La cantaora Yolanda Almodóvar y el guitarrista Miguel Calatayud recalaron el pasado 27 de junio en Japón, donde ofrecerán una serie de conciertos en pequeños locales, principalmente en Tokio y Kushiro, hasta finales de julio. Estos ciudadrealeños que residen Lausana (Suiza) han llevado su arte flamenco por tierras helvéticas, pero también por Francia o Alemania.El más importante de los eventos programados en suelo nipón tuvo lugar ayer, en un templo sintoísta en el centro de Tokio. “Fue algo increíble”, relata Miguel Calatayud, que se deshace en elogios hacia un público “entendido y respetuoso”.
“Estaba tocando la guitarra, veía a mi lado a Yoli vestida con un kimono tradicional y enfrente a un montón de japoneses muy atentos a todo lo que hacíamos; todo esto en una especie de burbuja de vegetación y calma en un templo situado en el mismísimo centro de Tokio con tres o cuatros rascacielos al fondo”, cuenta con entusiasmo.
El repertorio, “muy flamenco”; tocaron por caracoles, tientos, soleá, tangos y bulerías. Comenta que no es habitual que un templo se celebren eventos de este tipo, por lo que para los organizadores fue también muy emocionante. El concierto fue acústico, como más les gusta a Yolanda y Miguel. Lo más difícil fue abstraerse del entorno. “Fuimos capaces de concentrarnos y la cosa fluyó”, explica.
Ya de regreso a Suiza, el 29 y 30 de julio ofrecerán un concierto en el festival Verbier Classic. Posteriormente, el 5 de agosto, también en Suiza, participarán en el festival Hors Tribu, en Motiers, conocido como el festival de la absenta.
Podríamos decir que Japón es la segunda patria del flamenco y que se trata de un vínculo cada vez más fuerte y estrecho.
Desde que en los años 20, el flamenco llegó por primera vez a Japón, a día de hoy, más de 60.000 personas estudian flamenco allí y hay más de 600 escuelas y academias de baile.
Hay muchas opiniones sobre este vínculo de los japoneses hacia el flamenco.
Hay quien opina que se trata de compás, de semejanza cultural o de forma de expresión.
Quizá sea para ellos una forma de sentirse libres o, tal vez, un arte culto de la memoria.
Enhorabuena a Yolanda y Miguel….