A pesar del calor sofocante que asaeteaba Alarcos este mediodía, ni cristianos ni musulmanes han entrado en razón y han dirimido por las armas afrentas y rencores para acabar, como en 1195, con el rey cristiano cogiendo las de Villadiego, y las huestes de Al-Mansur tomando la fortificación del cerro próximo a la actual Ciudad Real. Alrededor de 80 personas, de las que 50 han entrado en combate, han participado en la recreación de la Batalla de Alarcos llevada a cabo por la Asociación de Caballeros y Damas Orden Calatrava.
Durante dos días se ha recordado este hecho histórico que frenó la Reconquista durante casi dos décadas, hasta que cogiera impulso en Las Navas de Tolosa. En el cerro de Alarcos se ha instalado un campamento en que se han desarrollado actividades, talleres y exhibiciones relacionadas con la recreación.
Fue una luctuosa batalla campal.
Alarcos constituyó un cruel aldabonazo en la conciencia de la cristiandad y del propio papa Celestino III.
Aunque fue la última gran victoria musulmana en Al-Ándalus…
Por cierto, Alfonso VIII de Castilla estuvo a punto de morir en la Batalla de Alarcos pero murió el lunes, 6 de octubre de 1214, a los 59 años de edad (la esperanza de vida en aquella época era de 44 años para los hombres).
Enfermó cuando se dirigía a Plasencia, en una aldea de Arévalo llamada Gutierre Muñoz, agravado de fiebre.
Parece ser que debió morir de una embolia pulmonar o de alguna endocarditis causada por una herida de guerra…