
No se puede pedir que los políticos sean perfectos, podrían ser sencillamente serviciales, amar a su país y temer la ira de su pueblo.
En este caso, cuánto se podían haber dificultado los atentados si los líderes catalanes hubiesen estado atentos a lo que se debe: a la seguridad de sus ciudadanos, y no a la de sus personas (…).
Cataluña es la región española a la delantera en corrupción moral y económica de su clase política.
Y todavía su independencia puede agravarlo, y eso ya me cuesta creer, visto lo visto, que sea un reclamo mayoritario.
Ellos sólos lo han conseguido.
Ilustrativo y reflexivo artículo.
La ‘politización’ consiste en que los políticos meten las manos en algo que no les corresponde.
El virus político se infiltra sutilmente en todo el tejido social infectándolo y la sociedad lo sufre casi inadvertidamente.
El punto clave es que una cosa es interesarse por la política y participar en ella, y otra muy diferente es depender total y vitalmente de la política.
Tengo claro que la ‘politización’ es un camino seguro hacia la decadencia como sociedad.
Aunque también me pregunto si el intento de ‘despolitizar’ lo que es profundamente político no es, de igual manera, una manera de ‘politizar’.
Al fin y al cabo, todo en la vida social es susceptible de ‘politizarse’.
Y la solución a los quebrantos sociales también tiene un color político….
Por Dios, no pongas fotografías que den grima. Pon algo más decorativo.