“Pero Pedro, ¿sabes lo que es una nación?”. Algo así le dijo Patxi López durante el debate de los tres candidatos a la secretaría general del PSOE.
La socialdemocracia marxista elaboró unos conceptos tan poco concretos sobre nación que una mística como Santa Teresa, defensora de cosas tan concretas como que “Dios se encuentra entre los pucheros”, se hubiera ruborizado.
Así, Springer definió a la nación como una unión de hombres que piensan y hablan del mismo modo. Una comunidad cultural de un grupo de hombres contemporáneos, no vinculada con el suelo.
Para Otto Bauer, la nación es el conjunto de hombres unidos en una comunidad de carácter sobre la base de una comunidad de destinos.
Ambas definiciones, si pueden presumir de algo es de inanidad, son abstracción pura. Sólo sirven para generar caos. Utilizarlas como faro sería empeñarse en ver luz donde únicamente hay oscuridad.
De hecho Kautsky, ya manifestara su oposición a la idea de Bauer alegando que la gran tarea de la reforma socialista en el futuro nunca sería separar a las masas obreras por su nacionalidad, sino lo contrario.
En toda esta elucubración mística relativa a la nación apareció una figura emblemática: Otto von Bismarck, el gran artífice de la unificación alemana.
Toda acción política de calado necesita de una doctrina que la respalde. Ahí fue donde Bismarck agarró fuertemente la bandera del idealismo alemán según la cual la razón de ser del Estado es la cultura, y planteó:
Perfecto, como la razón del Estado es dotar de cultura al pueblo, demos la vuelta a la tortilla y hagamos que una cultura ya existente, como la prusiana, tenga su propio Estado.
Este pensamiento, eminentemente instrumental, y cuya finalidad había sido crear las condiciones psicológicas para facilitar la unificación alemana, sería utilizado después para lo contrario: Todo pueblo que reivindique una cultura propia reclamará su derecho a un Estado propio, aunque el objetivo no sea unificar sino disgregar.
Luego vendría Stalin con su propia idea de nación, definiéndola como una comunidad humana estable, históricamente formada y surgida sobre la base de la comunidad de idioma, de territorio, de vida económica y de psicología, manifestada ésta en la comunidad de cultura.
Este concepto de Stalin es casi un concepto místico, pero le sirvió para incorporar a una serie de pueblos al imperio de la URSS. En suma, sin la plataforma de la URSS, dicho concepto no hubiera tenido ninguna virtualidad. Al igual que Bismarck, Stalin utilizó un concepto a la medida de sus intereses políticos concretos.
Cualquier comunidad –por ejemplo: chinos, árabes- viviendo en un determinado barrio de una ciudad reunirían las características de Stalin para ser nación el día que desearan serlo.
Como se ha podido observar, hablar del concepto de nación es meterse en terrenos pantanosos, una idea nada fácil de abordar.
A mi juicio, la perspectiva que más luz puede aportar es la filosófica, y, dentro de ésta, el materialismo filosófico.
Según esta doctrina, toda idea lleva incorporada un formato lógico, es decir, un conjunto de características. La idea de nación tiene dos:
Su carácter oblicuo, es decir, no recto; y su carácter análogo, es decir, no unívoco.
Se llama oblicua a una característica que se configura a través de una plataforma previa. Si no existiera esa plataforma la característica no existiría. Pongamos el ejemplo de una viga. Un tronco de madera se convertirá en una viga cuando tenga una plataforma en la que apoyarse, de lo contrario no podrá ejercer la función característica de las vigas: sustentar algo; y seguirá siendo un simple tronco de madera.
Un ejemplo es el concepto estalinista de nación, creado para satisfacer los intereses de la URSS, que hizo de plataforma.
Análoga es una característica que no se puede aplicar en todos los casos.
El gran problema a la hora de definir el concepto de nación es que se pretende que sea un concepto recto y unívoco cuando no es ni lo uno ni lo otro.
La filosofía materialista establece tres géneros de naciones, cuyo orden sería aquel en el que fueron apareciendo a lo largo de la historia: 1) La nación biológica (irrelevante para la finalidad de este artículo) 2) La nación étnica: que necesita de la plataforma de un Estado o de un Imperio en el que integrarse, que, a su vez, se subdivide en tres especies: Las naciones étnicas no integradas o marginales. Las integradas, y la nación histórica.
La nación histórica es la más significativa de las tres especies.
Un ejemplo de ella nos lo daría el Conde-Duque de Olivares cuando exhortaba a Felipe IV a la industrialización del reino para el beneficio de la “nación”. La nación de la que hablaba Olivares no era un sujeto político, era un sujeto histórico. Efectivamente la nación española era un sujeto histórico de larga data.
Finalmente, el último género de nación en aparecer será la nación política, surgida en la Revolución Francesa como sujeto político soberano en sustitución del monarca.
Según el materialismo filosófico, España ha sido un conjunto de naciones étnicas durante la Edad Media; una nación histórica en los siglos XVII y XVIII, y una Nación política soberana desde 1.812.
En este aspecto Patria y Nación son conceptos similares. Y ambos necesitan de un ámbito territorial concreto. Decir que la patria es cada una de las personas de un territorio es un absoluto disparate, que sólo induce a más confusión en el caos ya reinante.
Entonces, ¿cuál es el quid de la cuestión de la Nación política, sobre la que recae la soberanía del territorio de la que son naturales los integrantes de dicha Nación?
En primer lugar, la nación política incluye, subsume, a cualquier otro tipo de nación
¿Por qué? Porque en ella recae toda la soberanía. Y la potencia de la soberanía nacional no debe ser debilitada por el establecimiento de naciones subsumidas que se presten a interpretaciones ambiguas.
En segundo lugar, no existe Nación política sin un Estado previo, preexistente.
Precisamente por esto no debe reconocerse ningún “status” de nación a ningún territorio. Ese reconocimiento constitucional sería, precisamente, la “trampa” y plataforma legal que facilitaría el salto para que la nación “no-política” –cultural, histórica, etc-, pudiera dar el paso siguiente y constituir su propio Estado.
Volveríamos a la situación actual pero infinitamente más agravada.
Ni siquiera el hecho de que se estableciera que la soberanía nacional reside en el conjunto de los españoles podría evitar con total seguridad que una nación cultural o histórica, legalmente reconocida previamente, constituyera su propio Estado.
Pedro Sánchez y todos los defensores de la plurinacionalidad no hacen más que añadir confusión y jugar con un fuego que no es suyo, sino de todos los españoles ¿Qué significa para ellos plurinacionalidad? ¿De qué género de nacionalidades hablan? ¿Qué aporta a un pueblo que se le reconozca como nación cultural o histórica si ya forma parte de la nación política soberana?
Absolutamente nada, salvo –como dije antes- apoyarse en ese reconocimiento para en otro salto reclamar su Estado propio.
Digámoslo abiertamente. Estas personas no son de izquierda, por más que se escuden en unas siglas cuyas letras ya no significan nada para ellos. No, no lo son. No hay nada más potente para romper la cohesión de un pueblo, y más injusto, que su fractura.
La izquierda verdadera –que no existe- debería enfocarse en cómo promover y aprovechar el potencial de los ciudadanos –los españoles- y de la riqueza natural, geoestratégica, artística, científica y cultural, de su país –España- buscando, además, su cohesión, mediante la justicia social.
Lo demás es camuflaje.
Miquel Iceta dice que la nación es un sentimiento. Aceptar semejante vacuidad como elemento sustantivo y constitutivo de una nación es un suicidio colectivo.
¿Qué es un sentimiento? Es un estado de ánimo. Eso es lo que es, sólo eso.
¿Un estado de ánimo?
¿De verdad alguien en su sano juicio puede hacer depender el futuro de una Nación política, real y soberana como la española, del estado de ánimo de una parte de ella?
Al tratarse de un estado de ánimo ese estado variará indefectiblemente, y lo hará las veces que sea. Pero no sólo variará, será absolutamente influenciable. Y esto es así porque el estado de ánimo está más cerca de la mística que de la materia. Por tanto, al final sólo se trata de ir una y otra vez a las urnas en una cadena de referendos independentistas hasta que, por fin, suene la flauta aunque sea por casualidad. Y, desde luego, a partir de entonces, no habrá más referéndum alguno que pudiera revertir la situación.
¿Alguien lo duda?
¿Que un referéndum es un ejercicio democrático? El quid no está en el referéndum, está en las posibles consecuencias del mismo
¿Es democrático el referéndum de una parte de algo que podría afectar al todo de manera irreversible? ¿Y sólo porque una fracción de esa parte esté empeñada en ello? ¿Y está empeñada porque piensa que los estados de ánimo de la parte convocada le pueden ser favorables a sus tesis en algún momento?
En tales circunstancias, creo que ni Rousseau estaría de acuerdo en su celebración.
¿Qué Escocia lo pudo hacer?
Sí, también se votó el Brexit; y al saberse el escrutinio, los estados de ánimo de un segmento de la ciudadanía cambió, posiblemente lo suficiente para haberle dado la vuelta al resultado ¿Entonces?
Por cierto, en las últimas elecciones británicas el independentismo escocés cayó en picado. Los estados de ánimo tienen estas cosas.
¿No llama poderosamente la atención que personas que se declaran materialistas a carta cabal se nos vuelvan místicos, o, al menos, metafísicos, a la hora de tratar un asunto que es materia pura?
Sí, materia. Una Nación no es una elucubración metafísica. Son las personas constituidas en pueblo soberano que viven dentro de un territorio determinado conformado institucionalmente en un Estado. Más materia imposible. Estado que, por otra parte, es la consecuencia de dos mil años de relaciones entre los habitantes de su territorio; desde que eran simples tribus.
La ruptura de una unidad nacional consolidada durante siglos como es el caso de España sólo podría suceder por motivos extraordinarios de suma gravedad, jamás por la oscilación de un reducido porcentaje del censo electoral, en función de la volubilidad de unos estados de ánimo, y cuyas consecuencias deberían ser aceptadas como un trágala por el resto sin haber participado en ello.
Como nos decía Aristóteles, el peligro de la democracia es que se pervierta. Algo así podría pasar, e instalarnos en el resultado de esa perversión:
La demagogia.
La plurinacionalidad es pura perversión demagógica. Y la nación cultural o histórica, la trampa legal que facilitaría la posterior constitución de un Estado propio de los territorios así calificados.
España, piedra estoica que se abrió en dos pedazos
de dolor y de piedra profunda para darme:
no me separarán de tus altas entrañas,
madre.
Además de morir por ti, pido una cosa:
que la mujer y el hijo que tengo, cuando pasen,
vayan hasta el rincón que habite de tu vientre,
madre.
Miguel Hernández (Fragmento del poema “Madre España”)
Sin tapujos
Marcelino Lastra Muñiz
mlastramuniz@hotmail.com
PD: Hoy he preferido dedicaros un poema recitado: “Madre España” de Miguel Hernández.
https://www.ivoox.com/madre-espana-miguel-hernandez-audios-mp3_rf_881246_1.html
Muy bien: es la pregunta que hay que hacer. Una nación es solo un conjunto de prejuicios. Una vez Enzensberger le preguntó a Arzallus qué era un vasco y se quedó mudo. Somos seres humanos, solo eso, y nuestra única nación es el planeta Tierra. El resto son solo prejuicios, incluyendo los prejuicios políticos.
Muy buen artículo muy bien argumentado.
Añado que ese estado de ánimo Nación es excusa para que las élites de esas presuntas nacionalidades queden impunes en un Estado hipotético, de su enorme corrupción.
España siempre se ha dividido en reunios y principados hasta el año 1812. Eso no sólo es una fecha relativamente reciente históricamente hablando términos sino que en la mayor parte de la historia de España hemos sido un conjunto de reinos y principados.
La concepción de España como «una, grande y libre» es bastante posterior, de un franquismo reciente que duró 40 años y que no es digna de orgullo.
El artículo 2 de la Constitución Española de 1978 también establece que España se compone de regiones y de nacionalidades.
Muy mal se han tenido que hacer las cosas cuando la mitad de los catalanes (o millones de ellos según las encuestas) se quieren separar de España. Muchísimos más que hace unos años. Y hablando con algunos de ellos, se quejan de que no hemos respetado nada, ni su cultura (con el ataque a la inmersión lingüística por ejemplo) ni siquiera su Estatuto de Autonomía, aprobado por las Cortes Generales y por el pueblo catalán en referéndum, que fue posteriormente mutilado por el Estado con muy poco tacto, (manteniendo artículos idénticos o sustancialmente iguales en la Comunidad Valenciana de Francisco Camps) y que después unas leyes centralistas alejadas del «espíritu» constitucional han conseguido el resto. Al menos eso dicen muchos por allí.
Hace unos años, la mejor solución (la más inteligente) habría sido un referéndum como en Escocia, cuando los políticos de la caverna se empeñaban en hacernos creer que los catalanes solo querían más dinero y cuando los independentistas eran minoría, para apagar los deseos de independencia durante mucho tiempo. Pero este problema evoluciona a toda velocidad y la caverna, con el gobierno del PP a la cabeza, no ha hecho más que agravar las cosas, negando a los catalanes su deseo de ser consultados (también a los que querían votar la opción NO, como es lógico).
Pero vamos, que era de esperar que no cuenten con nadie, pues tampoco consultan al conjunto del pueblo soberano español en asuntos de interés general. Algunos de estos asuntos ni los incluyen si quiera en sus programas electorales o los incumplen cuando gobiernan.
Con la aptitud del gobierno del PP, mucho me temo que sólo vamos a conseguir una Gibraltar más grande dentro de la península. Dentro de muchos años, la caverna seguirá diciendo «Cataluña es España» pero no tengo yo muy claro que así sea.
¿Para evitar la independencia piensan meter los tanques por las calles de Cataluña? ¿Y la caverna cree que así conseguirán el apoyo mayoritario de los catalanes o su reflexión o su deseo para querer quedarse en España?
Para unirse hacen falta más que uno, para separarse solo uno.
Y Cataluña se está yendo.
La wiki la considera una nación como:
«Conjunto de personas de un mismo origen étnico que comparten vínculos históricos, culturales, religiosos, etc., tienen conciencia de pertenecer a un mismo pueblo o comunidad, y generalmente hablan el mismo idioma y comparten un territorio.»
Vamos, un conjunto de elementos que solo sirven para que unos maten a otros. Guerras étnicas, guerras religiosas, guerras por motivos culturales (valores)…
Se me ha adelantado mi amo Romera. Por lo tanto, que le den al concepto nación. Y que viva el concepto ciudadano del mundo. Pero, para eso hay que viajar y conocer mundo.
Aprovecho para recordar que hay miles de seres humanos, que no tienen nuestra religión, nuestra étnia, nuestra cultura, que están siendo bombardeados a diario, incluidas armas químicas.
Que el Gobierno de nuestra NACIÓN, dijo que iba a acoger a 17.000 y aún no ha movido un dedo. Bueno, si, para poner pegas a que ciudadanos españoles de origen sirio puedan ver a sus familiares.
También hay ciudadanos de otras nacionalidades que llevan años enterrados en el Mediterráneo, a los que nadie va a poner llevar unas flores. Pero, como digo, son de otras nacionalidades. Que les den…como a los de la valla, a los de los bajos de los camiones, a los de las pateras…a todos aquellos que el concepto nación les niega una nueva nacionalidad.
Ahora el nuevo PSOE del nonono, dice que la organización territorial de España, debe seguir el ejemplo de Bolivia (¿¿¿¿????). No el de Suiza, Alemania, USA, yo que sé, si no el de Bolivia (¿¿¿¿?????). «Bolivia es una nación de naciones, es un Estado plurinacional». Adrina Lastra
Esta gente son ignorantes o demagogas, ambas cosas casi seguro, y cada día están empeñados en demostrarlo más.
Las «naciones» a las que alude la constitución de Bolivia, no son territorios, ni organizaciones jurídicas o políticas. Son un grupo de gente que comparten idioma, cultura o etnia. Son básicamente UNA TRIBU. Como la «nación sioux», la nación «Cheroquee», etc, pero en versión de indígenas bolivianos.
¿Eso es lo que el PSOE cree que pasa en España?. ¿Los catalanes son Sioux?. Los independentistas desde luego están mas anticuados que los indios que van con flechas, pero creo yo que hay ciertas diferencias sutiles entre naciones.
Qué batiburrillo de artículo. Otra vez. Ya solo empezar a leer socialdemocracia y marxista de la mano. Ese oxímoron. Da pena.
Me muero por leer algo tuyo, prenda, que pase del renglón y medio. Igual, incluso, no me decepciona tanto como tus ínfulas, que ya solo empezar a leerte cuatro palabras y ya las exhibes y pregonas cuando mueren a mitad del segundo renglón. Eso es empuje.
Interesante y atractivo artículo.
desde el punto de vista de las ciencias sociales y políticas, la ‘nación’ es una realidad constituida por un conjunto de seres humanos que, además de tener un lugar común de nacimiento y de vida, tienen una serie de características que les identifican y, al mismo tiempo, les distinguen de otros conjuntos de seres humanos.
La ‘nación’ es una cultura que va modelando el alma individual y colectiva de los pueblos pero, sobre todo, un sentimiento común de tener un mismo destino.
La primera utilización de ‘nación’ de la que se tienen datos históricos data del año 968 en Cremona.
El concepto ‘nación’ ha sobrevivido en el modelo moderno, pero no como ha sido planteado originalmente en el ocaso de la Edad Media.
Yo añadiría un cuarto tipo de ‘nación’: la ‘nación fraccionaria’, como una acepción secundaria refleja que busca desprenderse del Estado.
España es una nación de naciones con una única soberanía, la de todos los españoles, y con un único Estado. Un Estado que, cuarenta años después, exige reformarse, culminar su ser federal y perfeccionar el reconocimiento de su carácter plurinacional.
No se pueden encontrar soluciones ni desde el intento de romper la unidad territorial ni desde el neocentralismo que continúa sin admitir la realidad de un país con diversidad territorial.
La salida lógica y racional del desarrollo de la España autonómica es la reforma federal del Estado.
Esto no es fácil pero tampoco es imposible. España es progresista, España es solidaria y España quiere a Cataluña.
Es posible estar a favor de España y del catalanismo….
En Cataluña es imposible ser aceptado como catalán y español.
Se ha dado cuenta el PSC?
Pues ahí están los resultados…los del PSOE serán semejantes.
Esta tontería de la plurinacionalidad se cura viajando a Cataluña y hablando con independentistas.
Porque ellos quieren la independencia (menos de la mitad) NO LO QUE HAY QUE ES SEMEJANTE A LA PLURINACIONALIDAD.
Y esos independentistas la quieren porque sencillamente se creen más listos, más guapos y más altos que los demás españoles. Allí todavía creen que en Andalucía van en alpargatas.
Y les voy a decir, yo que viví en Gerona, los catalanes con desconfiados, prejuiciosos y muy individualistas. Tienen un bajo nivel cultural. También tienen cualidades,son trabajadores y profesionales, pero no más que los demás.
Son muy materialistas y compensan su aburrida vida materialista con esa locura irracional de adhesión a Catalunya y al Barsa. Pertenecer al grupo les hace formar parte de algo superior, es como fumar porros o subirse a la montaña rusa.
Desconocían que hay peñas del Barsa fuera de Cataluña. Ese es el nivel.
Presumen de no haber sido apenas afectados en Historia por la invasión musulmana, pero el caso es que ahora cuentan con una inmigración musulmana altísima que puede convertirse en un polvorín de islamistas.
Pero el peligroso es el que se siente español y catalán.
Cuentan con la clase política más corrupta de España. Su régimen institucional es muy endeble. Les tumban las multas por no ser redactadas en castellano y ellos siguen erre que erre. Su eficacia administrativa es ridícula.
No están preparados para la independencia, y sus prisas sólo tienen una explicación, lograr la impunidad de la Justicia española a través de la independencia.
Así que el debate plurinacional es una chorrada una auténtica paja mental inservible.
Se me ocurre algún matiz, algún comentario sobre algún detalle, pero el conjunto del artículo me parece coherente con lo que debe ser la izquierda. Si la igualdad y la solidaridad son los fundamentos de la ideología de izquierda, no es admisible que los partidos y políticos de izquierda se postulen a favor del nacionalismo, pues esto es tomar partido a favor de la insolidaridad y el privilegio de unos ciudadanos sobre el resto.
Poco más que decir, que luego viene don Francisco de Goya y me riñe…
Hola Censor. Sería bueno que se organizara un encuentro entre los lectores y los articulistas, que permitiera conocernos a todos y debatir de verdad sobre las cuestiones que nos aquejan.
Lo dejo como sugerencia.
Que nadie se tome como regañina lo que son palabras de buena convivencia. Estoy seguro que lo sabes.
¿Qué opina el resto? ¿Sería interesante plantear un encuentro como el comentado al inicio del comentario?
En este país que es España que más dará si este se conserva en su totalidad unido o si por el contrario se queda fraccionado,¿que estoy diciendo?digo que en realidad este país como nación soberana ha desaparecido, guste o no guste porque España ha cedido unas competencias tales y tiene un grado de subordinación para con esta mal llamada Unión Europea que todo esto junto con su cero industria y su abismal y hondo agujero negro contable hacen que el hecho de unir las palabras nación y soberanía como descripción cierta de este país produzca una reacción a más de una persona, sobre todo si pertenece a la troika, consistente en escaparsele alguna carcajada inevitable porque,y en esto yo ya voy a dirigirme directamente al autor, a Marcelino si lo está leyendo,a usted voy hablarle Marcelino y también a otros que me lean…y seré muy gráfico, utilizaré una metáfora que ilustra el percal: imagínaros que a una persona a la que se le rompe la nevera de su casa le discutiera a su pareja o a sus hijos por coger comida congelada ya que no le agradaba todavía el descongelarla,y entonces claro, se mosquea porque lo que tenia en mente era conservar esa comida para otro día posterior, para el dia en el que acudía a comer a casa su madre- y yo con esta metáfora pregunto ¿que más dará sacar la carne o el pescado prematuramente aunque no corresponda en dicho momento si total, al estar la nevera inoperativa y sin funcionar se van a descongelar todos los alimentos almacenados irremediablemente? Es ciertamente un sin sentido- ¿Que ocurre? Pues que no se puede decir que se pirde unidad de algo cuando simplemente no existe. El estado español es como el apéndice de nuestro cuerpo, si si, en el sentido de que en algún momento se cree que pudo tener alguna función y papel en algo, pues bien esque el Estado ahora es un peso muerto a las órdenes de los mercados y la UE con esto quiero decir que no tiene el pueblo en este país ninguna oportunidad para poder utilizar en su interes al Estado cuya supuesta legítimidad emerge de él propio pueblo al que ignora y traiciona , aunque sea un Estado burgués porque mejor algún parche que nada que es lo que ahora mismo sucede ¿Ejemplo de ello? Hacer un ley ,y que se aplique realmente, contra los desahucios de gente con una sola vivienda y sin recursos, para garantizar que se cumplan los derechos humanos, eso no lo quiere el poder económico por eso no se hace